Capítulo 18

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Isabela se quedó de pie en el umbral de la entrada al área de trabajo, sin poder evitarlo, una sonrisa se deslizó por sus labios mientras observaba a Mirabel junto a Susan frente al maniquí que portaba un bello vestido morado oscuro, siendo bordado con hermosos detalles de flores azul oscuro. La señora María había fallecido hace una semana, justo cuando la quinceañera de Isabela sería celebrada dentro de tres días, como María y Susan eran las costureras destacadas del pueblo, era normal que su abuela hubiera encargado el vestido a la tienda de los García, pero sabía que María seguramente no pudo finalizar el vestido, Susan hizo lo que pudo, pero entre su embarazo y su madre enferma, no le dedicó tiempo al vestido... Aunque, por un comentario que ha Susan se le escapó hace dos días cuando pasó a preguntar por el vestido por pedido de la abuela, se enteró que Mirabel había estado ayudando con el vestido a la anciana desde el mes antepasado en que se solicitó.

La relación con Mirabel estaba... lo mejor que podía estar, no han hablado desde el funeral de María, pero al menos Isabela ha podido manejar mejor la frustración que se acumula durante su día y no descargarla sobre Mirabel, eran pequeños pasos, se repetía a si misma, todo para no caer en los malos hábitos.

—Diría que tienes talento, pero eso sería caer bajo para mi —dijo, una media sonrisa se dibujó en sus labios mientras observaba como Mirabel soltaba un chillido (tan parecido al de Dolores) y giraba su cabeza violentamente para verla con ojos abiertos, como si la hubieran atrapado en medio de un delito.

—¡Isa! ¿¡Qué haces aquí!? —gritó Mirabel, sus mejillas se sonrojaron y miraba a todos lados como si no supiera que hacer, todo mientras Susan se reía en silencio por su reacción y se dirigía a una de las mesas de trabajo para dejar los materiales que había estado usando en el vestido.

—Bueno, solo quería pasar por aquí para ver como iba mi vestido —caminó hacia ella, parándose al lado de Mirabel y observando el vestido con ojos analizadores —, imagina mi sorpresa cuando veo que has estado ayudando a crear mi vestido —dice casualmente, mirando de reojo a su hermana menor, quien se encoge en sus hombros y muerde sus labios mientras juega nerviosamente con sus manos.

—Yo... ¡Lo siento!, ¡sé que no debería haberme metido con tu vestido! Pero la abuela María dijo que mis habilidades estaba lo suficientemente avanzadas como para participar en el diseño y en el bordado, yo le dije que no estaba segura, todo porque era tu vestido y te podría molestar que yo siquiera tocara tu vestido, pero la abuela María dijo que estaría bien si no te enterabas así que la ayude con el vestido, pero ahora ella se fue y Susan necesitaba ayuda para terminarlo ¡así que la estoy ayudando, pero si no quieres eso puedo dejarlo y—!

Isabela presiona su dedo índice contra la frente de Mirabel, logrando cortar la perorata de su hermana menor, quien la mira con ojos de cervatillo, incitándola a burlarse de la niña de nueve años, pero en cambio, resopla con exasperación, poniendo en blanco sus ojos con cariño mientras se cruzaba de brazos —. Sólo cállate y dime, ¿tú escogiste los colores? —preguntó con genuina curiosidad, Isabela esperaba que el vestido fuera rosa, pero en cambio, era de colores oscuros.

—Lo hice —aceptó Mirabel, haciendo un pequeño puchero —¿Te... Te molesta? No sé porque, pero no creo que el rosa sea tu color, creo que cuando era pequeña una vez nos dijiste a Lulu y a mi que odiabas el rosa, no sé si eso cambió porque nunca has dejado el rosa, por eso sugerí esos colores, perdón, debía preguntar y no asegurarle a la abuela María que esos colores deberían ser los de tu vestido.

Isabela no pudo evitar la sonrisa que se formó en sus labios, sintiendo ganas de comenzar a reírse histéricamente por esto... Incluso si Mirabel debió de olvidar eso, ella lo recordaba y trató de complacerla a pesar de comportarse como una bruja con ella. Egoístamente, Isabela se sentía feliz —. Gracias, Mirabel, me gustan los colores, a pesar de haber sido escogidos por ti.

Arde, mi bella estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora