86- Adrik Cash.

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Perfectos mentirosos.
Alex Mirez.
Parte dos de Adrik 83.

Primero que nada, se muy bien que si una pareja tiene hijos, ambos están en si derecho de que los pequeños y ellos sepan unos de otros, recuerden que esto solo es FICTICIO, eso era todo.
Que tengan un hermoso día.

Adrik Cash.

Cuántas veces hemos cometido errores, errores de una gran magnitud.

—¿Sabes qué Adrik se va a casar?—. Suspiré.

—Felicidades que sea feliz, ¿Ya?, Contenta—. Jude negó.

—Es una víbora, no me convence—. Le puse mala cara.

—¿Y que querés que yo haga?—. Pregunté con ironía.

—¿No se que aparezcas de la nada?—. Suspiré.

—Jude… si me alejé de Adrik fue por nuestro bien—. Ella negó

—Por tu bien, porque siquiera sabes si es un mal padre—. Asentí.

—Tienes razón, ¿Pero que vida le hubiésemos dado?, No quiero que mi pequeño sufra lo que yo cada vez que mis padres peleaba—. Ella suspiró.

—Bueno… solo era una idea, pero piensa bien falta un mes para que se case de acuerdo—. Negué.

—Si quera lo nesesito—.

Después de charlar un rato más ella se fue a su casa mientras yo me quedé con mi pequeño de seis años.

—Mami—. Lo miré.

—Mande—. Respondí.

—¿Hoy iremos con tu amigo?—. Mire el techado.

—¿Quieres ir?—. Asintió.

—Aveces creo que tú quieres más a Jared que a mi—. El solo río.

—Solo le llamo y ya de acuerdo—. El asintió.

Llame a Jared es un gran amigo, el está casado con Brook una hermosa chica de piel morena, que dios está como para comerse.

Una semana después.

—Mami… no me siento bien…—. Lo miré.

Caminé rápidamente a el y toqué su frente estaba ardiendo en temperatura, lo tome rápidamente en mis brazos y salí corriendo a el auto.

Lo recosté en la parte trasera para comenzar a conducir a toda velocidad.

Al llegar al hospital corrí a emergencias, rápidamente nos atendieron.

—Solo es un poco de fiebre, ¿A estado en la lluvia?—. Suspiré aliviada.

—Si… ayer, no me escucho—. Ella sonrió.

—Así son los pequeños—.

—Bueno, ¿Que le parece si va por café o chocolate para el pequeño en lo que la doctora termina de revisarlo bien?—. Asentí.

—Claro, con permiso—. Comencé a caminar.

Llegué y compré un café para mí y un chocolate para mí pequeño, comencé a caminar cuando recibí una llamada.

Sale el móvil y antes de lograr responder me choqué con alguien.

El chocolate y café fue derramado sobre mi blusa de color blanco, inmediatamente chillé.

—Mierda, mierda—. Dije agachado me para recoger.

—Disculpe—. Dijo una voz masculina.

—Si, no se preocupe, fue un error mío—. Dije entre risas nerviosas.

—Señorita Williams —. Levanté mi mirada.

Al hacerlo me encontré con la mirada grisesca de Adrik, podría reconocerlo a donde fuera.

Entre abrí mis labios, el solo me miró asombrado y cuando estuvo apunto de hablar la enfermera lo interrumpió.

—Señorita, el pequeño ya está listo—. Sonreí.

—Si… solo comprare otro chocolate, se derramó—. Dije sin despegar la mirada de Adrik.

—Claro—. Dijo para después retirarse.

—Con permiso—. Dije para después irme.

Compré el café rápidamente y cuando estaba por salir miré a Adrik con aquella chica con la que se casaría.

Y no es que sea chismosa pero cuando salí con mi pequeño en brazos ya mejor escuché una conversación.

—Negativo, no entiendo tu obsecion por estar conmigo joder—.

—Adrik, no lo entiendes yo te amo, hago todo eso por nosotros—.

—Una mierda, no hay nosotros—.

Sin más seguí caminó a mi auto cuando escuché que me llamaron.

—¡Williams!—. Paré.

Miré en aquélla dirección.

Sus ojos grises miraban al pequeño que tenía en brazos.

—Hace mucho no sabía nada de ti—. Asentí.

—Es lo mejor—. El asintió.

—¿Podemos ir a comer helado?—. Suspiré pesado para después asentir.

—Claro…—. Susurré.

Comenzamos a caminar mientras me platicaba lo que había sido de su vida, pero hubo un momento en el que teníamos que hablar de el pequeño.

—¿Y… puedo verlo más seguido?—. Apreté los labios.

—Adriel, ve a jugar andá—. El salió corriendo.

—El no sabe que eres su padre, siquiera sabe de ti—.  Solté.

—¿Eso que quiere decir?—. Lo miré.

—Que si podrás verlo, pero tendrás que esperar a decirle, será complicado para el asimilar que su padre eres tú y no…—. Me corté.

—¿Y no?—. Sonreí.

—No… Jared, aunque sabe que no es su papá biológico lo ve como uno…—. El asintió.

—Me alegra haberte encontrado en el hospital—. Me burle.

—Pues a mi me da igual—.

ONE SHOTSWhere stories live. Discover now