Capítulo 17

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Pepa escucha en silencio las palabras del sacerdote mientras imparte la misa, el velorio de María comenzó temprano esa mañana, ya que Susan no deseaba postergarlo tanto, quería que su madre tuviera una despedida digna, además, Pepa sabía que Susan quería que el velorio de su madre se llevara a cabo lo más rápido posible por Mirabel, quien conociéndola, se abría aferrado a la anciana demasiado, y tanto Susan como Pepa y Félix, estaban preocupados de que su niña no quisiera dejar ir a María.

Suspiró, mirando de reojo a su lado izquierdo para ver a sus hijos, Dolores y Camilo tenían a Mirabel en medio de ellos, cada uno tomando su mano mientras escuchaban atentamente la misa. Su pequeña hija estuvo muy callada desde el día anterior a la noticia y Pepa te aseguraría que está muy preocupada por ella, temerosa de que Mirabel esté reprimiendo sus emociones, y se está asegurando de charlar con ella más tarde.

Pepa vuelve la vista hacia el frente y observa la corona de flores, notando el juego que la conforma y una curiosidad emerge. Mirabel llegó a la casa de María con un ramo de flores del mismo juego, y resulta que Isabela fue quien hizo la corona... Félix incluso dijo que Mirabel se quedó atrás cuando acordaron ir a reunirse con Susan y ella, pero que, cuando Mirabel salió de Casita, traía el ramo de flores junto a una pequeña sonrisa en sus labios mientras abrazaba las flores contra su pecho.

Pepa dirigió su mirada hacia la otra banca para mirar al lado de Julieta, entonces lo notó, Isabela miraba a Mirabel con preocupación apenas disimulada, solo cuando sus ojos se encontraron con los de Pepa, fue cuando Isabela trajo de nuevo su expresión neutra y volvió la mirada hacia el frente. No fue muy difícil atar los hilos para Pepa, quien te asegurara, que si puede tomar este momento para detener la guerra que hay entre Isabela y Mirabel, lo tomara. Pepa no es para nada despistada, por supuesto que sabe como se tratan la mayor de los nietos y la menor, en ocasiones, Pepa y Félix han regañado a Isabela cuando molesta a Mirabel y ellos están pasando por ahí de pura casualidad, Mirabel tampoco ha sido fácil, devolviéndole palabras mordaces a Isabela casi sin titubear. Claro, Pepa está decepcionada de la actitud de Isabela, quisiera comprender que es lo que pasa por la cabeza de su sobrina para arremeter contra Mirabel, pero también comprende que la abuela tiene un agarre muy fuerte en Isabela y Julieta no hace mucho (si es que nada) para detenerlo, así que, por supuesto no culpará por completo a su sobrina, la influencia de los adultos en los niños puede ser desastroza, si ella es alguien para hablar de eso.

—¿Mamá? —la suave voz de Dolores la saca de sus pensamientos, dirigiendo sus ojos hacia su hija mayor a su lado —. Ha terminado —le avisa en un tono que solo ella podría oír. Pepa mira a su alrededor, notando como ha terminado la misa, así que vuelve los ojos hacia Dolores para asentirle con la cabeza, así, Dolores tira suavemente a Mirabel, quien le dirige la mirada confundida, entonces, la adolescente lleva a su hermana fuera de su lugar para reunirla con Susan, mientras Camilo se acerca a Pepa y la toma de la mano, observando a sus hermanas.

Félix envolvió su brazo en la cintura de Pepa, los tres observaron como Dolores entregó a Mirabel con Susan, quien con un bebé en uno de sus brazos, tomó con su mano libre la mano de Mirabel mientras varios varones recogían el ataúd. Entonces el recorrido inicio, Susan llevaba a Rosa María en su brazo y a Mirabel de la mano, Dolores iba solo un paso detrás de su hermana menor, mientras que Félix, Camilo y ella siguieron a unos pasos detrás con el resto de participantes del funeral.

[...]

Pepa observó a sus hijos junto a Félix cuando los niños iban caminando frente a ellos, siguiendo el camino habitual para llegar a Casita. Mirabel iba en medio de sus hermanos, ambos tomando sus manos mientras caminaban en total silencio. Pepa miró con tristeza a su hija pequeña, notando que mantenía la mirada clavada en el suelo. Suspiró, el proceso de duelo en los niños es diferente al de los adultos, de eso no cabe duda, pero Mirabel no es como los demás niños, es más lista y más madura que la mayoría, así que Pepa está un poco preocupada por su hija.

Arde, mi bella estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora