Capítulo 80: La cercana visita de la muerte

10.5K 708 342
                                    

|Narra  ________|

Joel, mamá y papá. Eso es lo único que me rondaba por la cabeza antes de desmayarme. No pensé en lo que había dejado atrás, sino con lo que me encontraría. Pero ambos me aterraban. Me aterraba perder y me aterraba encontrar. Perder a los vivos y encontrar a los muertos.

Si pienso, es porque estoy viva. O eso creo. No sé que hay más allá de la muerte por mucho que me haya visto a cara cara con ella. Según el fin del mundo avanzaba, perdía el miedo a la muerte hasta el punto de llamarla amiga. Pero cuando te coge del brazo para que te marches con ella, es cuando el miedo regresa. Cuando te das cuenta del pánico que le tienes a lo desconocido, aunque creyeras que no temías. Sabía que me estaba aferrando a la vida porque sentía un dolor terriblemente horroroso, tanto, que sería prácticamente imposible de explicar. Lo malo, es que no se detiene. Lo bueno, es que estás vivo para sentirlo.

Me armé de valor y energías para volver a ver la oscuridad anterior a mi pérdida de conocimiento.

Abrí los ojos, ya no había oscuridad. Tampoco había silencio. Ni siquiera me encontraba sola. Oía disparos prácticamente a mi lado, a un grupo de personas gritando y emitiendo sonidos al atravesar un trozo de carne. Giré mi cabeza hacia el lugar de donde provenía mi dolor. El techo estaba aplastando por completo mi brazo, impidiendo así mi movilidad. De no haber retrocedido, habría muerto. El borde de hormigón me aplastaba un poco el pecho.

-¡Michelle, cubre mi derecha! -Oí gritar a alguien. Pero la voz estaba amortiguada y no podía identificarla. También es que me pitan los oídos como después de un concierto al lado de los altavoces.- ¡Paul! ¡Trevor! ¡Levantar el techo y sacarla de allí!

Y al instante, la presión disminuyó, pero el dolor no lo hizo en absoluto. Seguía doliendo, pero la liberación de aquel peso aliviaba bastante. También se podía respirar con mucha más facilidad que antes, cosa que se agradece bastante. Miré mi brazo, estaba flácido, muerto. Unas manos rodearon mis tobillos y me arrastraron. Quería gritar, defenderme y salir corriendo. Pero no podía. Me sentía igual que mi brazo.

El hacer de escoba se terminó, quien me arrastraba me levantó hasta cargarme como un saco de patatas sobre su hombro. Sentía cada paso que daba y como todo me daba vueltas. Miré mi brazo para distraerme del mareo que tenía, me seguía doliendo de una manera atroz. Parecía un fideo, como si los huesos hubiesen desaparecido. O triturado. Necesito volver verles, a mi gente.

Quiero que Carl me coja de la mano y me diga que no va a pasar nada, aunque sea una mentira. Quiero que Daryl y Michonne sonrían al ver a Rick junto con el resto, aunque esa sonrisa no sea para siempre. Quiero que Julia haga uno de sus comentarios sarcásticos acerca de lo ocurrido, aunque no tengan ni pizca de gracia. Quiero volver a verles a todos, aunque sea una última vez. Hacer las paces con Tom y pedir perdón a Enid por ser tan idiota. Saludar una vez más a Eva y a Mike. Que Ellie y yo salgamos a escondidas de la Zona R para hablar y entablar una amistad más profunda.

Era como si alguien me hubiese arrebatado mi vida y volver colocarla pero en otro sitio totalmente distinto. Como si una pared hubiese separado mi realidad con otra, dejándome fuera de la mía. Necesito que este alguien me baje para no vomitar en su espalda.

-¡Paul haz el jodido favor de abrirme la puerta! -Gritó el anfitrión y su compañero obedeció. Sentí una infinita alegría cuando mi espalda se reposó sobre una superficie blanda, pero estaría más alegre si todos ellos estuvieran conmigo y si mi brazo fuese siguiendo un brazo. Por favor, necesito salir de aquí y buscar al resto.- Abby, intenta hacer algo por su brazo mientras viene el jefe.

Una mujer rubia preciosa me obligó a incorporarme, pero yo seguía como en un estado de conmoción. La zona de su nariz estaba plagada de pequeñas pecas que se hacían visibles en su pálida piel. Tenía los mismos ojos que Carl, con el mismo azul intenso que tanto me gustaba. Esa tal Abby, de haber tenido fuerza, la hubiera asestado un puñetazo. Me hizo tal daño al re-colocarme el hombro que hasta conseguí soltar un grito a pesar de mi lamentable estado. Al menos tenía mi hombro en su lugar correspondiente.

-¿Vamos a gastar los pocos suministros que quedan en ella? -Preguntó la mujer, que parecía tener unos pocos años más que yo.

-Es  _________. -Contestó el hombre y Abby entreabrió la boca analizando la respuesta. Me miró y volvió a mirar al hombre que sabía mi nombre. Esto me está dando bastante miedo.- Además, venía con el grupo de rescate de aquel avión que vimos.

La rubia no dijo ni una palabra más y se puso manos a la obra. Me escayoló el brazo entero, hasta el hombro, seguramente fuese enfermera por lo hábil que era. Ahora dolía un poco menos, pero la sensación continuaba siendo horrible. Ojalá les hubiésemos podido sacar para que la Zona R dispusiera de esta escayola.

-¿Y... Y... Y mis amigos? -Logré decir con una voz excesivamente aguda. Continuaba mareada, pero ya no sentía tantas arcadas.

Abby me miró a los ojos, seria. No sé por qué, pero me recuerda tanto a Mike... Es como su rostro pero con muchos más años, y obviamente, afeminados. Por un momento pensé que se había olvidado de que la había hecho una pregunta.

-Ahora estás con nosotros. Se han ido. -Se limitó a decir y fruncí el ceño. La rubia pareció notar lo poco satisfecha que estaba con su mierda de respuesta.- Se tuvieron que marchar cuando el techo bloqueó por completo el pasillo. Tienes suerte, podrías haber muerto. Eso es seguramente lo que habrán deducido tus amigos.

-¿Qué? -Dije, procesando la información- ¡Pues hay que llegar hasta ellos! ¡Cómo sea, joder! No se pueden ir.

-Vimos su avión partir hace casi diez minutos mientras Paul buscaba un gato con el que levantar el techo. -Terminó de curarme y levantó la vista para mirarme. Me incomodaba ver los ojos de mi novio en el rostro de una desconocida. Sentí algo partirse dentro de mí. Destruirse. ¿Cómo habrán reaccionado al saber que he muerto? No quiero ni pensarlo. Necesito regresar con ellos.- Thomas está al llegar, el ha insistido en sacarte de ahí. Te alegrarás de que...

Un hombre robusto, con el pelo castaño y mis mismos ojos entró a la sala. Mi corazón se detuvo por un instante. No podía pasarme tantas cosas en tan poco tiempo. Esto es un sueño, tiene que serlo. No puede estar pasando. No.

-Hola, _______. -Me dedicó una sonrisa, de la cual me había olvidado de como era.- Ha pasado mucho tiempo, ¿no crees?

El corazón me latía tan deprisa que temí morir en ese instante de un infarto. Estaba vivo, en frente de mis narices después de tantos años creyendo que estaba muerto. Se me cae el techo encima, pierdo a los míos y ahora, mi padre jamás había estado muerto, sino en California mandando mensajes a La Zona R.

Después de todo, por fin me he dado cuenta de que nunca he estado sola.

                              FIN

----------------------------------------------
Pandicornias, aquí está el último capítulo de esta novela.
Este final lo ideé desde un principio, con otras circunstancias, pero de igual desarrollo. De todos modos, si hubiese muerto rayita, es mi novela y mi decisión así que habría que aceptarlo.

Quería dedicar este capítulo a todas y cada una de las personas que han leído está historia, hayan comentado o no, votado o solo pasado las páginas, porque cada uno ha aportado mucho a esta historia. Haciendo que llegase tan lejos como ha llegado.
Me cuesta creer que haya terminado ya que hace cosa de un año aún iba por el capítulo 5.
Desde el primer momento, jamás pensé  que alguien lo leería. Sonará típico y excesivamente visto, pero es la realidad. Os debo mucho. Me habéis aportado confianza y buenos ratos, y también habéis hecho que '¿SOLA?'  se convierta en lo que es ahora.

Mil gracias por haber dedicado una parte de vuestro tiempo a mis actualizaciones. Mil gracias por estar ahí. Mil gracias por todo.

Un beso,
Mire

¿SOLA?  (Chandler Riggs y tú) *EN PROCESO DE EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora