Capítulo 15.

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Jugando a ciegas...

11 de noviembre del 2018.

—Bárbara Rockefeller, cada día más hermosa y más apetecible —Escucha una voz a sus espaldas, una voz que lograría reconocer donde fuera, una voz que logra deshabilitarla y detener su cuerpo. —Tu apodo te hace justicia —La mano del señor se sitúa en la parte baja de su espalda y esto es suficiente para sacarla de su trance.

—Jamás en su cochina vida vuelva a ponerme un dedo encima, viejo verde —Escupe alejándose de su cuerpo sin ocultar la mueca de asco. —¿Qué se supone que hace aquí, señor Limantour? —Menciona su apellido con asco, rencor, desagrado...

—Tu hermano me invitó, como futuro cliente quiso causar una buena impresión...

—¿Cliente? Usted no tiene medio céntimo ¿y sabe que? Me alegro, me alegro de verlo arrastrarse en la asquerosidad y oscuridad de su alma...

—¡Eres tan ingenua que hasta das ternura! —La interrumpe. —Vendí uno de mis grandes terrenos y obtuve una cifra que ronda las nueve cifras por lo que estoy dispuesto a reactivar mi cadena hotelera y por ello necesito a tu hermano, él será quien construya...

—Quien da ternura es usted —Escupe antes de girarse dándole la espalda hasta que una luz se enciende en su mente, saca su teléfono móvil y marca el número de Amber, una compañera de pasarela la cual es hija de un exitoso banquero quien hace algunos años le hizo un préstamo al señor y este no se ha preocupado en pagar.

Tras cortarle a su amiga la dicha de que el señor haya obtenido suficiente dinero para pagar o al menos aminorar la deuda decide acercarse a sus padres quienes ahora conversan con Kira, la hermosa novia de Sam.

—¿Hija, donde estabas? —Pregunta su padre quien con una de sus manos sostiene una copa con algún whisky de la más alta calidad mientras con la otra envuelve la cintura de su mujer.

—Conversaba con los invitados... —Responde sencillamente antes de girarse hacia Kira. Ciertamente, las cuñadas tienen una excelente relación desde hace algunos años.  Se conocieron en la entrega de premios que realiza la ciudad cada año en el cual Kira fue reconocida como Luz Médica tras haber salvado a más de doce personas en un accidente aéreo en el cual, gracias a sus atenciones, sólo hubieron dos decesos. Desde entonces, ambas se mantuvieron en contacto al igual que Sam quien también se encontraba presente en la premiación. —¿Cómo estás, cuñada? —Pregunta algo extrañada de compartir con su cuñada. Debido a su ajetreado trabajo, Kira suele tener largos turnos en el hospital por lo que suele ausentarse mucho de algunos eventos.

—Algo exhausta, al salir del turno tuve que ir inmediatamente a la peluquería a peinarme y no logré descansar ni cinco minutos —Responde con ojos de cansancio que son disimulados por las capas de maquillaje. —Pero, el ver el rostro de tu hermano lo vale —Asegura viendo con ojos soñadores al rubio. Barbie sigue su mirada hasta detenerse en este y la rubia que una vez más parece querer destruir a los jóvenes Rockefeller. —¿Conoces a la chica con la que habla? Llevan algunos minutos y se ven muy cercanos... —Habla con cierta desconfianza y desilusión. La rubia no sabe nada del oscuro pasado que une a los chicos aunque es más oscuro y tenebroso para Sam quien se lanzó en lleno en la vida de las drogas y el alcohol excusándose con que sus padres no le brindaban el amor y apoyo que él necesitaba sin pensar en que la joven e ingenua Bárbara crecía de igual forma que él y no se vio envuelta en ese mundo hasta que unas manos sucias y depravadas recorrieron su cuerpo con malicia y morbo.

—Es Katrina Limantour. Por lo que escuché, su padre podría ser cliente de Sam —Responde sencillamente con la vista clavada en su hermano quien al sentir ambas miradas decide ignorar a la rubia frente a él viendo a su novia y hermana observando la escena.

En las Garras de la PasiónWhere stories live. Discover now