04

79.5K 3.9K 1K
                                    

Dalila POV'S

Algo me sacude, con fuerza y determinación. Las pequeñas manos de Kat me toman por los hombros mientras susurra cosas que no comprendo. Suelto un bufido, hoy es mí día libre no necesito despertarme temprano en lo absoluto.

—¡Arriba Dalila, vamos!—Joder.

—Kat—Murmuro con el rostro pegado a la almohada—Largo de aquí.

Ella gruñe.

—No es momento de que seas una dormilona. ¡El italiano está aquí!—Eso sin dudas llama mí atención. Frunzo el ceño, aún con los ojos cerrados y maldigo.

—Silencio—Le reprocho. No tengo ganas de hablar de ese imbécil, y mucho menos estoy para bromas.

Entonces siento que me arrebatan la frazada que me recubre de un solo tirón, abro los ojos al instante cuando el frío golpea mí cuerpo. No hay nada más molesto que eso, me pone los nervios de punta. Busco a la rubia con la mirada; tiene el cabello sujeto en un moño alto y desordenado,y aún lleva puesto el pijama.

¿Qué tan temprano es si ella sigue en la casa y aún no se ha ido a trabajar?

La voy a matar.

—Es mí día libre Kat y no necesitamos ir a hacer las compras, así que déjame dormir. Y basta con las estúpidas bromas—Me refiero a Alexandro en lo último.

Ella golpea su pie contra el suelo, Igual cual niña pequeña y caprichosa. Eso es señal de que está comenzando a perder la paciencia.

Somos dos, rubia.

—Que no es broma, idiota—Refunfuña—Hay un italiano de más de metro noventa y jodidamente intimidante fuera de nuestro departamento esperándote—Señala.

¿Qué?

Me incorporo un poco en la cama, llevo las manos a mí rostro tallando mis ojos. El corazón comienza a latirme como loco al entender que mí amiga no se está metiendo conmigo, ni que está intentando bromear. Suelto un bostezo y me rascó la nunca con nerviosismo. Es demasiado temprano para esto.

Aparentemente, Alexandro Cavicchini ha venido por mí.

Bastante tarde, de igual forma.

—Dile que se vaya, no necesito estúpidas explicaciones—Ayer me pasé más de dos horas esperando por el hombre Armani, y estoy furiosa. Cualquier cosa que tenga para decirme no va a quitar el hecho de que me tomó por idiota. ¿A caso el Italiano no tiene teléfono? ¿Ahora los empresarios adinerados se abstienen de la tecnología? No me jodas.

Kat cruza los brazos sobre su pecho.

—Estoy totalmente de acuerdo, pero parece tener una explicación. Al menos date el lujo de escucharlo disculparse—Sonríe—Después de todo está aquí, si no se sintiera interesado por ti el hombre no vendría a las siete de la mañana en tu búsqueda.

Alzo las cejas.

—¿A las siete de la mañana?—Exclamo. Tengo ganas de llorar, ¿Por qué tan temprano?

Mí amiga suelta una carcajada.

—Creo que viene con las intenciones de invitarte a desayunar-Se encoje de hombros—Pero no lo sabremos si no escuchas que tiene para decirte.

Esclava del PecadoWhere stories live. Discover now