D i e c i o c h o.

892 96 4
                                    


Conforme avanzábamos en el trayecto, observarlo se tornaba una curiosidad difícil de resistir.

Ya hace un buen rato que el sonido de la música nos arrullaba.

Consideraba cada cinco minutos la idea de voltear a verlo una vez más, luchando entre mi pensamiento coherente y el ingenuo. Vaya, es un poco ridículo tener que exponerme mentalmente a no mirar a un chico pero realmente este me causa un tipo de nerviosismo que no logro entender fácilmente. A él y a mis ganas de examinarlo. Mordí mi labio ligeramente al ver que mi batalla por mantener la cordura no iba a durar mucho. Fije mi mirada a penas se lo permití a mi cerebro, atacando visualmente en la luna que se encontraba al frente mío para poco a poco alternarla al asiento en el cual se encontraba Evan y así pasar disimuladamente.

Este, se encontraba con la guardia baja y era muy poco probable que se diera cuenta de mis intenciones. Encogí los hombros ligeramente deslizándome un poco más abajo que mi posición inicial, así, el respaldar del asiento del copiloto me cubriría, deje mi curiosidad a rienda suelta, empezando a labrar un mapa mental desde el inicio de sus tatuajes.

El bordado de la camiseta se deslizaba de manera juguetona contra su piel, de arriba a abajo, producto del movimiento que realizaba al mover la palanca de cambios, dejando a relucir traviesamente en las costillas unas pequeñas alas en la izquierda que se combinaban con un signo infinito a la derecha.

La tela de la misma, me regalaba una pequeña idea de los demás tatuajes que estaban por los hombros, transparentándolos ligeramente pero no lo suficiente como para identificarlos.

Un escorpión mediano bien trazado debajo de una linea que rodeaba todo el brazo izquierdo fue lo siguiente que percaté. 

Haciendo un repaso mental, vamos una rosa en el pecho, un nombre en un idioma que será el árabe a la altura de la clavícula, las alas en las costillas con el termino infinito, una linea que bordea todo el brazo y un escorpión. Esos son todos los que pude rescatar, tengo el vago recuerdo de haberle vistos otros en el brazo derecho pero no los recuerdo y tampoco puedo verlos en este momento.

Me imagino de nuevo el olor de su piel, como será de agradable sentir su tacto de una manera más profunda. ¿Cómo será la textura de los poros de la piel tatuadas? ¿diferente? ¿más suave o  más duro?

¿Tendrán significado?

Mi cuerpo reacciona dirigiéndome pensamientos que no son costumbre para mi. Ni siquiera con Chris, mi ex novio.

Cierro los ojos e intento calmar las ansias sobre mis pensamientos hacia él.

No me percaté el momento en el Morfeo me tomo como prisionera una vez más. Me levanté asustada por el sonido del freno de manos volviendo a su lugar. Desorientada, parpadee un par de veces apoyándome con las muñecas para levantar mi peso.

— ¿Y Michael? — Pregunté con voz ronca al ver que el rubio ya no se encontraba con nosotros.

Me lleve las manos hacia mi cabello y lentamente me hice una coleta para poder calmar la temperatura de mi cuerpo antes de salir del auto. Mi pecho se encontraba un poco transpirado por haber dormido en un ambiente cálido. Observe el barro seco que estaba totalmente disperso por todo el carro junto con manchas de pisadas de pie contra el asiento y polvo en la alfombra.

— Baja. — Dijo Evan, manteniendo el típico tono de voz frío característico en él.

Desvié mi mirada hacia su brazo totalmente tenso por la fuerza que se encontraba aplicando contra el timón. La vena de su cuello estaba totalmente marcada. Las facciones de su rostro eran duras, sin ninguna pizca de expresión.

Fruncí el ceño y negué con la cabeza algo desorientada. Aún me encontraba un poco caliente y me preocupaba el choque de temperatura pero notarlo así fue un golpe de realidad ante mis pensamientos ilusos, por un momento me deje llevar por la reacción de mi cuerpo ante el toque de su tacto. Pensé que quizás ese pequeño momento de adrenalina aunque sea..

¡Basta Alisse!

¿Qué estabas pensando?

Este tío debe tener mil aventuras más interesantes que tú y la encerrada del closet. El exceso de tiempo libre en la clínica quizá te había carcomido la cabeza y lo peor de todo es que ni siquiera sabes porqué.

Claramente estás perdiendo la cordura al dejarte llevar por las emociones.

¿Qué no te acuerdas lo humillante que fue cuando te tuvo en su departamento?

«Toda la vida eres muy ingenua» — Aquellas palabras en un tono familiar que prefería borrar de la memoria resonaban de nuevo por mi cabeza. Me sentía muy vulnerable por toda la situación, era demasiado para digerir haber pasado de una fiesta, al hospital y ahora cargar con responsabilidades en la universidad acumuladas. 

— Sabes qué. —Bufé y crucé los brazos. Evan levantó la mirada con la ceja arqueada— No sé ni siquiera como las chicas pueden morir por ti. No eres nada interesante y un patán, yo no te pedí que vinieras por mi así que no me trates como si te hubiera obligado porque prefería regresar hasta en el autobús público antes de pisar tu.. —Atorada sin poder continuar, levanté el pie sano y pateé literalmente el asiento del frente manchando con polvo de barro seco de nuevo. — Cochino carro.

Antes de escuchar la respuesta abrí la puerta del carro forzando el pestillo automatico, la empuje y baje del carro con cuidado de lastimar mi tobillo.

Evan no se inmutó ni a mirarme, su vista se mantenía fija hacia el frente. La rabia me inundo en un segundo, desearía que los antiinflamatorios pudieran poder apagar esta curiosidad mezclada con coleta que sentía al momento de observarlo. El complejo de ganador que rodeaba su aura hacía que me enervara.

Trague saliva y me dirigí hacia el asiento del conductor. Estire mi brazo a una distancia próxima a su rostro y saqué el dedo medio con toda mi fuerza. Me di la vuelta inmediatamente y cojeé rápidamente hasta sentirme a salvo de la idea de que fuera a bajar. Mi corazón agradeció al sonido del motor alejándose de la puerta de la entrada de mi edificio.

Antes de tocar el timbre correspondiente a mi departamento, James salió por la puerta principal.

— Alisse, pensé que había pasado algo dentro del carro estacionado, ¿por qué demoraste tanto en bajar? ¿cómo estás? — Dijo arrimándose a un lado para poder pasar al pasillo principal.

— ¿Bajar? — Arrugue el rostro confundida— ¿Por qué no vinieron ustedes por mí?

EDÉN.Where stories live. Discover now