V e i n t e.

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Stephen aceptó encontrarse conmigo media hora antes de la junta. Felizmente mi tobillo se encontraba en una situación que me permitía poder dar pequeños trajines. Al momento de ingresar él pidió un americano normal con edulcorante, y yo un café helado con leche de coco, caramelo y crema batida para terminar. Un golpe para mis arterias, como me lo recrimino él.

Estábamos conversando acerca de algunas ideas que podíamos proponer para el evento, tales como decoración, organización de mesa y todo lo que superficialmente podíamos acordar entre nosotros.

— Por cierto. — Stephen dio un sorbo a su café para aclarar la garganta — ¿No te parece super extraño que haya llegado la policía al —Bajo la voz casi a un susurró— Edén?

Stephen sabía sobre lo sucedido a grandes rasgos, en lo poco que tuve comunicación con él en mi periodo de descanso, pero era obvio que no era la única en ese lugar con la información general sobre la policía. Me convencí que mientras menos personas sepan sobre lo ocurrido conmigo, todo volvería a la normalidad en mi entorno rápidamente.

— Hmm... —Hice un sonido mientras pensaba en la pregunta— Nop. —Respondí segura— Es un lugar que probablemente sea ilegal, estoy seguro que totalmente normal aquí y en todo el mundo que intervengan lugares peligrosamente clandestinos.

— Ay, Alisse. A veces se me olvida que eres novata. — Comenta Stephen divertido — Lo que me refiero es que aquí las cosas no funcionan como uno cree. Es super obvio, empezando por lo que todo el mundo sabe sobre Eva...

Entrecerre los ojos al percatarme que la decisión que había tomado hace un par de minutos no iba a ser tan efectiva si es que le daba cuerda a la conversación. Personalmente, no me interesa sobre aquél lugar y lo que lo rodea. O de eso intentaba establecerme.

— ¡Al! — Exclama una voz conocida desde la altura del mostrador mientras recibía su orden.

Levanto la mirada al momento que la reconozco.

Bingo.

Salvada por la campana.

— Alex — Sonrío ampliamente al verla pero inmediatamente apago el rostro al notarla con los ojos inyectados en sangre— ¿Qué pasa? ¿por qué estas llorando?

Alex se llevo el dorso de la mano que sostenía su paquete de lo que supongo era un pequeño panecillo y entrecerró los ojos mirando hacia un lado intentando tranquilizarse antes de poder responder a mi pregunta.

— ¿Por qué no me respondes? He intentado contactarte desde hace un par de horas.

Sorprendida ante su ataque, saque mi teléfono para verificar si habían llamadas perdidas y en efecto, no las recibí porque estaba apagado, la batería no me estaba durando absolutamente nada pero no podía pensar en uno nuevo por el momento.

— James no me responde las llamadas hace días. Ni siquiera sé lo que sucedió. Osea, prefiero que me corte de una manera valiente, no así. ¿Cuantos años tiene? —Su tono de voz se quebró conforme avanzaba la oración.

Stephen estiro su mano y palmoteo el cojín que estaba ubicado al frente de nosotras, invitándola a sentarse. Alex sin dudarlo acepto y mientras abría la bolsa con lo que resulto ser varios panecillo.

— Se supone que el día de ayer nos íbamos a encontrar para poder ir a cenar después de mi clase de yoga, claro y también después de haberlo bombardeado de mensajes, pero no me responde hoy. He intentado mantener la calma pensando que quizás estaba ocupado. Pero desde el día que Michael te dejo en la casa se ha estado comportando de una manera extraña. —Termina en una mezcla de gestos de indignación y la boca llena de migas.

Encogí mi rostro al escucharla pero no me anime a corregirla, iría en contra con la idea de mantenerme firme en la decisión de evitar toda relación con Evan.

— Alex. Estoy segura de que debe haber sucedido algo. Guarda un poco la calma, quizás ha estado ocupado. Sé cuanto te quiere, debe haber sido algo serio. - Coloque la mano a la altura de la rodilla y le di un apretón de manos— ¿Has sido clara con él en los mensajes?

Alex asintió con la cabeza para luego darle sorbos a mi café y así poder refrescar su garganta.

— Sí, le he pedido que me explique si ha pasado algo y ya en los últimos que es un imbécil, que no me vuelva a llamar y que no quiero que venga a buscarme. — Dice en tono firme— Pero ni eso responde —Termina cabizbaja—

— Cariño. Ahora espero que sea cierto lo que dices, porque nadie debe desaprovechar la oportunidad de poder tener a tu novia en pantalones de yoga. — Stephan sonríe y logra que Alex cambie un poco es rostro caído

— Steph, Alex. — Lo presente irónicamente rodando los ojos divertida. Esto era lo que quizás necesitaba ella, me sentía mal de no haber correspondido sus llamadas de urgencias pero estoy segura que habernos encontrado aquí con Stephen eran un par de caricias a la autoestima para volver a ser ella misma en un abrir y cerrar de ojos.

— Ahora lo que vas a hacer tú, es este fin de semana vas a ponerte el mejor atuendo que tengas en tu armario, unos tacones que griten tu soltería y sobre todo, sin bragas.

Stephen propone demasiado alto, tanto que algunos comensales voltean a confirmar si lo que escucharon es correcto. Trato de ocultar el color de mis mejillas por la vergüenza y no puedo evitar propinarle un codazo entre nuestras carcajadas.

— Venga, Alisse, me encanta este amigo tuyo que tiene algo de razón. — Cierra la bolsa de pastelitos y se limpia con la muñeca— No voy a darle el lujo de quedarme aquí derrotada por un imbécil que no sabe lo que quiere.

Mientras la montaña rusa de emociones Alex se acomodaba el cabello y limpiaba sus lagrimas pasando a la risa de manera rápida, la alarma del celular de Stephen sonó.

— Oh, nena, tenemos junta. Vamos o llegamos tarde. — Dijo, mientras acomodaba sus cosas.

Giré en dirección a Alex y ella con un gesto me indico que todo estaba bien. Insistí en quedame con ella a hacerle compañera pero se levantó con nosotros y en la puerta se despidió de mí, diciéndome que me veía en casa y que me espera para conversar.

Mi mente no se encontraba totalmente tranquila. Iniciando con Alex y su repentino rompimiento con James, el cual no me terminaba de encajar. ¿Es posible que pueda desaparecer como si nada? En este último mes, los he visto prácticamente conviviendo.

No puedo negar que también siento un poco de culpa bajo la idea de que quizás se deba por la manera en que le hable al momento que regrese de la clínica y lo encontré en la recepción. Las teorías seguían formulando en mi cabeza, fingiendo observar la lista.

— Hey. — Stephen posa su mano por encima de mi carpeta — ¿Estás bien?

— Lo siento —Suspiro— He estado pensando en los diseños azul de las mesas. — Respondo en susurro haciendo un ademan con la mano señalando las hojas en mi mesa.

— ¿Eres muy obvia, lo sabias? —Negó con la cabeza— Mira. — Señaló el asiento que se ubicaba al inicio de la sala— No ha venido Ashley.

Ladeo mi cabeza hacia ambos lados para confirmar lo dicho de aquél rubio. Según tenía entendido es muy difícil que Ashley, o el lado bueno de su personalidad, no faltara a ninguna de estas organizaciones.

— Debe haber pasado algo interesante como para que no pueda asistir.

— Quizás solo está enferma y ya. No hay mucho misterio. Hasta doña perfección merece que se le afloje el estomago por alguna comida mala. — Apreté las mejillas intentando disimular mi incomodidad por no saber que responder.

— ¿Estás preocupada por el tema de Alex, no? — Stephen bajo la voz. No fue necesario responderle, el silencio que hice intentado explicar mis dudas respondió por mi.

EDÉN.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon