65- Olivia.

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No había esperado encontrarse con Bianca en la habitación.

Creyó que estaría vacía como siempre, pero había tantas cosas que dejaron de ser como siempre.

Bianca estaba sosteniendo contra la cadera y el brazo una caja de mudanza, se ubicaba frente a una de los estantes de Abbi y empaquetaba los juguetes, los regalos y los cuadros, incluso guardó una azucena en maceta que Olivia le había regalado a Abbi cuando cumplió dos meses.

Esa azucena moriría en una caja de mudanzas, necesitaba aire fresco y mucho sol, pero la ignorante de Bianca no lo sabía porque la muy estúpida nunca le ponía atención cuando ella le hablaba de flores.

Se preguntó por qué empacaba las cosas de Abbi. Esa era su habitación y lo sería hasta que se casara, mudara o muriera...

Olivia giró la cabeza hacia el cuna de Abbi, estaba vacía, el corazón le dio un vuelvo. Corrió rapidamente hacia la cuna, aferró con una mano el barandal y con la otra revolvió las sábanas para cerciorarse. Tal vez se había hecho de humo, las brujas te otorgaban esa divertida experiencia si les pagabas.

No había nadie. Ni humo, ni bebé, solo un vacío burlón.

Bianca escuchó su agitada respiración y volteó lentamente, frunciendo el ceño, confundida. Cuando vio a Olivia liberó un alarido. Soltó la caja de sus temblorosas manos y retrocedió hasta la pared de la habitación. Se acorraló. Ella vestía con unos pantalones grises de servicio, una camisa blanca y un pañuelo sobre su cabellera oscura, se veía como siempre, a excepción del pánico, nunca había visto a la mujer tan asustada.

Se tomó la garganta con una mano y la boca con otra, sus ojos estaban desmedidamente grandes, ampliándose para poder recibir la mayor cantidad de miedo, porque solo eso había en sus ojos: terror.

Actuaba como si viera un fantasma.

Olivia no era tonta, nunca lo había sido, sabía, oh, sabía por qué Bianca estaba tan asustada. Ella, Olivia, para todo el pueblo, incluso para el personal de castillo, estaba muerta. Solo ahora tenía que averiguar quien la había matado o si habían usado la idea del suicidio y mucho más importante ¿Qué había hecho antes de matarse? Ellos dijeron que Olivia debía fingir un acto de locura antes de suicidarse todo fuera para que el pueblo la repudiara y no entrara en especulaciones. Mentirían que había hecho un atentado terrorista como quemar un templo o atacar a alguien...

No. Es que no.

Los ojos de Olivia se llenaron de lágrimas, no, no, no, no podía ser verdad. Es que era adorada por todos. Meneó la cabeza, un sonido lamentable se escapó de su garganta.

—Dime que no pasó. No es cierto.

La lluvia había comenzado a azotar la ventana. Los relámpagos se derramaban como las lágrimas de Olivia. Bianca estaba pálida, acorralada contra la pared, muda de pavor, como si la princesa le hubiese robado las palabras.

Olivia avanzó un paso y Bianca tuvo un respingo como si la hubieran empapado con agua helada. Temblaba alocadamente.

Los ojos de Bianca rodaron hasta la alarma que estaba a un lado de la puerta, eran dos pequeños interruptores en una capsula de plástico. El primero se bajaba si había un incendio, el segundo era para llamar a los guardias.

Olivia no estaba segura de lo que había pasado pero lo cierto era que si Bianca pensaba que ella estaba muerta o era peligrosa entonces llamar a los guardias empeoraría las cosas. Primero porque si estaba muerta traicionaría a su familia una segunda vez al demostrar a la servidumbre que ellos eran unos mentirosos, en segundo lugar, no quería que la atraparan ni a ella o a Kaldor.

Tu muerte de abrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora