Capítulo 03

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Pepa entró a la habitación de su hija mayor, caminando directamente a la cama donde Mirabel estaba durmiendo mientras Félix la seguía por detrás, Dolores había llevado a su hermano para recoger algunos bocadillos, todavía faltaban un par de horas para la cena, pero se había vuelto una costumbre para sus hijos comer algo entre comidas, así que los dejó ir.

Honestamente, la conversación con sus hijos salió tan bien como esperaba, sabía que su Dolores entendía toda la situación por como su hija derramó lágrimas de tristeza y frustración ante la situación de su prima bebé, así que su colina era Camilo, demasiado pequeño para discutir con él todo lo que había alrededor de la separación de la familia de Mirabel, su hijo era todo risas y diversión, pero lastima a su melliza y será mejor que reces. Así que, cuando creciera un poco más se lo explicaría todo y como llegaron a esta posición. Bien, podía con eso... Pero no tenía ni idea de como explicárselo a Mirabel.

Se subió a la gran cama de su hija, acercándose con cuidado a la pequeña niña que aún dormía, y con delicadeza, retiró los rizos rebeldes que caían sobre su frente.

—No quiero mentirle —le susurró a Félix con voz temblorosa, mirando por encima del hombro a su esposo, quien se sentó detrás de ella y su brazo se deslizó por su cintura en un agarre reconfortante —. Pero tampoco quiero lastimarla —Pepa no pudo evitar que la nube apareciera sobre sus cabezas —. Soleado, soleado, soleado... —murmuró, lo que menos quería era llover sobre la niña que seguramente hace mucho no había dormido —¿Y si se enoja con mamá? ¿Si crece guardándoles rencor a sus padres y sus hermanas? No quiero que ella se sienta así, pero no puedo mentir —el nudo en su garganta provocó que su voz temblara.

Félix depositó un beso en su hombro —. Mirabel es una niña inteligente, ¿las preguntas que dijiste que hizo? Significan que ella ha notado los cambios, y sabe cuando las personas le mienten —su marido suspiró —. Estoy decepcionado de Gus y Juli, esperaba algo mejor de ellos, y aunque tampoco me gusta la idea de decirle a una pequeña niña que sus padres ya no la reconocerán como su hija por órdenes de su propia abuela... No creo que haya una mejor manera de suavizar las cosas. Mirabel tarde o temprano se enterará de ello por sí misma y sería peor para ella, dolería muchísimo más para ella. La decisión de enojarse, de estar triste o guardar rencor es decisión de ella, Pepi, solo Mirabel sabrá que hacer con esos sentimientos, pero estaremos aquí para eso, ¿no? —Pepa soltó un suave sollozo, algunas gotas de lluvia cayeron, pero se detuvieron rápidamente cuando susurro "soleado" una vez más —. Intentaremos que nuestra niña crezca lo mejor posible, sé que ella no perderá su buen corazón, Mirabel es una superviviente, siempre lo ha sido.

Pepa asintió con una sonrisa, la nube gris comenzó a disiparse. Es cierto, Mirabel era una superviviente, su pequeña sobrina nació prematura, fue vigilada muy de cerca constantemente en caso de cualquier alarma, pero ella era una guerrera y nunca se rinde cuando se propone algo, ella arde como una estrella... Pepa también sabe que Mirabel sobrevivirá a esto.

La atención de ambos fue hacia la pequeña niña en la cama que se removió un poco, Pepa notó como su sobrina arrugó el entrecejo y lentamente comenzó a abrir sus ojos. Le sonrió con cariño —. Hey, nubarronita—saludó a su sobrina con cariño mientras la niña se sentaba en la cama y frotaba sus ojos con sus manos echas puños. Félix la soltó de la cintura y él se encargó de tomar los lentes de la niña de la repisa que tenía Dolores al lado de su cama, entregándoselos a ella —¿Dormiste bien? —le preguntó mientras le colocaba los lentes.

Mirabel miró a su alrededor, registrando el lugar en el que se encontraba, solo para volver la mirada a ellos — . Si.. —susurró la pequeña, bajando la mirada a su regazo solo para jugar con los volantes de su falda azul, haciendo una pequeña mueca triste.

Arde, mi bella estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora