Capítulo 46- Destrozados

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PETER

Tiemblo. Solo tiemblo.

Hace poco he despertado y no he parado de llorar y temblar desde aquello.

Lo recuerdo todo.

Me he mantenido en la esquina de la habitación en la que me tienen encerrado. No estoy seguro de cuánto tiempo he pasado aquí pero se ha sentido completamente eterno. Porque no solo les bastó con mostrarme esas imágenes, sino también decidieron castigarme con la maldita tortura de quedarme por días entre estas putas paredes.

No podía parar de pensar en ella. En sus palabras. En los escasos recuerdos. Todo se acumulaba en mi cabeza y me destruía la mente. Jamás había sentido esta opresión, esta desesperación. De repente me estaba reconsiderando toda mi puta vida. Mis acciones, mis decisiones.

Pensaba en todo, pero por mucho que quisiera apartar a una persona en particular de mi mente, no podía. Ella siempre era la que reinaba allí.

Jenna Rose. Esa chica que llegó un día a la mansión y cambió mucho de mi. Aunque yo no lo quisiera demostrar, aunque los demás no lo noten, ella sacudió mi vida.

¿Es... por lo que creo?

¿De verdad estoy enamorado de ella?

Porque si es así, no me gusta para nada. No lo soporto.

Es demasiado peso, uno que debo controlar y tolerar, pero no quiero hacerlo.

La puerta del cuarto se abre, levanto la cabeza al instante.

-Tu castigo ha terminado. Vamos. - dice el idiota que se ha encargado de mí estos dias. Él me ha traído la comida (lo cual con suerte era un pedazo de pan), y me ha acompañado al baño cuando lo necesitaba. Ni siquiera intenté hacerme el listo y escapar en alguna de esas oportunidades. Era una pérdida de tiempo.

Me pone unas esposas, juntando mis manos por detrás de mi espalda. Espero con ansias salir de este puto lugar. Aunque ahora lo único que me importa es reencontrarme con los demás. En especial con Jenna, necesito verla. Necesito saber que está bien.

Cruzamos una serie de pasillos oscuros. Esta zona de la mansión es escalofriante. Hay escasa luz, muchas puertas que llevan a algún lado. No hay ventanas, el aire es un asco.

Ahora mismo me siento mal físicamente, pero solo por mi mala estadía. Dormir en una pedazo de colchón viejo me ha dejado adolorido, pero definitivamente, no se compra en lo mas mínimo en el dolor que siento dentro de mi, por muy idiota que suene. Las mismas imágenes siguen revoloteando en mi cabeza, sin querer detenerse. Es un infierno.

¿Qué les habrán hecho a los demás?

Seguimos caminando hasta que el tipo me empuja dentro de otra habitación. Estoy débil así que prácticamente caigo al suelo, escuchando como cierra de un portazo detrás de mí. Cuando alzo la vista, lo veo.

-Chad...

El rubio está con los ojos cerrados y su cabeza apoyada en la pared, con una mueca de dolor. Me horrorizo cuando veo sus pies.

Literalmente están cubiertos de sangre.

Tiene rasguños por su piel, heridas profundas de donde proviene la sangre, y lo que me hace cerrar los ojos... pedazos de vidrio incrustados en su piel. Algunos grandes, otros pequeños, pero aquello lo está matando.

-Hey, hey...- me arrastro como puedo hacia él golpeando con palmadas su rostro. Puedo ver que quiere desmayarse pero lo necesito despierto. Ya no quiero que nadie de la asociación se atreva a tocarlo ni a él ni a ninguno de mis amigos. - Quédate conmigo, vamos. Aguanta.

Dollhouse (+18) I COMPLETA IWhere stories live. Discover now