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Dalila POV'S



Mientras que Gabriel repasa la planeación de lo armado para mañana en la noche, cuando da lugar a la por fin primera pelea de Bruno, Cristina se sienta a un lado mío en las sillas. Miro hacia los chicos, quienes están fundidos en una conversación técnica y algo emotiva, intentando contener los nervios para todo lo que se avecina.

—Me alegra que de una vez por todas hayamos coordinados nuestros horarios—Me vuelvo a ella. La castaña sonríe levemente, alzando las comisuras en un gesto forzoso.

Analizando sus palabras termino por asentir, apretando los labios en una delgada línea, algo incómoda.

Aunque no hayamos tenido una discusión como tal, las cosas entre nosotras se han mantenido un tanto raras después de lo ocurrido en el club. 

—¿Qué ocurre, Cristina?—Voy directo al grano, recordando que tenemos poco más de diez minutos para tocar el tema y darle una explicación a su comportamiento de aquella noche.

Mi preocupación no únicamente se debe a su aparente disgusto infundado por el italiano, si no que también a los constantes rechazos o aplazamientos de su parte para pasar el rato juntas. La noche que Kat vino conmigo al evento del hotel de Andrea también me aventuré a sumar a Cris, y al escuchar que Alexandro estaría básicamente me colgó la llamada. Luego negó dos almuerzos, una taza de café y la tradicional noche de películas.

Además no es sólo ella la que ha desaparecido del mapa, porque desde hace casi una semana que no tengo noticias del italiano, si no cuento el breve mensaje que he recibido diciendo que estaría fuera por negocios.

No tengo ni la menor idea de si la falta de comunicación por parte de él se deba a lo que hice en su coche, tal vez me excedí un poco, pero no me arrepiento. Es mi cuerpo y yo decido cuándo venirme o no. Por lo que si espera una disculpa deberá de armarse de muchísima paciencia, y quizás tener una taza de café a mano para pasar el rato.

Suelto un suspiro, decidida a centrarme nuevamente en Cris, más tarde tendré oportunidad para sentirme mal respecto a la repentina ida del hombre Armani.

En cuánto a la castaña nada de ésto concuerda con su habitual humor ácido y problemático, o con esas ganas que siempre tiene de salir a divertirse. Importándole un bledo si Katherine está conmigo o no, más bien usando y disfrutando de momentos oportunos para burlarse de ella o pelear. Pero todo eso quedó atrás, y como resultado aquí estamos, a penas soportando una charla.

Los ojos de ella se vuelven cristalinos.

—Lo sé—Suspira con pesadez—Estoy siendo una amiga de mierda.

Sin quererlo me río un poco—Si, es cierto—Ella sonríe más. Entonces mi ceño se frunce ligeramente por si sólo, cuestionándome si parte de su humor cambiante tiene que ver conmigo. ¿Hice algo que la enfureció?—¿Qué pasó en el club? Actuabas como si Alexandro tuviera lepra, o peor. Luego dejaste de responder a mis textos, y te perdiste por días.

La castaña recuesta la espalda sobre la silla, cruzando una pierna sobre la otra y abrazándose a si misma bajo ese enorme abrigo crema que lleva puesto. Dirijo la vista hacia el gran ventanal del edificio, descontenta con el clima.

La tarde de hoy hace un frío especial; el otoño más presente que nunca en las anaranjadas y marrones hojas que cuelgan de las ramas de los enormes árboles, la fresca brisa y las grisáceas nubes en el cielo. Está particularmente melancólico, siendo a mi parecer la temporada más deprimente y pesada. Se me hace casi eterno hasta que por fin el invierno tenga su gélidos comienzos dentro de unos dos meses.

Al volver a Cristina ella tiene ambas manos sobre su regazo, y con una de sus botas de media caña da golpecitos sobre el suelo, ansiosa.

—No estoy en el mejor momento con tú hermano, y ya lo sé—Frunce el entrecejo—Esa no es una excusa suficiente para ser una basura contigo, tú no tienes nada que ver. Pero comprende que lo último que quiero es presenciar o escucharte hablar sobre cómo estás formando una relación con un hombre cuando la mía se está cayendo a pedazos—Ella aparta la mirada, desviando la atención sobre mi hombro. La línea de su angulosa mandíbula se marca.

Esclava del PecadoWhere stories live. Discover now