V e i n t i s é i s .

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Ethan asintió obediente y procedió a retirarse de la habitación, esta que estaba alumbrada por luces amarillas normales y corrientes a diferente a las de de colores de abajo. El ambiente era una mezcla entre la modernidad y la antigüedad de la infraestructura de la casona. Los detalles en los marcos de la puerta de manera en contra del sofá enorme en forma de cuadrado que abordaba la primera mitad de un sobrio color negro y de cuero. Un par de equipos electrónicos, computadoras.

Podría decir que era un lugar acogedor al estar casi completamente alejado de todo el bullicio y griterío.

— ¿Y se puede saber por qué yo estoy aquí? — Exclamé a la defensiva en contra de él, que se encontraba apoyado en el escritorio del frente con un vaso de Whisky carcajeante. — Este no es tu circo y yo no soy tu payaso. —Estire mi dedo y gire sobre mis talones para proceder a salir, no sin antes tambalear un poco de forma accidental. Apreté el puño al darme cuenta que por todo el ajetreó de mi cuerpo al estar prácticamente en el aire gracias al 1.87 del querido amigo Ethan había flaqueado, reconociendo un bufido en forma de burla a mis espaldas.

— ¿Qué pasa Smith? ¿Te intimida estar un par de segundos conmigo en una habitación? Tranquila, les pasa a muchas de ustedes.

El suelo crujió bajo los pasos de Evan hasta lograr una proximidad conmigo. Estiró el brazo descaradamente hacia mis mechones rebeldes de cabello y me los acomodó. Casi podría compararlo con el toque de Lucas de hace un par de horas, pero las sensaciones que me despertaban eran totalmente diferentes.

— Pero —Hizo una pequeña pausa para humedecer su labio inferior con la punta de la lengua — no eres mi tipo Bambi. Estás aquí porqué a parte de ser un peligro bota bebidas para mis asistentes, eres un peligro para ti misma. Así que esperaré que el drama de medio pelo de tu querida amiga y James — Sostuvo el vaso a la altura de su rostro mientras miraba hacia una esquina rebuscando mentalmente la palabra para continuar— Que del cual por cierto, estoy completamente decepcionado. En fin —Suspiró— vengan por ti.

Tuve que contenerme de explotar con miles de palabras que cruzaban por mi mente en total celeridad mientras lo observaba hablar.

— Tengo escaleras y serpientes por si quieres. Ah y también Ludo. No sé, es más para ti, son los únicos juegos que tengo para menores de dieciocho y le gustan a mi sobrino. Al menos que desees alguno
de otro tipo —Propuso campante en doble sentido.

— ¿Así que crees que no podría aguantar en este lugar por no encajar? — Ataqué ante su inútil intento de minimizarme.

El silenció coronó el salón como señal de respuesta. Busque un reloj con la vista y al darme cuenta de que recién iban a ser las tres de la mañana. Aún era buena hora para poder continuar la fiesta y no iba a permitirme arruinarla para nada.

Regocije al percibir que desafiarlo a él y a mi misma me causa una especie de placer desconocido. Ahora, era la confianza de él que flaqueaba por un mínimo instante al observarme acercarme a él.

— Puedes quedarte aquí tú. — Susurré a escasos centímetros de su rostro, mi pecho subia y bajaba de forma intensa por toda la tensión que estábamos brotando, ladeé la cabeza hacia su vaso lleno de alcohol, quitándosela de manera delicada. Cerré los ojos considerando mi decisión mientras bebía el contenido de manera criminal. Me limpié los labios con el pulgar de mi mano para luego succionarlo ante la pequeña humedad que dejó el cristal en este, repose el recipiente en la esquina del escritorio y caminé envalentonada hasta la puerta.

Intenté mover la manija un par de veces hasta que noté que el acceso estaba denegado porque se necesitaba tanto un código para entrar como para salir. Me mantuve de espaldas observando fijamente la puerta a espera de su respuesta ante lo obvio.

— 1972. — Se escucho a mis espaldas. En menos de lo que pude procesarlo ya me encontraba caminando hacia la zona general.

Todo se encontraba a mi favor, mi ánimo se relacionaba al ambiente junto con las personas revoloteando con una canción de electrónica de una famosa película de una fiesta.

Habían transcurrido sucesos suficientes como para poder marcharme a casa tranquila, pero no era algo que honestamente deseaba, bajé las escaleras y observé a un par de mujeres bailando en la barra al grito del público, totalmente extasiados.

Esta era la gran diferencia horaria de las que todos reconocen en cualquier fiesta, la gente de la una de la mañana no es la misma que de las tres, y vivirlo por primera vez me emocionaba ridículamente. Giré la cabeza y Evan se encontraba en medio del balcón del segundo piso que permitía la vista a casi toda la zona general con las manos a la altura del pecho desafiante.

Una chica captó mi atención acercándose a mi bailando y con una pistola de que disparaba chorro.

— Bebe, bebe, bebe. —Gritaba mientras los demás caían en coro indicando que tenia que aceptar lo que sea que proviniera de esa arma de plástico.

Accedí gustosa sin despegar la mirada a Evan. Bebiendo lo ofrecido, agradeciendo al universo que esta se encontrara mezclada con alguna bebida dulce lo que hizo que fuera más fácil. Me sorprendía que el alcohol tardará más de lo usual en hacer efecto en mi cuerpo o quizás ya llevo las copas suficientes como para dejar de medirlo. Producto del disparo de la pistola mojé un poco mi pecho, intentando limpiarme torpemente entre risas.

— ¿Alisse? —Una voz en medio de la gente se hizo notar. Era Stephen, quien se encontraba sosteniendo un par de lentes de temática y dos cervezas. — ¿Por qué no respondías el teléfono?

— Lo siento, se me apago, este problema de batería. Ugh. —Mi débil intento por hacerme escuchar fueron saboteados por la misma chica del vestido fucsia, quien me arrebato para guiarme a la barra en donde se encontraban otras más bailando encima de esta.

Me encontraba acalorada, la sangre y adrenalina eran mis fieles compañeras en este momento. Mi mejor amiga no tenía ni idea de donde se encontraba pero era muy tarde como para arrepentirme, a Stephen sin dudar siguió mis pasos mientras me alentaba de igual manera.

¿A caso quieres que te conozcan como una cobarde Alisse desconocida y borracha?

— No. —Susurré divertida en respuesta a mi pensamiento.

— ¿Perdona? — La pelirroja se me acerco pensando que había dicho algo para ella.

Carcajee y negué con la cabeza divertida. El público ovacionaba feliz por cada chica que subía, era como una bienvenida en medio de silbidos divertidos. Llego mi turno de subir y sosteniendo el brazo de una de las que se encontraban arriba, logré tomar impulso de manera algo torpe. Los silbidos aumentaron inmediatamente subí.

La chica de faldas largas que odiaba ser el centro de atención porque por un tiempo no se sentía demasiado bonita como para creerlo.

La chica por la cual su primer novio la dejo por una de las más populares después de humillarla una y mil veces hasta lograr destruirla aprovechándose de que mi madre prácticamente firmo un matrimonio mentalmente.

La chica que estudiaba los sábados e iba los domingos con su madre a la iglesia y a hacer compras a pesar que hubiera deseado pasar de la media noche en alguna fiesta.

Pursuits Of Happiness se reproducía a todo volumen, lleve mis manos a la altura de mi cabello, moviéndome de izquierda a derecha delicadamente como lo observé en la misma película, comencé a darle al publico lo que quería. Todo las reglas morales que había conocido en algún momento y las tenia memorizadas en mi cabeza con la voz de mi madre y de algunas personas más se desvanecieron.  Las chicas con pistolas se ubicaron debajo de nosotras y empezaron a grabarnos, cada una ubicada en la barra de movían de manera sensual demostrando que contaban con la experiencia y práctica suficiente. Cerré los ojos y eleve los brazos para luego bajarlos y soltarme la coleta.

Al sentirme así, nada podía salir mal.

EDÉN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora