Capítulo 21. Parte II.

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De compras...

28 de noviembre del 2018.

—¿Cuándo comprarás los muebles? —Pregunta Keelan observando el amplio espacio mientras comen comida china en medio de la sala.

—Mañana llamaré a una decoradora de interiores para que se encargue de todo, no soy muy buena en esas cosas —Hace un gesto con la mano restándole importancia mientras envuelve los fideos con los palillos chinos.

—No creo que sea apropiado que alguien más compre tus muebles o al menos no tu cama —Advierte plantando un semblante serio de un momento a otro.

—¿Qué? ¿Por qué? No me dirás qué en Grecia hay una extraña creencia de que permitir que alguien más compre tu cama trae mala suerte o algo peor, una condena a muerte —Bromea mientras sonríe con diversión.

—No, no hay nada parecido, pero creo que quienes deben comprar la cama somos nosotros dos ya que somos quienes pasarán la mayor parte del tiempo desnudos sobre ella...

—Puedo contarle a la decoradora sobre nuestros gustos... —Lo mira con fingida inocencia como suele hacer cuando se encuentra arrodillada frente a él realizándole sexo oral o cuando su verga la parte a la mitad sin impedimentos.

—¿Ah sí? ¿Y que le contarías? —Deja de lado la comida china y la atrae sentándola a ahorcajadas sobre su cuerpo maravillándose con las preciadas curvas de ella. —¿Le vas a contar sobre lo mucho que me gusta follarte o sobre lo duro que lo hago? —Pregunta en su oído mientras su mano juega con el cordón del abrigo que lleva puesto. Este cubre la mayor parte de su torso siendo acompañado por unos shorts de seda. —¿Le dirás que soy un sádico que le gusta atarte a la cama y hacerte venir una y otra vez? —Baja sus manos posándola en su trasero antes de apretar con un poco de fuerza acercándola más mostrándole lo excitado que se encuentra. —¿Le contarás las cuantas veces te he azotado y hecho venir? —Sus labios se adueñan de los de la castaña en un beso apasionado y dictatorial que demuestra lo excitados que se encuentran. La lengua de Keelan acaricia levemente sus labios como si fuesen la cosa más delicada antes de adentrarse en su cavidad bucal y degustar el sabor del sushi que hace unos minutos comió la castaña.

—Aún no tenemos cama... —Bromea sobre sus labios cuando este comienza a subir su abrigo.

—Puedo follarte hasta de pie, no me tientes —Le advierte antes de llevarse una de sus perfectas tetas a sus labios disfrutando de su olor y sabor personal. ¡Esa mujer debería ser considerada un pecado en su viva imagen!

La castaña se arquea, gime y jadea cuando Keelan muerde, chupa o lame sus pezones con total devoción antes de que su mano comience a descender por su espalda desnuda y comenzar a jugar con los bordes del shorts que en ese momento es su prenda más odiada.

—Keelan, quiero sentirte... —Jadea apretando los ojos cuando siente como su excitación va en aumento. Será cuestión de una penetración para venirse y eso si Keelan decide omitir los juegos previos.

—Tus deseos son órdenes —Responde antes de elevar los brazos y sacar por su cabeza el polo azul a juego con sus hermosos y salvajes ojos. —Ahora, yo necesito deshacerme de ese condenado short o te juro que lo romperé con mis propias manos —Gruñe con los ojos llenos de lujuria en su estado puro.

—Mmm... —Jadea sintiendo sus dientes morder delicadamente su cuello.

<<¿Así se siente la pasión en su máximo esplendor, el deseo, la excitación? ¿Así se siente tener a un hombre como Keelan? ¿Así se siente pertenecerle a alguien? De ser afirmativa la respuesta, me alegro por haber esperado que este griego apareciera en mi vida porque no hay nada mejor que sentirme de esta manera en sus brazos>>.

En las Garras de la PasiónМесто, где живут истории. Откройте их для себя