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"Los castigos siguen"

—¿Por qué no nos dejas ver?—preguntó George mientras intentaba tomar la mano de Blair.

—Si dices que no es nada malo, déjanos ver.—insistió Fred.

—Ya dije que no es nada, no molesten.—Blair salió del gran comedor ignorando los llamados de sus amigos.

Cuando despertó esa mañana se encontró a sus tres amigos mirándola fijamente, era normal que alguno de los gemelos despertase y Blair estuviera a su lado pero lo que preocupo a los tres, fue la venda que tenía la castaña en su mano. Ninguno recordaba haberla visto antes por lo que insistían una y otra vez en saber lo que ocurrió pero ella simplemente respondía diciendo que no era nada y no se preocuparan.

Blair salió de sus pensamientos cuando chocó contra alguien tirando algunos libros al suelo.

—Lo siento Blair, no te vi.—Alicia Spinnet la ayudo con sus libros y miro la venda.—¿Qué te paso?

—Nada malo, un experimento con los gemelos que salió mal, tranquila.—Alicia solo asintió. Era normal que alguno de ellos terminase con algún rasguño o corte despues de probar nuevos productos.

—Por cierto, ¿Cómo ha estado el castigo con Umbridge? ¿Qué te hizo hacer?—Blair dudo unos segundos.

—Copiar renglones.—respondió restándole importancia.

—Ah, eso no están malo, creí que sería peor.

—Lo único malo, fue ver su horrenda oficina.—dijo haciendo una mueca.

—¿Por qué lo dices?—preguntó Alicia mientras ambas se dirigían a su primera clase del día.

Blair comenzó a contarle como era el lugar, describió todo lo que vio en el y Alicia inmediatamente hizo una mueca, le comentó como se sentía la mala energía del lugar a penas entrar.

✦ • ° *.


Angelina Johnson se había enojado al saber que dos de sus mejores integrantes del equipo no asistirían el viernes a las pruebas de Guardianes. 

—Estoy castigada, Angie.—repitió por quinta vez Blair mirando a su amiga, quien mantenía el ceño fruncido.—¿Piensas que preferiría estar encerrada en un cuarto con el sapo rosa en vez de jugar Quiddicht ?

—Al menos solo es copiar renglones.—intentó animarla su hermana.—No es un castigo tan espantoso, de verdad...—Blair abrió su boca para responder pero la cerro he intercambió miradas con Harry.

Ninguno estaba seguro de porqué no les decían a sus amigos lo realmente acontecía en el despacho de Umbridge: lo único que sabían era que no quería ver sus gestos de horror, lo que haría que todo el asunto se viera peor y por lo tanto aún más difícil de enfrentar. También percibía difusamente que esto era entre ellos y Umbridge, una batalla personal de voluntades y no le iba a dar la satisfacción de oír que se lamentaban.

El segundo período de castigo fue tan malo como el primero. La piel del dorso de la mano de Blair se irritó más rápidamente y pronto estuvo roja e inflamada. Granger pensó que la herida no se mantendría cerrándose por mucho tiempo. Pronto quedaría marcada en su mano y Umbridge quizás estaría entonces satisfecha. Sin embargo, no dejo nunca escapar un quejido; desde el momento en el que entraba a la oficina hasta que era despedida, siempre después de medianoche, no decía otra cosa que no fuera "Buenas tardes" o "Buenas noches".

A pesar de todo el tiempo que perdía con ese largo castigo, sus tareas las lograba entregar completas y a tiempo. Cuando regresó a la sala común de Gryffindor, aún exhausta, en lugar de irse a la cama abrió los libros para comenzar el ensayo sobre el feldespato de Snape. Eran pasadas las dos y media cuando lo terminó. Después de eso, se tambaleó en dirección a la cama, se tendió aún vestida sobre el cobertor y cayó inmediatamente dormida.

✦ • ° *.

El jueves pasó envuelto en un halo de cansancio. Los gemelos parecían bastante soñoliento debido a que pasaban toda la madrugada con sus nuevos inventos, a los cuales en ocasiones Blair se les unía. El tercer período de castigo de Blair transcurrió de la misma manera que los anteriores dos, con la excepción de que después dedos horas la frase "No debo decir mentiras" no se desvaneció de la mano de Blair, sino que permaneció allí, rezumando gotas de sangre. La pausa en el rasguido de la pluma llamó la atención de la profesora Umbridge.

—Ah— dijo con suavidad, rodeando el escritorio para observar la mano por sí misma. —Bien. Eso ha de servirles como recordatorio, ¿no? Pueden retirarse.

—¿Tenemos que venir mañana?— Blair preguntó levantando su mochila con la mano izquierda en lugar de la dolorida derecha.

—Oh sí — dijo la profesora Umbridge, sonriendo tan ampliamente como la anterior ocasión.—Sí, creo que podemos grabar el mensaje un poco más profundo con otra tarde de trabajo— Blair nunca consideró la posibilidad de que pudiera haber en el mundo otro profesor que pudiera odiar más que a Snape, pero a medida que caminaba hacia la Torre de Gryffindor  tuvo que admitir que había hallado un fuerte contrincante. 

- Es perversa, pensó mientras se dirigía a las escaleras, Perversa, retorcida y vieja....

—¿Ron?— se detuvo de golpe, ya que casi tropezaba de bruces con Ron, que merodeaba por la sala común, empuñando su escoba. El pelirrojo dio un gran salto de sorpresa cuando vio a Blair e intentó esconder su nueva Barredora 11 detrás de la espalda. —¿Qué haces?

—Estee... nada. ¿Qué haces tú?— Blair frunció el entrecejo. 

—¡Vamos, puedes decírmelo! ¿Por qué te escondes, Ron? 

—M... Me oculto de Fred y George— dijo Ron. —Acaban de pasar con un grupo de los de primer año, apuesto a que están probando cosas en ellos de nuevo. Quiero decir, no pueden hacerlo en la sala común ahora, no con Hermione por ahí.— Ron hablaba con rapidez, afiebradamente.

—Les dije claramente que dejarán en paz a los de primero.—la castaña rodó los ojos y luego miro a Ron fijamente.—Pero por qué tienes tu escoba, no habrás estado volando a esta hora, ¿o si?— inquirió curiosa. 

—Yo, bien.... bueno voy a decírtelo, pero no te rías, ¿de acuerdo?— dijo Ron a la defensiva, ruborizándose a cada momento. —Pensé, pensé que debería postularme para Guardián de Gryffindor, ahora que tengo una escoba decente. Ahí lo tienes, ríete.

—No me estoy riendo—dijo Blair y sonrió, Ron pestañó. —¡Es una idea brillante! ¡Estaría muy bien si logras entrar en el equipo! Nunca te he visto jugando como Guardián, ¿Eres bueno? 

—No soy malo—dijo Ron, que parecía inmensamente aliviado ante la reacción de la castaña.— Charlie, Fred y George siempre me dejaba de guardián cuando entrenaban en vacaciones.

—¿Entonces, has estado practicando esta noche?

—Todas las tardes desde el martes... Aunque en solitario. He estado tratando de encantar Quaffles para que vuelen hacia mí, pero no ha sido fácil y no sé cuanto me haya ayudado— Ron parecía nervioso. —Fred y George van a reírse hasta la locura cuando me presente a las pruebas. No han dejado de fastidiarme desde que me nombraron prefecto.

—Si quieres puedo ayudarte.—se ofreció Blair.

—¿Enserio?—los ojos de Ron brillaron.

—Si claro,—ella sonrió.—Mañana al mediodía, mientras el resto almuerza, ¿Qué dices?. Así nadie nos molesta.

—¿Perderme el almuerzo...?—Ron dudo y Blair soltó una pequeña risita.—Esta bien, aceptó. 

—Bien, descansa Ron. Te veo mañana.—éste asintió y cada uno se dirigió hacía sus respectivas habitaciones.

𝕱𝖔𝖗𝖊𝖛𝖊𝖗 𝖆𝖓𝖉 𝖆𝖑𝖜𝖆𝖞𝖘 | ʙᴡWhere stories live. Discover now