Capítulo 18: Noah

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|NARRA ____|


Dejé que mis amigas y el grupo de Byran hablaran mientras yo me iba a investigar Alexandria. También, quería encontrar a Mike para que conociese a mis hermanos ya que consideraba al niño como mi propio hermano pequeño. 

Mientras iba caminando pude fijarme en que las casas eran enormes y que estaban perfectamente acabadas. El lugar que habían escogido para construir Alexandria no estaba nada mal.

A lo lejos, visualicé a Mike sentado en el suelo y dibujando en la tierra con un palo. Empecé a andar más deprisa y no tardé en estar junto a él.

— Tengo buenas noticias. —Le despeiné.

— ¿Cuáles? —Sonrío impaciente.

— He encontrado a mis hermanos. —Le dije entusiasmada.

La expresión de Mike se entristeció, como si algo de mi comentario le hubiese preocupado.

— ¿Qué ocurre? —Me senté a su lado y pasé mi brazo por sus hombros, atrayéndolo hacia mí.

— A partir de ahora me dejarás de lado para estar con tu verdadera familia. —Sus ojos se cristalizaron, rompiéndome el corazón en mil pedazos—. Ya nada será lo mismo.

Colocó su cabeza en mi hombro y yo apoyé la mía sobre la suya.

— Siempre serás mi pequeño salvador, Mike. —Le acaricié el brazo—. Te debo muchísimo, y que haya encontrado a mis hermanos no cambiará lo mucho que te quiero.

Contemplé por el rabillo del ojo la sonrisa del niño. No le cambiaría por nadie ni por nada. Él también era mi familia. Me incorporé al cabo de unos minutos y sacudí la tierra de mis pantalones. Cogí a Mike en brazos y decidimos ir a dar un paseo por nuestro nuevo hogar.

— ¡_______! —Gritó alguien por detrás.

Me di la vuelta y vi que se trataba de Glenn. Bajé a Mike al suelo y me acerqué al hombre, sorprendida de que me hubiese llamado.

— ¿Todo bien? —Le pregunté.

— Vamos a ir ahora a una expedición para recoger algunos suministros. De nuestro grupo vienen Noah, Tara y Eugene. También vienen unos habitantes de aquí; Nicholas y Aiden. —El hombre se cruzó de brazos—. ¿Quieres unirte? Nos vendría bien tu ayuda.

Me sentí orgullosa al saber que querían que fuese con ellos. Asentí enérgicamente a modo de respuesta, me despedí con la mano de MIke y seguí a Glenn hasta la armería. Yo, como me había negado a entregar mis armas, ya poseía tanto mi arco como la pistola que me regaló mi padre. Decidí no coger nada del arsenal porque ya iba bien servida.

Esperé a que mis compañeros se equiparan y, justo cuando me iba a subir a la furgoneta, alguien me abrazo por detrás. Me giré.

— Buena suerte. —Me dijo Eva. Julia se encontraba a su lado.

El grupo de chicos estaba mirando la escena, cruzados de brazos, como si no supieran qué hacer.

— ¡Venga ya! —Me reí, rompiendo el abrazo—. No necesito que me desees buena suerte. Habré hecho esto unas cien de veces, no nos va a pasar nada.

— No tientes al destino. —Dijo Julia con seriedad.

— Habló la que se pone delante de coches para captar la atención de desconocidos. —La respondí, provocando que una sonrisa burlona se dibujara en su rostro.

— ______, entra a la furgoneta. Tenemos que irnos. —Me pidió Tara desde dentro del vehículo.

— ¡Adiós! —Me despedí de manera exagerada tanto de mis amigas como del grupo de chicos. Carl me saludó con la mano.

¿SOLA?  (Chandler Riggs y tú) *EN PROCESO DE EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora