Prisionera de tus instintos

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[ Nota: La imagen de la portada es para darle una apariencia a Kiri ]

Finalmente, Nico había llegado a su departamento.

A la pelinegra se la veía bastante cansada. Después de todo, fue un día bastante largo para ella también.

- Gracias por acompañarme...-

- De nada...- (sonreía la datenshi).

- Espera que sacó mis cosas...-

- Ten, llévate a Same-chan-

- A quién?-

Yoshiko le ofrecía su bolso/peluche a Nico.

- No, no es necesario! Yo puedo cargar mis cosas-

- No lo creo... Son muchas... Así llévatelo tú y algún día me lo devuelves!- (le ofrecía amablemente).

- Gracias de nuevo-

Se quedaron un momento en silencio y Yoshiko caminó unos pasos hacia atrás.

- Ok... Adiós!- (salió corriendo rápidamente para perderse en la oscuridad).

- A-A... Adiós?... Vaya que es veloz...-

Nico se quedó estática un instante.

- Me olvide preguntarle su nombre...- (suspiró la pequeña pelinegra de las dos coletas).

Nico se dirigió adentro del departamento preparándose para ver de nuevo a Shizuku.

Su corazón sentía dudas.

Por encima pudo ver el helado de chocolate con fresas que fue a comprar Yoshiko.

- Tampoco se llevó sus cosas...- (dijo sonriendo por lo distraída que es la peliazul).

Unas cuadras más allá.

- Mi helado!- (gritó con fuerza la datenshi)-... Ya no tengo dinero para comprarme otro...- (mientras hacía un escándalo de repente, se quedaría callada un momento, para darse cuenta de lo obvio)-... Y me olvidé preguntarle su nombre...-

Yoshiko se fue caminando tristemente al departamento de su hermana mayor.

También se preparaba para regresar con ella.

El corazón de la datenshi no sentía ninguna duda, sólo se sentía rechazada.

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Después de ese día en el ascensor, Kiri salía corriendo a cumplir con su deber.

Le encantaba estar al lado de Ritsu, que de vez en cuando, la tomaba al menos una vez al día. Eso era suficiente para la pelinegra.

Kiri tenía muchas nuevas tareas.

Además de cumplir como alivio sexual de Ritsu, a veces era la encargada de llevarle el almuerzo a Rina.

La menor pelirrosa la había visto antes muchas veces.

Kiri siempre le sonreía e intentaba tratarla bien, podía sentir la compasión de la pelinegra.

Pero eso sucedía antes de que Ritsu abusara de Kiri por primera vez.

Con el tiempo esa sonrisa amable se fue convirtiendo en celos y envidia.

Muchas veces entró a limpiar a Rina después de sus interacciones románticas con Ritsu.

La pelirrosa mayor salía con una mirada de decepción y angustia, cada vez más notorias en su rostro.

Rosas y Espadas II: Sentimientos y Emociones VerdaderasWhere stories live. Discover now