100- Adrik Cash.

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Perfectos mentirosos
Alex Mirez.

Adrik Caja

Apreté mis puños mientras miraba a mi hermana, la aborrecía, la odiaba, me lastimaba, solo pedía que ya me dejara en paz.

Si bien puedo ser la hermana mayor, eso solo hace que mi hermana pequeña me moleste sin parar, estoy tan arta que solo podía ignorarlo aunque quisiese gritarlo.

Minutos atrás había entrado al baño donde vaya casualidad había una navaja, no supe que pensaba simplemente subí la falda que tenía puesta y hice dos cortadas en uno de mis muslos.

Aunque las manos me temblaban mientras lo hacía no me había detenido, ahora ya tenía aquellas marcas aún en una tonalidad rosada y con sangre a su alrededor, pero nadie se daría cuenta de eso estaba más que segura.

Nos habías golpeado, gritado y maldecido, no me arrepentía de nada, solo necesitaba salir ya de ese lugar, no sopartaría nada una vez más, mi paciencia se había ido por culo.

Así que aunque eran las diez de la noche salí con el móvil descargado sin importante que mamá y papá me gritaron y el predecible y falso llanto de quien decía ser mi hermana.

Mientras caminaba me abrace a mi misma, pues comenzaba a hacer frío, y al parecer la temporada de lluvia se había acabado y justo llovía a finales de Agosto.

24 de agosto, buen día para discutir con tu hermana durante todo el jodido día, buen día para querer lanzarme de un puente.

Podía tener 6 de batería pero eso no quitaba el echó de que me encontrará escuchando música con mi móvil en modo avión.

Bueno después de unos minutos de verdad quedó en modo avión.

Pues lo había lanzado a el río para ponerme a llorar en la orilla de este.

A mis 19 años aún vivía con mis padres pues estaba en plena universidad, solo me dedicaba a ello, solo me dedicaba a estudiar, era la mejor en todo lo que podía, siempre dando lo mejor, siendo honesta con ellos y teniendo suficiente confianza solo para que ellos le creyeran a mi hermana la cual era una nefasta manipuladora de mierda que mentía cada vez que respiraba.

Comencé a llorar sin control alguno.

¿Cómo carajos ellos habían creído aquello?.

¿Tan poco les importaba?.

Pues eso parecía, una simple frase por parte de esa niñata había sido suficiente para que papá me abofetera.

Pues había dicho que era una cualquiera, que me había metido con su pareja y sobre todo que era toda una homosexual.

Mis padres son muy muy religiosos, con aquellas palabras fue capaz de destruir todo a base de mentiras.

¿Para que mierdas quiero a si jodido novio?, Es un pijo.

Y lo de homosexual, ese es muy mi problema, si bien puedo salir con chicas o chicos eso es lo de menos, pero está claro que a mis padres eso les interesa demasiado.

Mientras miraba y calculaba un aproximado de cuánto podría tener de profundidad, sentí una mano en mi hombro.

Volteé rápidamente mirando a un chico.

—¿Qué haces?, Oh espera que pregunta tan estúpida, no te interrumpo muere en paz—. Lo mire sin parpadear.

—Chico raro, fue un "gusto" — el me miró rápidamente.

No sé si creía que no me iba a lanzar o simplemente estaba bromeando, pero yo la verdad quería hacerlo.

Estaba arta de todos mis problemas, desde pequeña estaba repleta de problemas, la ausencia de mis padres de pequeña me llevó a "madurar" a una corta edad, pues mientras ellos se iba en las noches para ponerse los cuernos yo me quedaba cuidando a mi hermana, después el abuso que sufrí a mis nueve años y el cargar con el sin que nadie lo supiese, las falsas sonrisas y el daño mental de ver cómo mi padre golpeaba a mamá, de mirar a papá estar bajo las efectos de drogas, mis problemas de irá, mi depreciación, mi ansiedad, todo aquello sobrellevado lo yo sola.

Todo eso y más eran una razón para hacerlo.

Y así lo hice me deje caer de espaldas mientras sonreía, mire como el chico se acercaba a la orilla eh intentaba tomar mi mano pero yo caía feliz a este.

Cerré mis ojos cuando mi espalda impacto contra el agua fría y solté un quejido.

Mi cuerpo se hundía y mis pensamientos se perderían mientras sentía como me hacía falta el aire.

Y no, mi cuerpo no intento sobrevivir, aún cuando estábamos sufriendo y nos lastimabamos.

Una lágrima salió de mis ojos mientras sonreí acabado con el poco aliento que me quedaba.

Comenzaba a perder la conciencia cuando sentí que tomaban mi cuerpo para sacarlo del agua, una vez afuera simplemente escupí un poco de agua y miré a aquel chico del puente.

—¿Qué jodidas piensas?—. Dijo con mala cara.

—¿Acabas de arruinar mi muerte sabías?— El me miró de mala gana.

—Deverias agradecer que te eh salvado —

—No quería ser salvada — Negó.

—Eso está claro, igual no iba a dejarte ahí — apreté los labios.

—Ahora vete a tu casa, antes de que te resfries — lo mire sobre mis hombros.

—Prefiero morir de hipotermia— el negó.

—Andando — rodé los ojos y me levanté.

Mire sus ojos grises, aquellos que transmitían misterio y aburrimiento total.

—¿Cuál es tu nombre? — pregunté.

—Adrik— Asentí.

—Espero no volver a verte Adrik — el sonrió.

—Y espero que no sea en estas circunstancias, porque no pienso salvarte otra vez—. Sonreí.

—Tampoco quiere que alguien lo haga—.

Sin más dimos la vuelta cada quien por un lado contrario, esperando no volver a cruzarnos nunca más.

El con el recuerdo de una chica que intento quitarse la vida y yo con el recuerdo de que alguien le había salvado o quizás simplemente la había dejado vivir para seguro con aquella tortura.

ONE SHOTSWhere stories live. Discover now