T r e i n t a y n u e v e .

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No se había dado cuenta de mi presencia, estiraba los brazos, succionaba todo el agua que podía con el secador y lo escurría en un balde de pintura vacío que hace poco Alex uso para un proyecto, y así unas tres veces más, a pesar de ser corta de vista, pude percatarme la piel escarapelada que tenía en el cuello, al igual que un pequeño lunar.

Quería avanzar, pero al mismo tiempo deseaba estar quieta para mirar un poco más aquella espalda descubierta por la humedad, un pequeño estornudo de parte de él me retumbo a la realidad. Yo estaba seca y el mojado, por lo tanto, era obvio que era por frío. Sin decir más, decidí ir a la habitación de Alex, siempre tiene ropa de James ahí y puedo encontrar algo que le quede. Entre los cajones, pude encontrar unos vaqueros de color oscuro y una camiseta, no observe el estampado por salir de prisa a ofrecerselos.

— Eh — ¿Cómo podía dirigirme a él después de haber hecho todo un espectáculo? Me siento un poco ridícula por la manera en la que reaccione, ahora que analizo la situación por completo. La presencia de la visita me tiene a flor de piel.

Evan volteó a mirarme mientras terminaba de escurrir, mechones mojados caían a través de su rostro, la nariz la tenía roja, era diferente, su figura se percibía de una manera inexplicable, el agua que danzaba por diferentes partes de su cuerpo se estaba secando y los trozos de piel libre de tinta se notaban claros, como si no hubiera tomado sol en un buen tiempo. Es extraño, o estaba perdiendo la cabeza.

— Puedes cambiarte en el baño, pondré a secar la ropa y si deseas puedes ducharte o usar la secadora —Le dije, algo apenada moviendo las manos al expresarme para disimular mi nerviosismo— Esta ropa es de James, supuse que no habría problema.

Evan se levanto en un movimiento entre cuclillas rápidas, a una floja como yo le hubiera costado bastante pararse así.

— ¿Dónde puedo dejar mi ropa? — Respondió, mientras tomaba la ropa que había dejado sutilmente en el meson seco de mi costado.

— Encima del montón de ropa que está ahí, lo pondré a secar en un rato.

No dijo nada más y siguió su camino al baño. No podía perder más el tiempo y tenía que relajar mis emociones respecto a él, así que solo me acerque a vaciar aquel balde y continuar secando, abrí las ventanas de par en par para que el aire ayudara a secar más rápido, el techo aún goteaba pero con esperanza a los dies minutos dejaría de hacerlo.

Se estaba tomando su tiempo, no calcule exactamente cuanto porque me concentre en avanzar lo más rápido posible. Un pequeño estornudo también salió de mi, espero no enfermarme y que solo sea por la corriente de aire, detesto los resfriados. No los soporto.

Aproveche la ausencia para acercarme al espejo y retocarme rápidamente, antes de colocarme el labial, volteé para confirmar que nadie se encontraba cerca a mi. Me dibuje horquillas con los dedos para que tomaran un poco más de forma y me limpié el rostro por si las dudas.

La cerradura de la casa se abrió, indicando el regreso de los que habían ido por las compras. Mi madre había traído bastantes cosas para la casa, desde comida hasta artículos de limpieza y desinfección. Observaron todo el rastro de agua y les explique lo sucedido, acto seguido, una queja, como era de suponer, provino de mi madre diciendo que para todo lo que paga es prácticamente una estafa que hayan puesto cañería de tan mala calidad.

Mientras se encontraban acomodando, me di cuenta que aún Evan no salía. Camine disimuladamente hacia el baño y toque la puerta delicadamente algo preocupada.

— ¿Estás bien? — Pregunte, aprovechando los diálogos del fondo.

No obtuve respuesta, solo la puerta abriéndose de manera sutil, la mitad del rostro de Evan salió por el pequeño espacio, especialmente esa pequeña mancha dentro del ojo que tanto me gustaba, cada oportunidad que tenía para aprovecharla de cerca era algo que me agradaba.

— ¿Qué pasa?

Sin expresión alguna de parte de él, abrí lo restante y no pude evitar taparme la boca antes de que las carcajadas fueran notorias. El diseño del polo era un estampado con "Tu conejo totalmente enamorado " con corazones y adornos románticos. Cada vez confirmo el extraño fetiche que tienen de regalarse camisetas totalmente ridículas.

— No voy a salir así, voy a esperar a que mi ropa se seque. —Se cruzó de brazos tratado de esquivar mi mirada ante tanta risa, era evidente que se estaba tornando colorado de la vergüenza y sobre todo de mi burla.

— No puedes, mi madre te matará si usas la secadora de noche. Preferiría mil veces salir así que escuchar un sermon de ella, créeme.

— Alisse, no. — Negó con la cabeza y se apoyó en el lavado aferrándose a su decisión— Esperare que el viento lo seque.

— No seas ridiculo —Reí, sin poder evitarlo, sumado a que James no era la misma talla que él por lo que la camiseta bordeaba de manera coqueta su ombligo. Estire mi brazo para tomarlo por el brazo y tratar de sacarlo del baño.

Evan alzó la mirada y la desvió hacia nuestro tacto. Mi rostro que se encontraba doliendo por las sonrisas, se disperso al caer en cuenta sobre mi exceso de confianza por la situación. Intenté sacar la mano pero él la puso por encima de la mía. Mi corazón comenzó a later de manera rápida como respuesta a sentir su piel con la mía, era algo totalmente ridiculo. Un toque totalmente infantil podía hacerme perder el equilibrio inmediatamente y lograr que mi cuerpo se sienta descompuesto. Su mano era el doble que la mía, las venas las tenía totalmente marcadas y se encontraba fría, haciendo contraste con la mía que ya estaba caliente por haberme abrigado.

— ¡Alisse! — La voz de mi madre gritando me hizo brincar, por lo que lo solté de manera brusca.

— Sal por favor. O van a venir a buscarte. — Sentencie para dar la media vuelta y regresar a la cocina.

— ¿Dónde estabas? —Pregunto mientras me ofrecía las pequeñas verduras para colaborar con la receta.

— Ah. — No sabía como explicarlo sin que sonara extraño, o quizás, solo en mi cabeza sonaba así, un par de pasos atrás de mi me salvaron de tener que responder, a los segundos, James estalló en carcajadas. A mi madre se le cayó la mandíbula impidiendo que siguiera sabiendo su vino y Alex se tornó colorada al extremo.

Supuse que Evan ya había salido.

— Pero. — James comenta sin ser tan claro porqué no podía parar de reirse—

— ¿Dónde has encontrado eso Alisse? ¡Habían más polos de James en los otros cajones!

— Ay — Mordí mi labio ante su respuesta evitando que otra carcajada saliera de mi rostro. Es que, es algo totalmente poetico, la gente mataría por una foto de este hombre vistiendo tremenda camisa.

Mi madre termino su copa de frente, creo que empieza a darse cuenta que los tiempos han cambiado, esto es lo más extremo a una falta de etiqueta que pudo haber presenciado en años, supongo. Esto no se ve usualmente en sus clubs y reuniones de membresia. Se enfoco en los tatuajes que adornaban su cuerpo, la mirada y expresiones de su rostro lo decían todo, estaba anodada. Volteé para fijar mi mirada en ella y expresar con la mía que se calmara. Se ve que le costó bastante.

— Puedes picar los vegetales que quedan. —Sin decir más, se retiro a la otra parte de la cocina para poder aderezar la carne.

Evan, apenado por las burlas tomó el cuchillo y procedió a utilizarlo. Después de un par de risillas más, nos acostumbrados a aquel personaje y comentábamos acerca de platos que nos gustaban, mi madre había iniciado el tema hablando de lo bien que le salía los platos y de que esta era una receta de tradición. 

Era la primera vez que podía gozar de una situación así, teniendo a conocidos por lo menos con ella en la cocina. Nunca pensé que esto sucedería después de todo. Me tome un tiempo para observar la situación y aunque me gane con un par de pases sobre miradas malas hacia Evan, agradecía que no hiciera un comentario tipico.

El timbre sono y todos dejaron de hacer lo que se encontraban haciendo.

— ¿Esperan a alguien? — Me seque las manos para caminar mientras escuchaba de fondo a ambas negarse ante mi pregunta.

Abrí la puerta y sonreí de par en par.

Era Lucas. 

EDÉN.Where stories live. Discover now