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Dalila POV'S



Observo a Cristina desde la entrada de la habitación con diversión mientras da giros cómo una niña por todo el espacio. Sostiene uno de mis vestidos favoritos de otoño contra el pecho, mientras da vueltas por el lugar sobre su propio eje, intentando así demostrarme lo feliz que la haría que aquel pedazo de tela fuera suyo. 

—Sigue siendo un no, dramática—Arqueo una ceja cuando abre la boca en una expresión ofendida, de repente dejando de girar. 

—No puedes herir así mis sentimientos—Frunce los labios—Además, me lo tienes que  dar. 

—¿Y eso por qué?—Suelto una carcajada. 

—Por que soy la mayor de las dos—Se encoje de hombros. Niego suavemente con la cabeza, en verdad sin poder creerlo.

—Sólo por dos años, y te recuerdo que la única razón por la que te soporto es porque eres la prometida de mí hermano—Le saco el dedo del medio. Ella suelta un suspiro de sorpresa. 

—Eres una maldita—Deja el vestido sobre el colchón de la cama, luego se sienta sobre un pequeño sofá que queda justo entre la biblioteca y el escritorio que uso para el trabajo—Pero sé que es mentira, me amas. 

—La mejor forma de que te lo creas es que te lo repitas hasta el cansancio—La pincho un poco más. 

—Vete al carajo—Una de sus pobladas cejas se alza con fingida indignación—Me amas y punto. 

Me río con fuerza, pero la pesada tiene razón. 

—¿Y qué hay de Katherine?—Pregunta de repente, cambiando totalmente de tema. 

—¿Qué hay con ella?

—Pensé que estaría aquí, después de todo es tú compañera de departamento—Me es inevitable no morder mí labio inferior para aguantar la risa. Desde que me mudé de State Island a la ciudad de Nueva York, otra vez, Cristina se puso bastante celosa porque no la haya elegido a ella cómo mí compañera de piso, lo que no tienen el mínimo sentido, ya que vive con Joan, mí hermano. 

—Tienes que superarlo—Ruedo los ojos—Estás a punto de casarte, ¿Por qué te habría de invitar a vivir conmigo?

—¡Porque soy muy divertida! No me mal entiendas, Katherine me agrada, a todos nos agrada Katherine—Se toma un segundo antes de continuar—Pero ella no conoce los mejores sitios de la ciudad para llevarte. 

Bufo, cansada de ésta conversación sin sentido. Hace dos semanas que me mudé, y aquí estamos otra vez. 

—Supéralo—Le repito—Y no es como si Katherine no conociera la ciudad, ella nació aquí—Frunzo el ceño. 

—Sí, pero los lugares a dónde ella te llevará no tendrán el estilo ni la elegancia a los que yo te llevaría—Se encoje de hombros, caprichosa. 

Cruzo los brazos sobre mí pecho, dejando caer la mitad de mí peso sobre el marco de la puerta.

Una de las razones por las que me fui de la gran ciudad es porque conseguí mí primer trabajo en State Island después de graduarme, y por obvias razones me quedaba mucho más cómodo vivir allí. Pero sólo duré nueve meses, porque se dió la oportunidad de un nuevo empleo en la gran manzana, y no pude rechazar volver a la ciudad a la que llamo hogar desde que puse un pie en éste país por primera vez.

—Estaré bien con Katherine, lo prometo—Es increíble que dude tanto de ella. 

La castaña suelta un suspiro resignada, por fin al parecer dándome la razón en algo. 

—Tienes razón, pero es que eres tan pequeñita. 

—Que sólo por dos años, Cristina—Cumplí los veintidós hace unos meses atrás, y pasé la mitad de los veintiuno en State Island. Pero volver a la ciudad es muchísimo mejor, sobretodo por mí carrera. Aquí la gente con dinero sobra y las personas con sueños e ilusiones parecen haber sido plantadas por todo Central Park. 

Esclava del PecadoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang