T r e i n t a y s i e t e.

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Consideré que la leche de avena era un buen sustituto para lo que me había pedido mi madre, había recordado que el departamento estaba bastante sucio y mi cuarto desordenado por lo que probablemente eso era lo que la enfadaría más. Mi madre me ayuda pagando el departamento, lo hace con la condición de que no considere ni siquiera la idea de mudarme a la residencia. 

Felizmente encontré el letrero de aviso de Alex a los pocos días de estar llevando mis documentos para mi admisión. Como un golpe de suerte. Yo tampoco deseaba volver a alguna.

Ya el sol se estaba queriendo ocultar, por lo que podría calcular que deberían ser las cuatro de la tarde aproximadamente. Mi teléfono, como digno compañero, se encontraba apagado por milésima vez en la semana, eso me hizo recordar la oferta de mi mamá. Quizás no es tan mala idea ir mañana por uno nuevo.

Deslice las llaves de mi departamento al llegar y empuje la puerta para ingresar al notar que había algún objeto trabando mi ingreso. Force un par de veces más y decidí tocar con los nudillos de la mano para que alguien viniera a auxiliar.

— ¡Un segundo! — Alex dijo mientras se acercaba corriendo, jalando un objeto que aún no pude identificar por estar afuera.

— ¿Qué pasó? — Dije mientras sacaba las llaves, sin recibir respuesta, unos tacones aguja acercándose a la entrada fueron suficiente como para identificar que era lo que se encontraba trabando mi ingreso, eran las maletas de mi madre. Había llegado sin avisar.

Fiel a su estilo, se recostó en el borde de la encimara delicadamente en dirección a mi mientras sostenía una copa de vino. Espero que Alex le hubiera dado el que tenía guardado en la parte alta del bar y no el barato que nos gusta más. Ese, fue un presente de mi madre inquiriendo en que debía aprender a catar vino y tener mejores gustos, pero, decidí guardarlo solo para usarlo cuando decidiera hacer acto de presencia aquí.

—Tu madre llego de sorpresa. —Alex me comentó intentando mantener una postura normal con una sonrisa dura para así esconder los nervios que tenía al estar a lado de ella a solas por lo menos cinco minutos mientras me ayudaba a retirar la maleta de la entrada.

— Hola Alisse. — Me saludo de lejos, para luego dirigir su cabeza hacia un pequeño bulto entre ropa y mantas que estaban regadas por toda la casa. Era obvio que Alex en un intento de desesperación junto todo y lo avento al primer lugar que supuso que era un punto ciego para ella, fallando completamente.

— Hola mamá. No me llamaste para que pida pedir un taxi para ti. — Aproveche en jalar la maleta para así no chocar con su mirada y la obvia insinuación que deseaba hacer sobre la limpieza del departamento. Estoy a un ochenta porciento segura que me lo volverá a decir en la noche unas tres veces mínimo antes de cerrar los ojos.

— No era necesario, total, conozco la dirección. ¿Te olvidas que soy yo la que lo está pagando? — Comento con un toque de risa sarcástico al final. Apreté mi labio ante su comentario, era cierto, ella lo pagaba y quizás lo dijo intentando hacer una broma respecto a eso pero a veces siento que las confunde con su personalidad y parecen más diálogos o pensamientos salidos netamente de su cabeza.

Deje la leche en el estante mientras ordenaba un poco la cocina. Seguía sin responderle, esta vez intentaría llevar todo por la paz, considero que en estos momentos el estrés en mi vida estaba en un pico alto, por lo que mi madre en el departamento no era de vital importancia.

— ¿Deseas dormir en mi habitación? Puedo ordenarla de manera rapida, solo se encuentra desorganizada más no sucia.

— Espera. ¿Esa no es la leche de coco? — Menciono apuntando con el dedo al empaque que estaba retirando de la bolsa para poder guardarlo—

EDÉN.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora