Prisionera de tu falta de cariño

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[ Aclaración: Para más contexto, esta es la continuación del capítulo " El Filo de las Espadas XI", la parte de Tsubasa. Pueden leer ese segmento y regresar aquí. Gracias por su atención, pueden continuar. ]

Tsubasa se encontraba con esa subordinada desobediente.

- Te dije claramente que aquí se hace lo que yo digo-

- Lo siento, Tsubasa-sama! No quise faltarle el respeto! Es solo que Chik-

- Silencio!... A partir de ahora, no puedes hablar sin mí permiso...- (su subordinada se quedó callada)-... Ahora, siéntate en esa silla- (la sonrisa maliciosa de Tsubasa decoraba su rostro).

Su subordinada se sentó en ella, Tsubasa la tomó de ambas manos, las puso por detrás del respaldo de la silla y le colocó unas esposas limitando sus movimientos.

Después se arrodilló y ató los tobillos de su subordinada a las patas de la silla.

Por último, le cubrió los ojos con una venda y la boca con una mordaza.

Ya inmóvil, la Espada subordinada sólo temblaba de miedo al no saber que le iba a suceder, cuando de repente sintió un fuerte golpe en su cara.
Tsubasa le propinó un duro puñetazo que le aflojó un par de dientes.

- No me gustan las perras desobedientes... Me molesta tanto pero tanto!...*suspiro* Qué no tienes idea de lo que soy capaz de hacer... Simplemente, no puedo permitirlo!-

Tsubasa le dió una serie de golpes de puños en la cara y el estómago. Lo hacía con la suficiente fuerza como para evitar que se desmayara.

La Espada subordinada sentía como algunos de sus dientes cedían y sintió el sabor de su sangre en su boca.

- Te ves tan débil y patética... Seguro que sino fuera por mí influencia, nunca le pondrías una mano encima ninguna mujer! *risa burlona*-

La Espada subordinada se sentía herida en su orgullo.

- Yo... Yo sí podría por...- (Escupió un poco de sangre)-... Yo sí puedo- (la Espada subordinada trataba de hablar con algunos dientes flojos).

Otro golpe de Tsubasa seguida de su risa burlona harían enfadar a su Espada subordinada.

- Puedes dejar de dar lástima?! Te dije que no puedes hablar! Pedazo de basura!-

La siguió golpeando provocando que la ira y la furia dentro de la Espada se acumularán en su interior.

Los golpes de Tsubasa no era debilitantes sino provocadores, buscaban enfadar a la Espada atada a la silla.

Después de estar un rato golpeándola, vió como el pene de la Espada se hacía aún más flácido.

- Yo pensé que tenías ganas de seguir?... Al parecer no era así... *risa sexy*- (Tsubasa comenzó a fantasear con sus ex-mejores amigas)-... No quieres que te ayude con eso?...-

Para sorpresa de la Espada toda magullada, pudo sentir como una suave caricia sobre su pene iba y venía; al instante, la suave sensación de unos tiernos labios y de una delicada respiración que daban en su miembro, hicieron que volviera a excitarse.

Tsubasa comenzó a chupar el pene de su subordinada.

Podía saborear los restos de los fluidos mezclados, tal vez de Chika y del resto de las Espadas, que todavía quedaban impregnados sobre el pene de su subordinada.

Tsubasa chupaba lentamente mientras sentía como el pene crecía y crecía hasta ponerse totalmente duro de nuevo.
Mientras la castaña lo masajeaba con sus manos, apreciaba su tamaño.

Rosas y Espadas II: Sentimientos y Emociones VerdaderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora