capitulo 56

420 27 7
                                    

Estaba sentado en el comedor de mi casa mientras la comida de mi plato se enfriaba, no tenía ganas de comer, Alejandrito no había venido a la casa en semanas, por lo que miré en las redes sociales estaba de viaje en Europa, Michael no había hablado con nosotros tampoco, solo nos llegaban depósitos de dinero que cubrían el costo de las visitas del niño. Traté de ser fuerte y fingir indiferencia, pero no me servía de mucho que los demás pensaran que estoy bien mientras por dentro me sentía menos. Más allá de las prostitutas que miraba ocasionalmente no había otras mujeres que se me acercaran, en mi pueblo ahora la gente me ubicaba por mi pasado y no por lo que era, aunque si lo hicieran no habría mucha mejora, soy un fracasado y eso es sabido. Estoy tratando de salir adelante pero si no tienes palancas ni estudios ni experiencia, el progreso no es mucho, por más empeño que le pongo a mi trabajo mi sueldo es apenas más que el mínimo. Parece que toda mi vida corre en círculos, todos los días son iguales, las deudas parece que no bajan y los fines de semana no los disfruto como debería.
Encendí el televisor y miré con nostalgia a mi antigüo amor platónico paseando con su hija, un programa de chismes hablaba sobre cosas sin importancia de su vida, no sé en qué momento comencé a perder interés por él, quizás fué la distancia y la poca comunicación que tenemos, no puedo amar a alguien del que no sé nada más allá de su apariencia y que su pasado es lo único que nos conecta. Parece que así serán las cosas, todo está yendo en declive, mis treintas se están caracterizando por el sentimiento de impotencia y el gris de mis días, mi futuro se ve cada vez más obscuro al igual que mi piel, no sé si nací para el fracaso o si fué Michael quien me arrastró a él, a veces pienso en lo que pudo haber pasado si él nunca hubiera llegado a mi vida, pero no puedo saber con certeza, ya no puedo visualizarme en otro lugar, en otro momento, en otra circunstancia.

Lavé los platos y me alisté para dormir, mañana temprano tenía que ir a trabajar de nuevo, no puedo faltar un día, no puedo darme el lujo de que me descuenten, es humillante pensar que todo en mi vida funciona gracias a dos trabajos mediocres que tengo y a los intentos de Andrea por conseguir dinero mientras puede atender la casa como la buena hermana e hija que es. Entiendo por qué Michael se enamoró de ella en primer lugar, al principio era una adolescente tonta como cualquier otra, pero ahora ella se comportaba como una mujer hecha y derecha, ella es todo lo que está bien en una mujer, es mi damita hermosa.
La mañana llegó y yo me levanté a alistarme, cuando abrí la puerta para marcharme una camioneta negra enorme estaba estacionada en la entrada a mi hogar. Un hombre alto y corpulento bajó y dijo mi nombre, no sé que es lo que quieren, yo no tengo ninguna deuda con ese tipo de gente, me he drogado pocas veces en mi vida, solo cuando un amigo me da o una mesera de un bar me ofrece una muestra, yo sabía lo que este tipo de gente podía hacer, siempre preferí no arriesgarme.
—Hola, buenas noches, venimos buscando a alguien.
Su voz no sonaba molesta sin embargo no me quedaré a averiguar que es lo que quieren.
—Entonces se han equivocado de casa, aquí nadie tiene nexos con ustedes.
Ellos se rieron en mi cara y se acercaron aún más, retrocedí un paso instintivamente y estaba a punto de correr dentro de mi casa cuando volvieron a hablar.
—Michael quiere verte, nos mandó a qué te lleváramos. Sé que dicen que no te subas a camionetas de desconocidos pero vas a estar bien, súbete y nos iremos de inmediato.

Estaba decidido a correr dentro cuando mi teléfono sonó, era el número de Michael, contesté y en efecto, era él.
—Oye, escúchame, ve con ellos, te prometo que nada malo pasará pero tiene que ser rápido, necesito verte ahora.

Sin más contexto subí en el carro y recé por qué todo saliera bien, después llamaría a mi trabajo para decir que no asistiría.
Llegué a casa de Michael que se encontraba
escondida entre cerros, llena de planta, más bonita como la recordaba, al crusar la puerta el olor a madera se hizo intenso, Michael me recibió con un abrazo y ordenó que los demás se marcharán, Alejandrito emocionado también me recibió con entusiasmo.
—Perdón por interrumpir tu día, no quería marcharme sin que el tío y el sobrino se despidieran.

El ático. Yaoi Hard SadomasoquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora