capitulo 57

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Estaba triste por la partida de mi sobrino, mi pequeño Alejandro sería feliz en el extranjero, de eso estaba seguro, viviría cosas que ni en mil años podrían ocurrir aquí, tendría una mejor educación, tendría una mejor calidad de vida, lo amo con toda mi alma pero creo que todos sabemos lo que le conviene.
Estaba preparándome el desayuno cuando alguien tocó la puerta, abrí y lo que ví solo aumentó mi confusión, Michael estaba afuera, vestía de manera demaciado formal para un día soleado y caluroso como éste, permití que pasara y le ofrecí una taza de café que él de inmediato aceptó, hoy tuve mi mañana libre, sería hasta la tarde que iría a trabajar en mi segundo empleo, tenía tiempo de hablar con él.
  —Creí que te habías ido hace tiempo, me despedí de tí y del niño, ¿qué estás haciendo aquí?
  —Lamento venir tan repentinamente, no pude avisarles, no tuve tiempo, fué muy repentino.

Estos días en los que me estaba comenzando a hacer la idea de no volverlos a verlos en un buen tiempo, ahora él estaba aquí, no estaba molesto en lo absoluto, me sentía bien de saber que aún estaban cerca, sin embargo, ya he pasado por gran parte del duelo de su partida, mi mente está confundida, no sé cómo me siento.

  —Claro, dime, en lo que podamos ayudarte lo haremos, pero ¿Por qué estás aquí?, no respondiste mi pregunta.

   —Oh, cierto, lo siento, he tenido dificultades estando allá, no tengo quien cuide al pequeño, bueno, más bien no tengo confianza de la gente. No quiero que nada malo le pase a mi nene, ¿Sabes?, es difícil ser un padre preocupado en estos días, uno no sabe que clase de enfermos pueda haber.

En eso él tenía razón, soy conciente de la cantidad enorme de enfermos mentales que hay hoy en día, suena mal, pero, en mi opinión, deberíamos comenzar a aplicar la pena de muerte en una cantidad enorme de personas, he visto lo suficiente como para decir que no todos merecen vivir.

  —Bien, entonces ¿Qué es lo que tenías que decirme?
 
  —Alejandro, siéntate por favor, necesito hablar contigo, sé que no te esperabas esto, honestamente yo tampoco, creí que las cosas serían diferentes, pensé que mis planes saldrían como los imaginé, no sabes cómo se me han dificultado las cosas. Tú, sé que ofrecerte empleo no es suficiente, ya lo he hecho antes, sé que no servirá.

Al oír sus palabras me alarmé, algo en mi cabeza hizo "Click" pero no quería creerlo, aunque una parte de mí si quería por lo que me quería ofrecer otra me pedía a gritos correr.

  —Alejandro, yo destruí tu vida aquí, sé lo que hice, sé que soy un enfermo y que me odias, pero quiero cambiar eso. Quiero darte una nueva vida, una lejos de aquí, nadie sabrá lo que pasaste, ya no verás cosas que te recuerden a eso, habrá nuevos lugares a los que puedas ir para distraerte, podías incluso cambiar tu nombre, nadie hará preguntas incómodas.

  —Eso parece más algo que tú necesitarías, yo no tengo nada de lo que avergonzarme, yo soy un sobreviviente, tú eres un victimario, aquí la gente me conoce como alguien que nunca se rinda, eres tú quien debería buscar un lugar donde nadie te conozca.

Su trato no me agradó demaciado, otra vida, no puede darme otra vida, nada borrará lo que pasé, aunque ahora, mi cerebro ha bloqueado algunos recuerdos, ahora solo son borrosas iluciones.

  —Alejandro, no te forzaré a ir conmigo, me gustaría borrar todo lo que he hecho y comenzar desde cero, pero creeme que si pudiera cambiar algo sería ser indiferente ante tí desde un principio. Todo esto comenzó desde el momento en que tu belleza me cegó, eras demaciado para alguien tan inestable como yo, respetaré tu decisión si quieres quedarte, pero si fueras conmigo...

Michael se acercó a mí lentamente, mis sentidos se agudizaron y me puse en guardia, no dejaría que él intentara nada.
Antes de que pudiera reaccionar el se detuvo y se arrodilló frente a mí, bajé la mirada y confundido esperé en silencio.

El ático. Yaoi Hard SadomasoquistaWhere stories live. Discover now