Capítulo 34.

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Fragmentos del pasado.

15 de julio del 2010.

—¿Eres la hermanita menor de Sam, cierto? —Pregunta el señor Limantour, padre de Katrina, a la joven Bárbara quien hace unos minutos se alejó de sus amigas para ir al baño, pero al llegar al pasillo de su habitación, se encontró con el señor.

—Sí, ¿necesita algo? —Pregunta mientras camina a la puerta de su habitación sintiendo la urgencia de ir al baño.

—No, solo que no creí que serías tan joven... y hermosa... —Aquel comentario logra sorprenderla un poco ya que ningún hombre de su edad se lo había dicho, no con esa mirada oscura. —¿Tienes novio, pequeña?

—Quiero ir al baño, permiso —Brama cuando el nerviosismo se hace parte de ella, abre la puerta de su habitación y cuando está por cerrarla, se ve sorprendida por el señor quien ingresa  y la toma bruscamente del brazo. —¿Señor, que hace? Salga de mi habitación, se lo pido... —Pero, es absurdo ya que el señor se abalanza sobre ella tirándola con fuerza sobre la cama e inmovilizándola con su cuerpo.

21 de enero del 2019.

—¡Barbie, Barbie! —Escucha la voz de Keelan que la regresa a la realidad, abre los ojos y se encuentra con el ojiazul mirándola con ojos llenos de preocupación. —¿Qué pasó, ouranós? —[cielo]. —¿Estás bien?

—¿Qué...? no sé qué... ¿Qué pasó?

—Al parecer estabas teniendo una pesadilla, ¿está todo bien? —Acaricia su mejilla suavemente logrando que esta se relaje involuntariamente por sus caricias.

—Sí, sí —Suspira. —Solo fue una pesadilla —Sí, la pesadilla que trajo de vuelta el recuerdo que había suprimido en su memoria por años al punto de comenzar a olvidarlo.

El ver el horrible y asqueroso rostro del señor Limantour en su sueño la hace recordar en las amenazas que hace algunos días le hizo sobre la condición de su hermano y no es casualidad que justo ahora haya explotado la bomba.

—Está bien —Se sienta en la cama alejándose de ella unos centímetros no muy seguro de las palabras de esta, pero deseando darle espacio para que se calme.

—Voy a buscarte algo de ropa para ducharnos —Explica mientras se pone de pie y toma el kimono de seda celeste para ocultar su desnudez ya que la noche anterior decidió quedarse solo en bragas.

—¿Dónde vas a buscar ropa para mí? —Pregunta algo confundido mientras sube una de sus hermosas cejas.

—En el armario de Sam debe haber algo que te sirva —Sonríe levemente antes de tomar su teléfono y salir de la habitación. Llega a la cocina y tras cerciorarse de que nadie está cerca, marca el número del señor Limantour quien contesta la llamada tras él segundos timbrazo.

¿A qué debo el honor?

Es un hijo de perra,
mal parido, ¿Cómo se le
ocurre hacerle eso a mi
familia, a mi hermano?
¿Cree que con eso logrará
algo? Pues se equivoca,
tengo suficiente evidencia
para refundirlo en la
cárcel y...

Calma, pequeña, calma...
No sé de lo que me hablas.

¿Ah no? Pues, resulta que
anoche salió un reportaje
en el que se revelaba que
mi hermano era un adicto
a las drogas, que tuvo una
sobredosis y está en
rehabilitación.

En las Garras de la PasiónOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz