Capítulo 13

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Mirabel tenía mucha curiosidad por los instrumentos musicales cuando recién iba a cumplir los nueve años, al ver como los músicos de la plaza disfrutaban tocar con mucha emoción los instrumentos, ella de inmediato se sintió atraída a aprender. Fue directamente a su papá para eso, después de todo, él era el mejor con todo eso de la música y el baile, si a alguien deseaba pedirle un consejo más que a nadie ese seria su papi. 

—¿Quieres aprender a tocar un instrumento? —le preguntó su papi mientras caminaban por el mercado, Mirabel siempre amaba acompañar a Félix cuando era día de comprar nueva despensa.

—¡Muchos! —dijo ella con emoción, logrando sacarle una risa a su papi.

—Bueno, sabrás que la banda del pueblo son muy amigos míos —tarareó Félix con una sonrisa pícara —. Podría pedirles que te enseñen —murmuró, adquiriendo una expresión pensativa en su rostro.

—¡Quiero! ¡Quiero! ¡Quiero! —chilló Mirabel con emoción, sujetando el brazo de su papi y dando saltitos en su sitio, mirándolo con sus ojitos de cachorro —¿Puedes? ¿Puedes? ¿Puedes? —pidió haciendo un puchero, Félix solo resopló con cariño, solo para después besarle la frente.

—Claro, mija —respondió él con una sonrisa, reanudando el paso para ir directo al siguiente puesto que debían visitar, Mirabel felizmente le siguió el paso por medio de pequeños saltitos —. Pero tienes que saber, que aprender a tocar un instrumento requiere mucha dedicación y corazón de tu parte, no solo es un sonido que crearás con un objeto, es mucho más que eso, y debes entenderlo —Mirabel repentinamente volvió su mirada hacia él, viéndolo con confusión mientras caminaba normalmente de nuevo —. Bueno, mis amigos te lo enseñarán, así que por ahora, terminemos de hacer las compras —la niña asintió de acuerdo con eso, y ambos siguieron con el día de compras.

Cuando Félix le contó a Pepa sobre la petición en la tarde de ese mismo día, Mirabel tuvo que evitar comenzar a reírse junto a Camilo, su mami miró a su papi como si fuera a clavarle dagas, no por lo que Mirabel había pedido, sino porque papi no se había despedido de ella correctamente, mami había estado esperando a que volviera para que al menos la saludara como se debía, pero papi fue directo a hablar sobre lo que Mirabel le había dicho y Pepa se encontraba irritada por eso. Dolores tuvo la amabilidad de explicarles eso cuando los mellizos se mantuvieron sentados en las escaleras viendo a sus padres, su mami aplicándole la ley de hielo a papi, y él intentando contentarla a ella.

No se rían—les había susurrado Dolores a modo de regaño, pero su hermana también estaba evitando no dejar que una sonrisa se deslizara en sus labios.

Félix finalmente había logrado hacer reír a Pepa, y como si fueran una sola mente, Camilo y Mirabel virotearon felices al mismo tiempo, claramente apoyando a su papi. Pepa de inmediato los volteó a ver con una ceja arqueada y puso sus ojos en blanco con una sonrisa cariñosa.

Una vez las cosas se calmaron, se dirigieron a lavar sus manos para sentarse en la mesa del comedor.

—¿Quieres aprender de los músicos a tocar instrumentos, nubarronita? —le preguntó su mami mientras les servía la cena a sus hermanos y a ella, Mirabel asintió —. Mmm —tarareó en voz baja, Mirabel sabía que su mami estaba pensando cuando hacia ese sonido, así que esperó paciente sin dejar de mirarla mientras balanceaba sus pies en el aire (aún necesitaba crecer más, sus pies todavía no tocaban el suelo cuando se sentaba en su silla) —. Si es así, ¿vas a descuidar tu asistencia a las clases de María? —le preguntó, sentándose en la silla que era de Camilo, su hermano aún estaba metido en el baño muy seguramente, Dolores ya estaba en su sitio habitual, y su papi estaba ayudando a su mami a poner la mesa.

Arde, mi bella estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora