Prisionera por una cruel distancia entre nosotras III

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[ 10 años atrás ]

- Tú! Aléjate de nosotras!-

- Cállate y vengan conmigo!-

- No, no voy a ir contigo!-

- No seas una malcriada y deja de hacer escándalo! Estamos en una casa ajena, ten más respeto!-

- Tú me criaste... Así que te aguantas!-

Con Ritsu escondiendo a Rina a sus espaldas, trataba de alejarse de su Madre Rosa.

Al regresar a la casa de Tsubasa, la madre de la castaña, Hanayo, estaba junto a la Madre de las pelirrosas.

Hanayo se puso a averiguar lo que sucedía con las amigas de su hija y al enterarse que habían huido de su hogar, buscó a su Madre para decirle donde estaban sus hijas.

No lo hizo con malas intenciones pero no fue lo que esperaba que sucediera.

- Ven, vamos a casa de una vez!- (tomó a las dos de las manos y las arrastraba hasta la entrada).

- Suelta a Rina!-

Mientras se resistían, Tsubasa la observaba a su madre como esperando que hiciera algo.

- Vamos a dejar que se las lleven?!-

- No podemos hacer nada, Tsu-chan... Esta mal que se escapen de su hogar...-

- Pero ella las trata mal! No les importa en realidad!-

- Tsu-chan... Si no le importara sus hijas, no habría venido a buscarlas!-

- Cómo es que se enteró que estaban aquí?!-

- Yo la llamé para que vin-

- Tú qué?!-

- Por qué te pones así, Tsu-chan?! Es lo que hay que hacer en casos así!-

- Eres una tonta!-

- Tsu-chan! No me hables así!-

Una nueva discusión comenzaba entre Tsubasa y Hanayo.
Su ideal de vida feliz de Tsubasa, otra vez, era hecho pedazos por la falta de determinación y lo entrometida de su Madre Rosa.

En medio de su discusión con su madre, Tsubasa sentiría el estruendo de un golpe seco.

Cuando pudo ver lo que ocurría, observó a Ritsu con sangre en su cabeza y a la Sra. Tennōji con los trozos de un florero roto.

- Ritsu-chan!-

- Pero... Por qué?!- (dijo Hanayo asustada por lo que veía)- No era necesario hacer eso!-

- Koizumi-san le estoy agradecida por llamarme para decirme donde están mis hijas y también con su hija por ayudarlas... Pero no metan sus narices en esto!... Perdón por los problemas que ésta ha causado, le pagaré el florero...-

- Pero, no es-

- Vamos, Rina... Tu también! Levántate!-

- Suéltalas, maldita loca!-

- Tsu-chan!-

Tsubasa estaba tratando de jalar a las dos pelirrosas, evitando con todas sus fuerzas que se las llevará.

Pero la Sra. Tennōji demostró ser más fuerte y las sacó hacia afuera de la casa de la castaña.

Cuando iba a arremeter de nuevo.

Rosas y Espadas II: Sentimientos y Emociones VerdaderasOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz