91- Stein

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Heist.
Ariana Godoy.

Los Stein.

Moví mis curvas al compás de la música sobre el escenario mientras miraba como por la entrada del local entraba una mujer rubia, junto a ella tres hombres muy apuestos.

Seguí bailando mientras a mi alrededor aplaudían, la chica que cantaba me dió una mirada sobre su hombro.

Seguí con mi trabajo mientras cerré los ojos disfrutando de la música y la bella voz de la pelinegra.

Al terminar la canción me dirigí al bañó, al entrar y mirarme en el espejo me despoje de la peluca que tenía puesta, está era de un color rosa uno un tanto llamativo.

Tome mi cabello negro en una coleta alta, después me quite aquel traje, suspiré una vez estuvo fuera me puse un vestido negro que se pegaba a mi cuerpo resaltando cada parte de el, caminé a uno de los lava manos y de abajo saque una bolsa de plástico.

En ella estaban unos guantes blancos, mis favoritos, sonreí para después ponerlos, tome la mascarilla totalmente negra para después tomar el arma y caminar a la salida.

Disimuladamente asome mi cabeza para ver si no venía nadie, al confirmar que nadie venía fuí donde se encontraba el encargado de la música y puse mi arma en su frente, en asustado puso sus manos a lo alto donde yo lograba verlas.

—Pon la música a todo volumen, no quiero que se escuché nada ¿Quedó claro?—. El asintió.

Mire como subía el volúmen para poner una combinación de música interesante y lo suficientemente alta para no escuchar nada, más incluído los gritos de todos los que se encontraban bailando quienes estaban fascinados por la música.

—Andando a la silla—. El camino en silencio.

Lo miré indecisa si matarlo o no, digo siguió mis instrucciones a la perfección puedo simplemente atarlo y ya esta.

Entonces dispare directo en su cabeza, al parecer no se escuchaba nada, estaba todo perfecto.

Caminé a la dona Vip y miré a mi presa.

Un viejo de aproximadamente 57 años, tenía canas, vestía de traje negro y estaba con tres chicas podía suponer que tenían mi edad.

Me acerque a paso lento y camine a dónde ellos, al estar frente a ellos el hombre me miró de arriba abajo para después sonreír de una manera pícara, con eso vasto para que a mí cabeza vinieran las imágenes de la chica que me había contratado.

Ella lloraba desconsolada puse un brazo sobre su hombro mientras me ponía de rodillas quedando a su altura.

—¿Que fue lo que pasó?—. Ella comenzó a llorar.

—Me tocó, la policía no hizo nada, ayudame porfavor, te lo ruego—. Apreté mis labios.

—¿Sabes cuál es su nombre?—. Ella negó.

—¿Viste su rostro?—. Asintió.

Así fue como después de una investigación di con este lugar al que el era frecuente, comencé a trabajar para saber el día exacto en el que el estaba y la hora de su salida.

ONE SHOTSWhere stories live. Discover now