Capítulo 47.

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¡Feliz cumpleaños, Bárbara!

21 de febrero del 2019.

El sonido de la puerta al ser abierta logra atraer la atención de la castaña quien maquilla su rostro de forma sencilla ya que será primera vez que salga de casa lo que significa que los periodistas estarán como buitres tras aquella estúpida foto en la cual no pudo dejar de pensar toda la noche preguntándose quién es la chica que acompaña a Keelan.

Gira en dirección a la puerta viendo como sus padres ingresan con un pastel.

—¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti... —Ingresan coreando la típica canción de Feliz Cumpleaños logrando que una sonrisa nostálgica surque en los labios de la castaña al recordar los planes que había hecho con Keelan, recordando la palabra que plasmaron en sus cuerpos con tinta donde prometían no tener final, como un regalo de cumpleaños. —...feliz cumpleaños, querida Barbie, feliz cumpleaños a ti! —Terminan de cantar atrayendo a la castaña a la realidad.

—Gracias —Sonríe mientras una diminuta lágrima se desliza por sus mejillas, pero deciden pasarla por alto.

—No tienes porque agradecer, mi niña —Responde su padre dándole un abrazo. —Pide un deseo —Solicita viendo a su pequeña con la misma ilusión que cada año.

—Claro... —Suspira, cierra los ojos y sopla las velas deseando que todo aquello pase y ella vuelva a ser ella, deseando volver a estar bien, con o sin Keelan.

—Te tenemos una sorpresa abajo, ¿nos acompañas? —Pregunta la señora Clarissa.

—Claro... —Responde insegura permitiéndose guiar por sus padres. Al ingresar en el comedor se encuentran con sus mejores amigos ¡y sorpresa! su hermano. —¡Sam! —Chilla lanzándose a sus brazos permitiendo que una genuina sonrisa se forme en su rostro —Estás aquí... —Murmura.

—No me perdería este día —Acaricia su cabello con cariño. —¿Hablamos a solas? —Pregunta mientras le hace una señal de ir a jardín trasero donde su hermanita pasó la mayor parte de la estancia, la castaña asiente no muy convencida y se permite guiar por su hermano mayor. —¿Terminaron? —Pregunta viendo como el dolor tiñe los ojos de su hermanita.

—Sí, terminó... —Suspira permiento que algunas pequeñas lágrimas se deslicen por sus mejillas.

—Tranquila, te juro que sanarás... —Suspira. —Todo volverá a la normalidad, solo debes aceptar que ya...

—No quiero, no quiero pensar, no quiero que aquellos ojos azules lleguen a mi mente y me torturen al saber que ya no me pertenecen... —Guarda silencio unos segundos. —Todas las noches me voy a la cama deseando que sus brazos me reciban como siempre lo hicieron. ¿Cómo puedo sentirme tan vacía cuando apenas llevábamos unos meses juntos? —Pregunta viéndolo a los ojos.

—Es lo que ocurre cuando amas a una persona con cuerpo y alma —Responde con una leve sonrisa.

—¿Tú has amado a alguien de esta forma? —Niega. —¿Y cómo puedes estar tan seguro de tus palabras?

—Solo lo sé... —La atrae nuevamente a sus brazos. —Sé que no has querido contarle a nadie que ocurrió entre tú y Keelan, y prefiero no hacerme una idea porque juro que lo mato, pero espero que no sigas destruyéndote porque no soportaría verte perdida como yo lo estuve —Besa su frente dulcemente. —Ahora, regresemos adentro, ese dulce pastel nos espera... —Camina hacia la puerta de ingreso, pero antes de poder abrir, escucha la voz de su hermanita.

—¿Cuando volverás a irte? —Pregunta cabizbaja.

—No volveré a hacerlo —Sonríe en su dirección. —Estoy limpio, lo juro —Levanta su dedo meñique como solían hacer cuando eran pequeños y pactaban guardar silencio tras una de sus diabluras. —¿Pinky Promise? —Pregunta.

En las Garras de la PasiónWhere stories live. Discover now