O n c e.

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Muerdo mí labio al notar que se aleja para encontrarse con aquel sujeto. 

No me queda más que obedecer y seguirlo, todos se encuentran rondando por ahí, incluido a los que había conocido hace un par de minutos atrás. 

La cantidad de alcohol en la mesa es totalmente descabellante. Todas apretadas, rozando el borde amenazando con caerse.

 Si llegará a vender dos de esas, podría pagar una renta del departamento.

Sorbo. 

Automáticamente. 

No me había puesto a pensar que quizás este trago, solo este pequeño trago pueda valer el escritorio de mi habitación.

Cruzamos a lo que es una amplia habitación, hay rastros de los fierros de una mampara. Aquí la música se siente con menos intensidad como en las otras áreas. Solo hay un sillón largo de color rojo. En una esquina se encontraban dos mujeres, una en el regazo de la otra, como si nadie las mirará. La excitación de algunos presentes se podía reflejar en el rostro, brotaba la sensualidad entre sus besos y sus caricias. Algunos chicos se llevaban la mano de manera inconsciente a la altura de su miembro intentando ocultar su erección. A lado se encontraban Connor y Michael.

Por toda la impresión me había olvidado de su existencia en este lugar. 

Ambos se encontraban conversando a lado del show como si fuera lo más normal del mundo. El estomago se sigue revolviendo un poco por las impresiones.

Ashley se encontraba en el mismo sillón, sentada en el regazo de aquel sujeto que nos ofreció la invitación. Ahora que lo tenía un poco más cerca pude apreciarlo un con calma. Vaqueros oscuros, parecidos a los de nuestro primer encuentro. Camiseta gris en cuello V. La tela era de algodón delgado, logrando transparentar la tinta que llevaba en la piel. El cambio de luces según el beat de las canciones lograban que no fueran totalmente claros como para valorarlos un poco más.

Un par de personas también estaban ubicados, pero no me tomé la molestia de registrarlos. Mi atención quedo completa para aquel hombre, una mezcla de rabia y desorientación subía hacia mi cabeza.

 Ya no debía beber más.

— Heyyy. —Michael me sonríe al notar mi presencia, sus dientes son totalmente blancos, dignos de una revista de salón de espera de dentista.

— Hola tú de nuevo. — Me revuelvo un poco nerviosa, paso una mano ordenando los mechones rebeldes que incomodaban mi rostro. Todos los demás se encontraban parados, algunos bailado, otros drogados. En resumen, cada persona en su propio mundo. Es como si fuera un grupo de autoridad aquí, eso reflejaban en sus actitudes.

— No sabía que tocaba catequesis el día de hoy. — La voz ronca que altera mis sentidos pronuncio, burlándose de mi vestimenta repasando lentamente cada prenda mía. Ashley se une rodando un poco su cuerpo sin despegar ninguna mano de él.

— Déjala Evan. — Me defendió el rubio reprimiendo sus labios— Es la primera vez que viene acá. — Fiel desobediente a mi sentido común por el nerviosismo, bebo.

— Es de primer semestre. — Destaca Connor, mirándolo a Evan fijamente. No entiendo porqué tienen que resaltar eso en la conversación, tampoco es que tuviera tres ojos en el rostro.

« Espera. ¿Evan? »

Mi mente se paraliza por un segundo, retrocediendo a la escena en esa habitación.

Era obvio, como no lo pude ver.

Él era Evan.

Evan, el de la profesora. El de la invitación.

Se estuvo burlando totalmente de mí al negar la presencia de él mismo. Siento como la corriente de calor por la cólera comienza a subir cada vez más, la garganta se me seca y mi mi mente viaja hasta esos momentos como si fuera un flashback.

Su juego del ratón y ratón funciono totalmente y cuantas veces más lo habrá aplicado.

Mi respiración se acelera. Evan vuelve a posar su mirada en mí al darse cuenta de mi gestos, Ashley le susurra algo al oido y carcajea ligeramente.

— Venga. Te vamos a dar la iniciación como debe de ser — Connor interrumpe, colándose al frente mío con un chupito de diferente tonos de color en la mano. El juego de luces logra que no pueda fijar el primero que debe ser entre un verde o azul— Tu primer veneno.

— ¿Veneno? — Pregunto ligeramente intimidada. No tenía ni idea de cómo actuar ante la situación. Quizás sus amigos eran igual de idiotas que él.

— Sí, el trago de iniciación — Comenta orgulloso — me parece una falta de respeto que James te haya dado un cuba y no un veneno. — Su rostro de expectativa combinado con la altura del vaso no me convencía por completo.

¿Quién puede aceptar tomar un veneno ofrecido por un alguien que acabo de conocer hace solo una hora?

— Pero si ese vaso ya parece café. — Connor inquiere — Te prometo que es solo este. Y yo no le doy la bienvenida a nadie tan fácil — Añadió extendiendo su sonrisa.

— Para ya Connor. ¿Qué no la ves?. Mejor enséñale la salida para que pueda llegar a ver Juego de Gemelas a tiempo. — Ashley acerca su rostro hacia nosotros sin zafarse del regazo.

Los pocos que estaban atento a la situación sentían al igual que yo la tensión que aplicaba Ashley sobre Connor, tanto que parece que sus ojos fueran a reventar.

Connor giró su cuerpo, esquivando total contacto con ella. Evan elevó una mano en señal de defensa para poder zafar del problema para luego dirigir su mirada a una rubia que se lo almorzaba con la mirada casi por la entrada de la habitación.

— Deja ya. — Evan arrojo al aire mirando hacia otro lado mientras se raspaba la barbilla.

— Tomaré uno ¿Vale? — Acepte recibiendo el trago en otra mano libre que tengo inmediatamente poseída por la cólera del descaro de ese hombre. La acero ligeramente a mi inhalando para tener alguna idea pero no puedo reconocerlo. Trago saliva y cuento mentalmente.

"Nunca aceptes tragos de desconocidos"

Uno.

Dos.

Tres.

Lo siento mamá.

EDÉN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora