Capítulo 52: Nuevos compañeros

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|Narra _______|


Nos colamos por el hueco que hicieron en la valla metálica y entramos. Había varios cadáveres en el suelo, desmembrados e irreconocibles. El olor era tan intenso que la nariz se me arrugó de manera involuntaria. Apestaba a podrido y por un instante me mareé. Este lugar olía a muerte.

— Vamos a darnos prisa, por favor —Comenté—. No quiero estar aquí por mucho tiempo, me están empezando a entrar náuseas.

Asintieron y cada uno nos fuimos por un lado. Mike se quedó con Tom, puesto que le advertí a mi hermano que prefería adelantarme yo y podría haber caminantes por la zona. Saqué mi arco y preparé algunas flechas. Divisé a dos bichos y me acerqué a ellos con paso decidido y con la afilada punta de una de mis flechas, le atravesé el cráneo. Giré sobre mis talones para enfrentarme al segundo e impacté de nuevo una flecha en la cabeza del ser. Me acerqué a mis proyectiles, limpié la sangre en mis pantalones y me dirigí a las casas.

En una de las muchas casas encontré cuatro bolsas de gimnasio. Las dos primeras las llené hasta arriba de comida, la segunda metí toda la ropa que pude encontrar en el armario de una habitación principal y la última la llené con algunos medicamentos y otras herramientas que nos podrían resultar útiles en el futuro.

— ¡________! —Oí gritar a alguien desde afuera y dejando todo sobre la encimera de una cocina, salí corriendo a ver qué estaba ocurriendo.

Rick apuntaba con su pistola a un grupo de seis personas y de ese grupo pude reconocer a Aaron y a Eric. Me alegré de verles con vida.

— ¡Espera, Rick! —Me acerqué al hombre y coloqué la mano en su arma—. Son Aaron y Eric, ¿verdad?

Les señalé y Rick pareció darse cuenta. El grupo que acababa de defender soltó un suspiró de alivio, menos uno, que parecía bastante enfadado.

— ¿Quiénes sois? ¿Qué hacéis en Alexandria? —Miró a su alrededor y frunció el ceño—. Este desastre es por vuestra culpa, seguro.

— Relájate, Heath —Intentó calmarle una chica de pelo castaño que llevaba recogido.

— Escucha a Annie, ellos son más y al parecer Aaron y Eric les conocen de algo —Puso un señor su mano sobre el hombro del chico que estaba molesto—. Vamos a ver qué tienen que decir, igual saben qué ha ocurrido.

Ese tal Heath era un chico de piel oscura que llevaba unas gafas cuadradas. Tenía el pelo con rastas, recogido en una coleta. Annie, por otra parte, era una mujer de tez blanca, alta y delgada con el pelo corto pero recogido en una coleta baja. El hombre que tenía la mano sobre el hombro de Heath también era de piel oscura y calvo, pero con una barba negra que le cubría medio rostro. Junto a Aaron y Eric había una chica, de más o menos mi edad, con el pelo castaño largo y liso, una expresión fría plasmada en el rostro y que tenía una barbilla con una forma un tanto curiosa.

— Haz las preguntas —Habló Daryl, quien apareció de la nada con la ballesta en la mano. Estaba tenso, con la mandíbula apretada.

— De acuerdo —Rick dio unos pasos hacia delante y les miró uno a uno. Estoy convencida de que si no llegan a encontrarse Aaron y Eric con ese grupo, la situación se habría desarrollado de forma muy diferente—. ¿Cuántos caminantes habéis matado?

— ¿A qué viene este interrogatorio de mierda?

— Responde, Heath —Le urgió Eric.

— Muchos —Respondió cortante Heath, parecía irritado por toda la situación. "Este tío, ¿de qué va?", pensé—. Siguiente pregunta.

¿SOLA?  (Chandler Riggs y tú) *EN PROCESO DE EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora