Capítulo 12

2K 174 141
                                    

N/A: Recuerdo que alguien comentó antes que quería ver la perspectiva de Julieta, no sé si fue aqui o en Ao3, pero quise hacerlo. De lo que si estoy segura es que en Ao3, alguien me pidió que escribiera una escena de Mirabel llamando a Dolores "hermana" frente a Isabela, así que... esto pasó.

~~~~~

Julieta es la hija perfecta de Alma, desde que era muy pequeña, después de todo, ella era la más tranquila de los trillizos y la primera en nacer. Su madre siempre parecía cargar con un enorme peso en sus hombros, Julieta pudo verlo desde que era muy pequeña, así que ella siempre intentó ser la mejor para su madre, necesitaba ayudarla, evitando meterse en problemas, sumergiéndose en las ilustraciones de los libros mientras aprendía a leer, dónde Pepa y Bruno se divertían y le provocaban sustos a su madre, ella permanecía en silencio con un libro. Julieta siempre escuchaba a su madre y la ayudaba con sus hermanos, intentando mantenerlos fuera de los problemas.

Los dones llegaron a ellos por primera vez, y ella amó su regalo, porque con el podría ayudar a todos, ella podía sanar a través de la comida, quizás tardó un poco en descubrir cual era su regalo, los de Pepa y Bruno fueron más evidentes cuando llegaron, pero Julieta lo descubrió solo unas horas más tarde, cuando preparó una arepa improvisada y se la dio a Pepa quien se había caído y lastimado las manos. Julieta había estado aprendiendo a hacer arepas con su madre, ésta no era la mejor, pero era comestible y animó a su hermana, que en ese punto ya estaba empapada con lluvia, a comer la arepa especial que hizo solo para ella, y cuando Pepa mordió la arepa, sus manos se curaron... Julieta era capaz de sanar por medio de la comida, y para ella, ese fue el mejor regalo del mundo, ya que con él podría ayudar a otros, ayudar a su abatida madre.

Los años claramente pasaron, muchas cosas cambiaron conforme crecían, Julieta hizo más, y más, y más, su lugar familiar ya no era aquel árbol en el que se sentaba para leer, en su lugar, la cocina lo era. Pasó semanas aprendiendo a cocinar mucho mejor después de recibir su don, su madre la instruía la mayor parte del tiempo que podía, pero casi todo lo que Julieta aprendió fue gracias a los libros de recetas, después de todo, su madre tenía que encargarse del pueblo, de educar a Pepa con su don y también a Bruno, a quien solían llegarle visiones repentinas de la nada, dejándolo exhausto. Julieta se perdió en las paredes de la cocina durante horas a la tierna edad de cinco años, se cortó los dedos innumerables veces, se llegó a quemar la piel con aceite, fue doloroso el rápido aprendizaje que tuvo, siempre maniobrando peligrosamente sobre una silla ya que no tenía la altura para alcanzar las repisas o la estufa, pero ella tenía comida mágica, así que cuando ocurría un accidente, solo una mordida a la comida bastaba para curarse y volver al trabajo. Porque ella quería cumplir con las expectativas de su madre, porque escuchó atentamente a su madre cuando les explicó a sus hermanos y a ella que claramente la razón por la que la vela mágica los bendijo con dones fue para que pudieran retribuir la protección que la magia les daba.

Su madre a veces hablaba con ella en privado, semanas posteriores a que recibieron sus regalos, Alma siempre le decía que estaba preocupada de no poder retribuir correctamente a milagro, que era su temor que si ella y sus hermanos no usaban sus regalos para ayudar a la comunidad la vela se llevaría la magia y los dejaría desprotegidos, los miedos de su madre se volvieron suyos de inmediato, así que Julieta fue una hija dedicada, tranquila y muy trabajadora, preparando montones de comida para distribuir en el pueblo y curar a quienes se hirieran en el transcurso del día. Ella fue introducida a contribuir en la comunidad a la edad de cinco años y tres meses, cumpliendo un papel de sanadora. Alma siempre la elogió, y también nunca podría darle un "no" por respuesta, porque ella era su hija perfecta, la que hacia más fácil llevar el peso del pueblo, su madre tomaría su mejilla con dulzura, se lo pediría y Julieta aceptaría ayudarla sin dudarlo, porque su madre cargaba con muchas cosas y era su deber como la hija mayor ayudarla, así que sería la sanadora, sería la mediadora y sería la que fácilmente accedería.

Arde, mi bella estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora