87- Apolo Hidalgo

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Através de mi ventana.
Ariana Godoy.

Apolo.

T

enía mi cabeza baja, recargada con mis libros de almohada, con mis ojos cerrados lista para dormirme en cualquier momento, no debía de hacerlo pero la brisa que entraba por la ventana a mi nadie no ayudaba, seguro y tendría algún castigo por quedarme dormida en clases.

Sentí como alguien pasaba y revolvía mi cabello.

Ignoré.

Una vez más.

Le levanté de golpe ignorando a mi profesora y las miradas de mis compañeros para mirar a la ventana.

Un chico de ojos color miel del otro lado miraba al frente confundido al dirigir su mirada a mi dirección sus mejillas tomaron un color rojizo.

Estire mis brazos y pellizque sus mejillas, las solté y volví a a sentarme.

Dirigí mi mirada a la pizarra y comencé a copiar.

Al final hoy no es mi día para dormir.

Al escuchar sonar la campana me levanté rápidamente y comencé a guardar para cambiar de clase.

Salí del salón y me dirigí a las parte trasera de las gradas, tenía diez minutos de descanso.

Saqué un cigarrillo de mi bolso y comencé a fumar mientras echaba mi cabeza para atrás.

Escuché risas que avanzaban hacia mi por lo que solo cerré los ojos ignorando el echó de que mis hermanos estaba llegando.

—No pierdes el tiempo—. Dijo el rubio.

—Tu tampoco lo haces con mi hermano—. Respondí.

Escuché una carcajada por parte de mi hermano mayor.

Los tres son mayores que tú.

Bueno da igual.

—Nati deberías dejar de ser así de directa—. Levanté mi cabeza y abrí mis ojos sonriendo.

—No—.

—Bueno señorita, faltan 2 minutos para la siguiente clase, andado—. Suspiré pesado.

—De igual manera no me dirán nada—. Dije de mala gana.

—Eso que, andando—. Comenzó a jalar de mi.

Al entrar al aula la maestra me miró de mala gana.

—Señorita Cash, una vez más tardé—. Sonreí falsamente.

—¿Vaya no?, Deverian de arreglar los sanitarios—. Ella apretó los labios.

—Es muy extraño que solo a USTED le sucedan está clase de cosas—. Dijo reclamando el "Usted".

—Lo se, ¿Que mala suerte tengo no es así?—. Dije llena de ironía.

—Si, digo primero se quedó encerrada en el cuarto del conserje, el bebedero se descompuso, la cafetería estaba bloqueada, se resbaló y cayó lastimandose, su gato murió, fue a enfermería, no me tomé el peló señorita—. Suspiré.

—Bueno le faltó algo… no se lo dije pero supongo que ya que estamos hablado de ésto… también llegué tarde porque su esposo no me quería dejar ir… ¿ya sabe no?—. Ella apretó sus labios.

—Vaya a dirección—. Sonreí.

Cuando estaba apunto de salir la puerta fue abierta antes que yo lo hiciera y pude ver a aquel chico que no me dejó dormir.

—Disculpe profesora pero los sanitarios están bloqueados, se descompusieron—. Lo miré sorprendida.

—Tuve que ir hasta el edificio 4—. Voltee a ver a la profesora.

En mi rostro estaba marcada una sonrisa llena de arrogancia.

—Señorita Cash… parece que dijo la verdad, pueden tomar asiento—. Caminé.

Una vez me senté sentí como alguien más se sentaba a mí lado.

Supuse que era el chico de ojos miel.

La maestra continuo con su clase, recargue mi cabeza en la mesa y quedé dormida.

Sentí como jalaban algo deba de mi.

Comenzaba a despertar, pero tenía demasiado sueño como para abrir mis ojos.

Pero todo se fue a la mierda cuando jalaron de golpe lo que sea que estaba debajo de mi.

Levanté mi mirada molesta encontrándome con una miel.

—Este- este y-yo n-no no —. Lo corté.

—Dejalo así miel—. El me miró confundido.

—¿Miel?—. Asentí.

—Tus ojos—.

—Bueno en realidad me llamó…—. No pudo terminar.

El timbre sonó interrumpiendo aquélla conversación.

Aún con la duda de cuál era su nombre estaba apunto de segur hablando pero la profesora interrumpió.

—Leean la página 283 de su libro de texto, ahora fuera de mi clase, quien se quede dentro de quedó—. Salí a toda velocidad.

Mi pregunatme es… quien era ese chico de ojos Miel…

ONE SHOTSWhere stories live. Discover now