Capítulo 46: El cumpleaños

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|Narra  _______|


Me desperté y fui hacia la habitación de Mike sin hacer ruido. Aún no había amanecido, pero yo ya no tenía ni una pizca de sueño. Anoche preparé un pequeña carta para que Mike saliese al jardín para encontrarse con la sorpresa. El niño nos contó que ya debería haber cumplido los nueve años, por lo que se nos ocurrió organizarle una especie de fiesta, para tratar de darle algo de normalidad. Entré en su cuarto con cuidado, procurando no despertar a Judith, y dejé el papel al lado de su mesilla de noche. Bajé las escaleras pero oí una risas. Me asomé un poco por la puerta y pude ver a Glenn y a Maggie dándose una ronda de besos. Hora de marcharme.

Quité todos los candados de la puerta y salí al exterior. Me senté en las escaleras del porche y comencé a frotarme los brazos. Hacía frío pero merecía la pena por estar unos instantes sola. A veces convivir tan de cerca y tan seguido con un grupo tan grande afectaba un poco. De vez en cuando oía los lejanos gruñidos de los caminantes intentando traspasar la valla. Era consciente de que algún día lograrían llegar hasta nosotros, pero necesitaba pensar que aún había lugares seguros. Necesitaba creer que este era uno de ellos.

— Un poco pronto, ¿no? —Escuché la voz de Bryan detrás de mí.

— Para los muertos parece ser que no —Contesté.

El chico se sentó a mi lado y me cedió su chaqueta, gesto que agradecí muchísimo. Estuvimos durante unos minutos en silencio. 

— Ayer te vi un poco tenso con Carl, ¿todo bien? —Comenté y le miré, al chico no le pareció gustar el tema de conversación. 

— Os vi muy juntitos, nada más —Respondió Bryan y tuve que hacer un esfuerzo enorme por no poner los ojos en blanco—. Soy consciente de que aún sigues sintiendo algo por él.

— Mira puedes ahorrarte los celos porque te juro que no los soporto. Estábamos haciendo las paces porque Carl es un amigo que casualmente forma parte del grupo con el que tratamos de sobrevivir —Me levanté enfadada y le lancé la chaqueta. Todavía era muy temprano y no me apetecía nada tener que lidiar con este tipo de actitudes—. Carl y yo hemos estado conviviendo desde mucho antes de llegar a Alexandria, fuimos novios —Me aseguré de hacer unas comillas con los dedos en la última palabra— durante, literalmente, un día —Me detuve un segundo para pensar las siguientes palabras—. Bryan, estamos unidos a esta gente, es absolutamente imposible que no interactuemos con ellos.

— Eso no quita que le sigues queriendo como más que un amigo —Me señaló—. Puedes engañarte a ti misma, que a mí no.

— Mira me estás dando mucha pereza con este comportamiento de niño de tres años —Le espeté, quería largarme ya puesto que me sentía demasiado frustrada y cansada—. Si estoy con una persona es porque quiero estar con ella, a ver si espabilad y dejas los celos.

Dicho esto me marché, ignorando al chico que me llamaba. Si así empezábamos mal íbamos. Sé que yo también me comporté como una celosa con Carl y con Lucy, pero eso fue porque vi a la última comerle la boca al chico. Entré en mi habitación y me lancé a la cama. Mi hermano, con el que compartía habitación, se despertó. Estuve con la cara enterrada diez minutos hasta que Tom pudo despertarse del todo. Se incorporó y tomó asiento a mi lado. Por el rabillo del ojo pude ver cómo este comenzó a reírse.

— ¿De qué te ríes?

— Siempre me ha hecho gracia lo dramática que eres —Le miré mal. Yo no soy dramática—. ¿Estás bien?

— Sí —Le dije. Simplemente estaba molesta por la actitud de Bryan—. He tenido una mala mañana, nada más. Gracias por preocuparte, ya has hecho tu función de hermano.

¿SOLA?  (Chandler Riggs y tú) *EN PROCESO DE EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora