Capítulo 24: Negan viene a por mí

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|NARRA ______|

Me levanté y bostecé. Me había quedado a dormir en casa de Eva junto con Julia. El primer recuerdo que se me vino a la mente fue Carl vestido de princesa, y no pude evitar sonreír. Mira que hay que ser tonto para hacerme caso.

Fui a ducharme y me vestí con una camiseta básica blanca y unos vaqueros de tiro alto. Me calcé y ya estaba lista. Tomé una pieza de fruta como desayuno y salí para buscar algo que hacer ya que Eva y Julia seguían durmiendo.

Sin embargo, después de andar un rato no me topé con nadie, lo cual me resultó bastante extraño. De repente, alguien pasó su brazo por mi cuello y llevó su mano a mi boca, inmovilizándome.

— No hay necesidad de alertar a nadie, ¿verdad? —Aquella voz la había escuchado antes. Era Negan.

Reaccioné soltándole un codazo en el estómago, lo que me dejó el tiempo suficiente como para salir corriendo. A lo lejos vi una aglomeración de personas. Miré por encima de mi hombro, viendo como Negan ya estaba viniendo hacia mí. El hombre me placó con brutalidad, llevándonos a los dos al suelo. Se situó encima de mí, asegurándose de que no podía ir a ninguna parte.

— No me seas zorra —Espetó el hombre.

Grité con todas mis fuerzas, con el corazón palpitándome con fuerza. Traté de quitarle de encima de mí, pero él era mucho más fuerte que yo. Negan me soltó un bofetón para que me callara, lo cual consiguió puesto que no me esperaba dicha acción.

— Escúchame bien, Legolas. Yo soy Negan, ¿entiendes? Esta mierda de sitio me pertenece —Me dijo, clavándome la rodilla en el estómago—. Hoy solo he venido a ver cómo iban las cosas por mi propiedad. Pero te aseguro una cosa, sigue tocándome los huevos y lo pagarás.

Se levantó, y yo de inmediato me recompuse como pude. Un pánico absoluto se apoderó de mí. Negan se colocó bien la camiseta y echó a andar como si no acabara de pasar nada. Me puse en pie y me fui en la dirección contraria a la que se había ido él. Tuve que morderme el carrillo de la boca para no echarme a llorar. Vi a Rick sentado en el porche de nuestra casa y fui hasta allí.

— Buenos días, ______ —Me saludó el hombre. Sin embargo, fue cuestión de segundos de que se percatara de que algo me ocurría—. ¿Estás bien?

— ¿Por qué coño está Negan paseándose por aquí como si fuera su puta casa? —Le pregunté furiosa al hombre. Rick frunció el ceño.

— ¿Cómo?

— Ese hijo de puta me ha dicho que esta es su comunidad —Respondí. Carl salió para ver qué ocurría, y por un momento me sentí pequeña. La expresión de Rick se endureció.

— Carl, quédate aquí. Ahora vengo —Sentenció antes de marcharse.

Carl y yo nos miramos sin saber qué hacer o qué decir. Me estaba costando contener las lágrimas, lo cual pareció notar el chico, puesto que bajó las escaleras del porche y me abrazó. Aunque sonara cliché, me sentí a salvo en brazos de Carl. Finalmente me puse a llorar. El chico me acarició la espalda en un intento por consolarme.

— Estoy aquí —Me susurró, haciéndome llorar aún más fuerte.

Rick no tardó en llegar y por el rabillo del ojo pude ver que estaba tremendamente enfadado. El hombre le hizo un gesto a su hijo, y Carl me agarró del brazo para llevarme adentro. 

— ________, a partir de ahora tienes que ir con mucho cuidado. No quiero que vayas sin acompañante por Alexandria —Dijo Rick, con una seriedad abrumadora.

— ¿De qué hablas, papá? —Preguntó Carl, acariciándome la espalda.

— Ese cabronazo tiene algo pensado, y tiene pinta de que ella entra en sus planes.

— ¿Y le vas a dejar? ¿Qué es ahora? ¿Tu jefe? —Carl parecía enfadado con su padre. Yo no dije ni hice nada, aún estaba procesando lo que acababa de pasar en estos últimos veinte minutos.

— Es complicado, hijo.

Era evidente, desde el primer encuentro, que Negan tenía un ojo puesto en mí. Por lo serio que parece Rick, está claro que la situación va más allá de lo que Carl o yo podemos entender. Por un momento me invade la ira. Me imagino varias veces lo que le haría a Negan por la impotencia que me ha hecho sentir.

— No quiero una niñera —Hablé al fin. Rick me miró cansado.

— Es por seguridad.

— Sé cuidarme sola —Volví a hablar, esta vez con mucha más frialdad—. Lo he hecho toda mi vida, no te creas que por llegar aquí eso va a cambiar. 

Rick me miró sin decir nada, pero por su expresión sabía perfectamente que le habían importado tres pimientos mis palabras. Le hizo un gesto con la cabeza a Carl antes de marcharse. Me tuve que contener para no insultar al hombre. No tengo cinco años.

— Mi padre solo trata de protegernos. Te acabas acostumbrando.

— Déjame en paz, estoy enfadada.

Se notaba que el chico era ojo de Rick, puesto que no me hizo ni puñetero caso. Se sentó en el sofá y yo le imité.

— No puedo dejarte en paz, cumplo órdenes de mi padre —Carl me sonrió y le miré de mala manera.

No me molestaba que me hiciera compañía, simplemente estaba ofuscada con todo lo que acababa de ocurrir. Además, es muy humillante que con quince años te pongan un niñero.  Después de la muerte de mi padre me distancié mucho de cualquier figura de autoridad, lo cual ha provocado que me sienta extraña ante un intento de que me cuiden.

— Ya has visto el control que tiene Negan sobre tu padre. Hagáis lo que hagáis, si me quiere muerta no vais a poder hacer nada —Le dije.

— _______, aún te queda mucho por conocer de nosotros —Le miré fijamente, sintiéndome por un momento intimidada por lo azules que eran sus ojos—. Mi padre es Rick Grimes, no un cualquiera.

Me reí por su comentario y me acerqué más a él, hasta apoyar mi cabeza sobre su hombro. Aún estaba aturdida por la cantidad de cosas que habían ocurrido en una sola mañana. Sin embargo, estando con Carl en el sofá, tan cómodos el uno con el otro, no pude evitar sentirme algo más tranquila.


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¡Hola!

¿Qué tal estáis? Siento que el capítulo sea corto, pero últimamente he estado un poco triste y con faltas de imaginación bastante importantes. Espero que sea temporal.

Muchos besos,

Mire.

Votad y comentad, se agradece.



- Fecha original de publicación: 26/04/2015.

- Fecha de la edición del capítulo: 26/03/2020.


¿SOLA?  (Chandler Riggs y tú) *EN PROCESO DE EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora