ONE SHOTS

52- Shadow

Libro: Almas perdidas.
Autor: Ariana Godoy.

Shadow.

Nunca estuve de acuerdo con el plan de Shadow, no podía, no porque siento algo por el, no, por que soy mujer y no quiero que nada de eso me pase.

—Shadow, no lo puedes hacer tienes que recapacitar—. Kain solto una carcajada.

—Querida que se follen no quiere decir que puedas decidir aquello—. Dijo burlesco.

—No te equivoques, Kain, es por qué soy mujer y no me gustaría que me pasará eso—. Le dije.

Shadow soltó una risa burlona, me tomo de la mandíbula obligándome a verle.

—Ahira tu serás parte del plan, serás mi alimento—. Quite sus manos.

Sin más se fue, dejándome ahí parada y llena de coraje dentro de mi ser.

Shadow el purasangre me miraba, mientas se alimentaba.

Sabía que este Shadow sentía algo más fuerte que simple atracción, sabía que si aprovechaba eso acabaría si estúpido plan.

Pero no podía, el respeto que le tenía me lo prohibía.

—Dejame hacerte mía, Charlote—. Me dijo en susurro.

—Deja te demuestro todo aquello que siento por ti—. Me tense.

—No—. Solté alejándome de el.

—Solo soy una simple convertida, no resistiría, además que… siento algo por alguien mas—. Dije mirando el suelo.

Escuché como se fue molesto por aquello, yo solo solté todo el aire posible de mi cuerpo.

Era lo mejor.

—Shadow—. Le Roge una vez más.

El acercó sus labios a mi cuello dejando besos húmedos en el.

Su mano acariciaba mi espalda y la otra me sostenía por la cintura.

—No le hagas esto, está mal—. Dije una vez más.

Plantó sus labios sobre los míos uniendo nuestros labios en uno, sus manos comenzaron a quitarme la polera.

—Dejame hacerte mía una vez mas, Charlote—. Dijo sobre mis labios.

—Deja que te demuestre todo aquello que siento por ti—. Yo le bese desesperada.

Enrolle mis piernas en su cuerpo, sentí el impacto de mi espalda a la fría pared, el beso era desesperado.

Recordar aquello me prendía un poco.

¿Poco?.

Bueno más de un poco.

Mucho más.

Entre a la ducha para darme un baño frío.

Al salir me encontré con la grata sorpresa de que el Shadow purasangre estaba con la chica Morgan.

Era parte del plan, era de esperarse, después de todo no se cuántas veces le rechace.

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El plan había salido perfecto, tal y como el lo planeó, pero ahora no teníamos a Morgan, al parecer había logrado salir de los durmientes.

Sabía que ella era diferente, claro estaba que Nadia se daba cuenta.

Después de muchas cosas logró saber dónde están y mando por ella.

—¿Porque no la dejas en paz?—. Pregunte.

Claro era predecible que el que respondiera fuese Kain.

—Deja de molestar, Charlote—. Rode los ojos.

—¿Pudiste haber arruinado el plan porque no lo hiciste?—. Preguntó Shadow.

—Respeto y lealtad—. Dije.

Aunque claro que con lo último mentía un poquito, razón, había mandado a alguien a proteger a Morgan para que no la encontrarán.

Ese alguien que no miraba en mucho años, ella, la purasangre más vieja.

La ex novia de Kain.

Mire que abrieron las puertas y por ella paso Morgan

Kheeeee pero queee mierda.

Ella el verme me reconoció y no como la alimentadora de Shadow purasangre, si no coma la que le ayudó a escapar y le llamo a aquella purasangre.

No dijo nada, solo fingió coraje al verme.

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La tenía como una prisionera, estaba prisionera en su habitación.

En mi caso Shadow me llamaba cómo cada noche para ir a su cierta, teníamos sexo y me iba de hay.

Si, por esa razón el me mantenía despierta.

Llegué a la habitación de Morgan y abrí la puesta, quería que ella fuese libre.

Eso hice la saqué sabiendo lo que se venía conmigo, sabía que el se enteraría apenas amanecer.

Y así fue, apenas amaneció y vino a mi habitación, ahora yo era la que están presa, me mantenía atada a el, Morgan aún embarazada estaba oculta.

—¿A dónde fue?—. Preguntó una vez más Shadow.

No respondí, me mantube en silencio como las cuatro semanas atrás.

Sentí como puso una mano en mi cuello haciendo presión en esta, mantube mi expresión fría.

Aunque me dolía no quería demostrarle.

—Puedes ser el primer Purificador, pero eso no me importa Shadow—. Le dije.

El dejo de apretar mi cuello y unió nuestros labios.

—Dejame hacerte una vez más mía, Charlote—. Dijo este.

En este momento tuve un dejá vu.

Uno más en mi vida uno de tantos que tuve.