capitulo 42

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Escuché que la puerta se abrió y corrí a mi escondite, tomé el bate con la mano y con miedo esperé que no me viera, sus pasos se iban acercando, mi corazón se salía de mi pecho, miré el reloj, eran las 7:55 AM, era tan temprano y ya estaba a nada de ver sangre. Él pasó por mi lado y yo hice lo que debía hacer, con el bate lo golpeé y solo pudo gritar una vez, tomé su pierna y me lo llevé a rastras a una habitación, escuché los llantos de Alejandrito y subí a su habitación, el pobre se había despertado por el ruido, lo arrullé y dormí, le puse unos taponcitos en sus oídos para que no oyera lo que iba a pasar, no estaba orgulloso de lo que haría, pero vaya que tenía ganas. Bajé nuevamente y entré en el cuarto obscuro y aislado del ruido en el cual había metido a nada más y nada menos que Alejandro, estaba aún conciente pero el golpe le había hecho algo, estoy un poco preocupado por lo último, no se levanta, no sé que pudo haber ocurrido, pero me ayudará.
Lo amarres a una silla con las piernas y brazos separados, él parecía tratar de pararse pero no podía, trataba de hablar pero su voz no le respondía, saqué mi pene y se lo metí a la boca, él trató de morder pero su mandíbula no apretaba mucho, follé su garganta por completo, su húmedo interior masajeaba mi suave y erecto pene, ni siquiera me limpié, quería que él saboreara todos mis sabores. Pasado un tiempo él comenzó a moverse un poco más pero no por completo, lo desaté y tiré al piso, abrí sus piernas y entré de golpe, él gritó y su culo comenzó a sangrar, lo ahorque con mis manos y metí mi pene una y otra vez en su culo, cuando él gritaba se apretaba más y mejor se sentía, lo violé por un largo rato, él gritaba y lloraba pero eso no le ayudará en nada, yo también grité y lloré por qué volviéramos. Cuando acabé él comenzó a insultarme, de nuevo él estaba enojado.

-¡Hijo de perra, suéltame, suéltame, te voy a matar maldita escoria!- ¡Ah!, Me va hacer daño, un hombre atado de pies a cabeza que ni siquiera puede pararse bien me va hacer daño.

Azoté su cabeza contra el piso y él comenzó a combulcionar, metí mi pene de nuevo dentro suyo y lo cogí nuevamente, terminé dentro de él pero no pude besarlo, su boca soltaba espuma y sus ojos estaban blancos, seguía temblando ahí tirado, tomé un cuchillo y corté sus ataduras, me senté en su pierna y con un movimiento brusco torsí su tobillo, él gritó y su combulción se detuvo, estaba llorando y suplicando que me detuviera, ¿Qué no había dicho que me mataría?, Rompí su otra pierna y fuí por sus brazos, él miró y comenzó a tratar de huir, me senté en su codo para que no se moviera, con una navaja abrí su muñeca y corté los tendones, así no podría moverse, él se desmayó del dolor y me permitió quitar todo lo que no me servía, fuí de nuevo a sus piernas y comencé a filetear su piel, él despertó y comenzó a llorar de nuevo. Dejé su pierna solo en huesos y fuí por la otra, la corté hasta raspar sus huesos, tenía al rededor de 10 kilos de carne por cada pierna, me fuí a sus brazos mientras él sollozaba y lagrimeaba, trató de moverlos pero no pudo hacer mucho, despeyejé su brazo izquierdo y luego fuí por el otro, no quería despeyejar su pecho tan rápido, no quiero despedirme de él en tan poco tiempo, así que lo follé de nuevo, lo volteé y comencé a filetear su tracero, él no murió sino hasta que comencé a sacar sus órganos.
Llamé a Alan, coloqué el resto de huevos que quedaban en una bolsa y fuí a la puerta principal para que él se los llevará, él sabía lo que pasaba, él me había ayudado...

Desperté de ese sueño tan rico, alguien me llamaba por teléfono, contesté pero no entendí lo que decía, Alan estaba muy drogado, colgué y mejor miré los mensajes que me mandó, entre ellos había un audio, lo reproduje y... Vaya... Vaya, esto sí es algo que quiero oír, aunque... Ya no me importa, ya no lo necesito, pero... La verdad no puedo serle indiferente, esto fué una buena idea, tal vez vaya a dar una vuelta, casualmente cerca de una tienda de maquillaje.

Compré algunas cositas, la gente me miraba raro pero creo que entienden el hecho de que quiere cubrirme las marcas, son algo realmente feo, a nadie le gustan, aunque puedo asegurarle a Alejandro que genéticamente su sobrina va a salir guapo, él mismo lo confesó, yo estaba guapo.
Regresé a casa y compré algunas cositas para mi hijo, me puse lo mas lindo que encontré, maquillé mi cara y preparé una comidita especial para nosotros, vendrá crudo y mareado, necesita algo picante que levanté su energía.

El ático. Yaoi Hard SadomasoquistaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz