D i e c i s i e t e.

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Una vez las puertas de la clínica se deslizaron el aire se me corto completamente.

Al frente mio.

En la entrada.

No se encontraba Alex, ni James.

Eran Evan, acompañado de Michael.

Mi cuerpo se tensó automáticamente como respuesta al observarlo parado y apoyado en la puerta de la camioneta, lucía totalmente relajado, como si no hubiera sucedido nada, su cabello se encontraba aún mojado, sacó la rápida conclusión que tomo una ducha antes de venir, bueno, después de todo yo también moriría por una.

Vestía unos vaqueros oscuros que lucían desgastados logrando combinar con una camisa en cuello V de color gris.

¿Es qué siempre usa tonos neutros?

Me miró fijamente y arqueo una ceja al ver al a Lucas deslizando la silla hacia ellos. Miró hacia un costado, intentado aferrarme a la pequeña esperanza que Alex o James se encontrará pero nada, se esfuma mientras dábamos cada paso, acercándome a ellos. 

Mi corazón latía cada vez con más fuerza, quería gritarle que se detuviera y me llevará dentro de nuevo porque estaba al borde de un pequeño infarto.

— Hey, marmota. — Michael interrumpió saludándome alegre, se ubicaba unos pasos más adelante de Evan, con una actitud totalmente obviamente diferente y las manos en los bolsillos.

Relamí mis labios y tragué saliva.

— Hola Michael. — Salude una vez terminada la pequeña sombra que brindaba el pasillo de entrada de la clínica, apoyé una mano en el brazo de la silla de ruedas, intentando hacerme sombra con la mano y tapando un poco de mi vista hacia Evan.

Todos se encontraban luciendo completamente pulcros, Michael contaba con los vaqueros del día de ayer pero con otra camiseta, creo que cualquiera en este momento podría lucir mejor que yo.

— Aquí no se puede fumar. — Lucas se dirigió al ojiverde al notar sus intenciones con aquel cigarrillo que sujetaba entre los dedo.

Evan levantó la mirada hacia mi y luego la volvió hacia él. No sé si es por el efecto de las pastillas pero todo sucedió bajo mi percepción en cámara lenta. Saco el cigarro de su boca entre pequeñas carcajadas irónicas, sin despejar la vista de mi acompañante, para luego rodear los ojos. A pesar de que los rayos de sol se encontraban en plena hora, era imposible ocultar la molestia que destilaba al obedecer aquella orden.

— ¿Son tus amigos? — Me pregunto en voz baja, mirándome un poco desconcertado ante la extrañeza y la frialdad de aquel sujeto.

Asentí sin ganas de añadir nada más, no me encontraba de ánimos de brindarle explicaciones que probablemente yo tampoco entendía. Michael se acerco con intenciones de dirigir la silla hacia el carro pero Lucas, en su intento de disimular su mala espina respecto a ellos le brindo un gesto dejando claro que él se encargaba. Al rubio, no lo quedo más que abrir la puerta trasera del asiento derrotado ante su intento de buena acción.

Evan, fiel a su estilo, ingresó a la puerta del copiloto sin ni siquiera dirigirse a nosotros mientras El Salvador me reposaba en el asiento trasero.

— Recuerda, reposo absoluto y nada de películas de Indiana Jones. —Cerro la puerta suavemente, con una sonrisa enmarcada. Michael, ya se encontraba en el asiento del copiloto abrochándose el cinturón.

Sin entender bien la situación, trate de disimular con una sonrisa el estado inquietante en el que estaba a punto de ingresar, estaba en una camioneta con dos chicos parcialmente desconocidos a punto de ser conducida a mi departamento. Y no olvidemos que ayer borracha le arroje una bebida a uno antes de ser atropellada por una estampida de mamuts. Vaya día.

Debo reconocer que los vagos intentos de chistes de Lucas me causan gracia en este momento.

El ruido del motor se hizo presente indicando que el carro se encontraba prendido.

— Eh, Alisse. — Lucas retomo mi atención, volteé a mirarlo interrogante.

Evan, pisó el acelerador de manera tosca, fundiendolo completamente y así logrando de manera intensa interrumpir el intento de pregunta que intentaban realizarme por la clara bulla. Clave mi vista en el retrovisor inmediatamente, confortando su mirada de manera fija. Una pequeña sonrisa burlona intentaba dejarse ver, perdiendo los inútiles intento de lograr disimularla.

El sonido de la ambulancia resonó a lo lejos, por lo que sin pronunciar ni una palabra más, Lucas me dedico una amable sonrisa como una derrotada despedida y siguió su camino de vuelta a la entrada del hospital.

— ¿Te encuentras bien? — Michael inició rompiendo el ambiente tenso en el cual nos estábamos dejando envolver.

— Sí, felizmente no fue nada que sea grave —Estiré un poco más el tobillo de manera tímida logrando descansar todo mi peso a espaldas contra la puerta— Igual tal y como lo dijo Lucas, tengo que mantener el reposo absoluto. — El olor a lavanda me abrazaba de manera agradable. A diferencia del carro de James, este se encontraba totalmente pulcro.

— ¿Lucas? — Pregunta el rubio curioso, intercambiando miradas conmigo a través del retrovisor esperando mi respuesta.

Al oír su nombre, lo busqué con la mirada. Se encontraba a poca distancia preparándose para atender la emergencia. Sonreí ante lo atractivo que se veía analizando cada uno de sus gestos de manera obvia.

De pronto, la luna se subió de manera rápida hasta anular mi vista por las lunas polarizadas.

Ugh.

Pero que ánimos de fastidiar. Quién lo invitó, si no deseaba no tenía porqué venir pero no es justo que no me deje fantasear con aquél adonis. 

Rodé los ojos y me crucé de brazos, regresando a mi posición inicial.

— Ah, sí. — Retomé la charla con Michael— El doctor Adams, se llama así. —Levanté mi pie y lo deslice despacio a través de todo el asiento de cuero, provocando que pequeños pedazos de tierra seca que se encontraban en mi zapatilla, se repartieran entre el suelo y el ambiente.

— Ah. — Concluyó en respuesta a mi comentario. Al parecer no se había dado cuenta de lo que había hecho de forma total y completamente intencional. Mordí ligeramente mi labio y me concentré el observar el paisaje que se notaba de manera ligera gracias a las lunas oscuras.

— ¿Alex? — Pregunté seria, sin desviar la mirada. La clínica no quedaba tan lejos de la universidad, por lo que tampoco sería de mi departamento.

Michael giro sobre el asiento y abrió los ojos al ver el estado del asiento. Intento decir algo pero desvío la mirada hacia Evan. Hasta una molécula microscópica de polvo se haría notar, este auto va más limpio que yo y todas las duchas que he tomado en toda mi vida.

— Eh.. No pudo venir. — Sonrío incomodo rascándose el cuello como un reflejo.

Pobre, seguro piensa que lo he hecho sin ninguna intención de fastidiar.

Hice un pequeño sonido en respuesta a su comentario y dirigí mi mirada hacia Evan, esperando que notara mi accionar. Pero todo negativo, no había señal de respuesta era como si no existiera en este asiento trasero, tanto, que si no fuera por Michael dudaría de mi existencia.


EDÉN.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora