T r e s.

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Me encontraba sentada en el extremo de la mesa de reuniones, como si fuera suficiente y para mi mala suerte frente a la profesora. Quien me observaba de una manera curiosa. Quizás se preguntaba, por qué tenia una gutapercha* negra pegada en pleno estampado del polo y sobre todo, por qué es 30 tallas más que mi cuerpo.

Todos estaban vestidos de una manera formal, claro, a excepción de mi. Nos encontrábamos a punto de culminar la organización del evento más importante para la universidad, el aniversario de bicentenario.

Mi carácter de alumna, creo yo, intachable y seria, logró que pueda postular para esta actividad, la cual, suma unos puntos considerablemente importantes para mi expediente. 

Y, realmente fue un milagro que lograrán aceptarme, no llevaba más que un periodo y medio aquí para ser pura suerte.

Un día saliendo de la clase de Literatura encontré a Lisa Lee al borde del colapso en su oficina, no cuadraban un par de cosas respecto al cuadro de balance de gastos para el evento y amablemente me ofrecí a ayudarla. 

Dudó un poco al inicio, considerándome una persona totalmente extraña e inexperta, pero acepto debido a su estado, y tal como paso, fuimos las últimas personas que salieron del pabellón haciendo buenas migas y con el inconveniente totalmente resuelto.

Así me gane la oportunidad.

Acá me tenían.

Con un polo que no iba tan acorde a la situación, el primer día de reuniones, con 20 minutos de tardanza y con la cinta gutapercha* negra tapando la palabra "sexo", ya que, lamentablemente no alcanzó para taparla toda, lo demás fue un pantalón holgado que por fortuna, no estaba tan sucio, a parte que era negro, ese color es como la vieja confiable.

Ojalá que no me cruce con ningún idiota del campus que entienda la referencia o simplemente quiera molestar ofreciendo una sonrisa.

— ¿Alisse? — Interrumpió Lisa intentado retomar mi atención— ¿Pasa algo?, te noto algo distraída.

Para sumar a mi sentimiento de culpabilidad, todas las miradas se centraron hacia mí como un objeto totalmente extraño. Algunas cuentas risillas se escucharon.

El escozor de mi ojo izquierdo empezaba a incrementar y la lucha por no irritarlo más era un total martirio.

Bravo.

¿Ya paras tierra? ¿O hace falta algo más?

Me incorporé en mi asiento de manera firme, intentado expresar seguridad en mi lenguaje corporal, no iba a mostrarme temerosa. 

Estoy segura que no me veían de manera positiva, más claro por extrañeza que por otra cosa, todos me llevaban bastantes ciclos de ventaja y era como la pequeña oveja. Negué con la cabeza haciendo presión entre mi labio inferior y mi diente.

Tenía entendido que aquella mujer era estricta respecto a las responsabilidades.

— Bueno. — Raspó su garganta tratando de calmar el ambiente— Tal y como estaba comunicando procederemos a terminar la reunión con la hoja de indicaciones para cada uno de ustedes. — Ohm... — Dudó por un segundo antes de abrir la boca para mirarnos bien a todos— Ya hice las correcciones necesarias, confío en todos ustedes. —Finalizo contundentemente para así levantarse del asiento y empezó a repartirlas.

— Para recién empezar el periodo no te va tan mal pequeña — El moreno que que estaba ubicado a mi izquierda, dijo refiriéndose a mí.

— Es de mucha suerte que de por si la profesora Lee le agrade la idea que alguien inferior al quinto periodo se encargue, aunque sea de barrer el escenario. Me parece que compartimos la clase de Literatura juntos, mucho gusto. — Soltó una pequeña risa agradable y se la devolví en signo de agradecimiento. Antes de musitar aunque sea alguna vocal, mi compañero clavo su vista de golpe al momento que mi documento de actividades reposo al frente mío.

— Oh Dios. — Se notaba claramente emocionado al momento de leer mi susodicha hoja, debido a su gritillo de emoción, capto la atención de la mayoría de las personas presentes. Sentí un pequeño bochorno al no entender la situación y no poder explicar con gestos el porqué— Nena, no sabes a lo que te enfrentas, creo que Lee quiere jugar a la Caperucita y al Lobo para mandarte ahí – Llevó una mano a su rostro en signo de sorpresa. Negó con la cabeza exageradamente y luego carcajeo—

Respondí con una mueca de curiosidad atolondrada ante su comentario.

— No tienes ni idea lo que yo daría por siquiera acercarme un perímetro a este hombre. —Exclamó manteniendo el mismo tono anterior señalando con su dedo lo escrito— Créeme, que si me dieran esa tarea, la invitación que le haría seria una totalmente diferente y por diferente me refiero a mi cama. 

Apreté los labios reprimiendo una pequeña risa.

— ¿Evan? — Interrumpió la rubia que coronaba el otro lado de la mesa, de una manera totalmente hostil, adivinando de lo que estábamos hablando, al notar el pequeño silencio como respuesta— Pobre —Bufó cínicamente— Si realmente crees que aunque sea reconsiderará de asistir a este evento, es inútil. Lo más seguro es que ni siquiera... —No termino su oración para poder mirarme con cautela, de arriba a abajo— Te noté. 

— Ugh Ashley, su - pé - ra - lo. — La respuesta del moreno fue totalmente agresiva, levantando la voz para captar la atención ahora si de todos los presentes, incluyendo el de la profesora. Lo noté rodear los ojos y reí mirándola fijamente, refugiándome en la seguridad que me ofrecía aquel desconocido.

La rubia salió del salón de manera inmediata. Como si le hubiéramos dado una estocada en su inútil intento de proclamar superioridad ante nosotros. Si tanto le afectaba el susodicho en cuestión, podría cambiar tarea con ella, aunque solo por darle el gusto me la quedaré. Total, tampoco quería averiguar bien respecto a ese tema. No voy a negar que lo dicho por ella de alguna manera me removió. 

¿Por qué tener que ser tan agresiva con alguien que recién conoces?

— No le hagas caso. — Posó su mano en mi hombro en una forma de consuelo, su tono de voz era mucho más suave, me relajé al notar que ya todos volvieron a la retomar sus conversaciones—

— No pasa nada. — Me encogí de hombros y arrugue la nariz tratando de ofrecerle un gesto divertido ocultando los pequeños rastros de molestia que aún sentía— ¿Tienes clase tú también? — Cambié de tema inmediatamente mientras levantaba todas mis pertenencias para poder marchar. Lleve mi mano a la altura del ojo lo saque delicadamente intentado darle fin a la picazón.

EDÉN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora