Capítulo 10

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N/A: Si comentas primero te dedico el próximo cap >:)

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Pepa reconoce que es una persona que puede guardar resentimiento hacia los demás. sobretodo si has lastimado a alguien que ella ama. No hay como borrar ese resentimiento hacia ti, puede intentar perdonarte, pero jamás olvidará lo que hiciste. Así que, para ella no es una opción ayudar a regar los nuevos cultivos sembrados de la familia Suaréz, porque esos idiotas hablaron mal de su querida sobrina hace cinco meses y no le importa si se disculparon con ellos, porque Pepa está segura que si ella y su marido no se hubieran enterado, habrían solo hablado más de Mirabel, además, era una tontería que intentaran hablar tonterías de su niña, es decir, puede que Dolores en ocasiones no pueda concentrar su audición como le gustaría, pero ella puede ser capaz de identificar los susurros maliciosos, y obviamente que les diría si decían alguna estupidez mal intencionada.

Por lo tanto, sí, Pepa es una persona resentida, y los Suarez tuvieron suerte de que no los golpeó con un maldito rayo, porque honestamente las ganas no le faltaron para hacerlo. Claro que lo sucedido con los Suarez y los Pineda fue una muestra suficiente para que el pueblo mantuviera su boca cerrada y no crearan rumores estúpidos alrededor de Mirabel, y ciertamente, evitó también que los niños tuvieran pocas intenciones de molestar a la niña, porque siendo francamente honestos, los niños pueden llegar a ser crueles cuando encuentran algo que es diferente o fuera de la norma, en este caso, sería Mirabel quien se sale de la norma de la familia Madrigal. Dolores le contó hace dos meses, como algunos de estos niños fueron unos valientes (estúpidos) y le dijeron a Mirabel que ella era adoptada en la familia, que no pertenecía y que por ello no había recibido un don... Pepa estaba furiosa y estaba dispuesta a darle un jalón de orejas a esos niños y a cuestionar a sus padres la clase de educación que les habían dado, pero su hija mayor la tranquilizó, diciéndole que ella misma se había encargado del problema. Pepa jamás olvidará la sonrisa de satisfacción que Dolores le mostró cuando se lo dijo, y sabía que su hija había llevado su don como intermedio para advertirles a los niños que no se metieran con Mirabel. Pepa honestamente estuvo orgullosa de su hija.

—Pepa, los Suarez ya se han disculpado por ese incidente —le dijo su madre con un suspiro agotado, había intentado hacerla cambiar de opinión desde que el día inicio.

—No me importa, pueden regar sus cultivos de la manera tradicional, yo no pondré un pie en su casa —aseguró sin titubear, una de las lecciones que intentará seguir manteniendo es decirle a su madre "no" y que ella acepte su postura —. Iré con los Narváez para regar sus cultivos hoy y después llevaré a mis hijos a un día de picnic, ya que se los prometí hace una semana —le dijo a su madre como punto final, dándose la media vuelta y caminando rápidamente hacia el patio de Casita, Pepa sabía cuando su madre estaría por comenzar una conversación pasiva-agresiva, en donde intentará convencerla de hacerlo, y la niña condicionada interior de Pepa terminaría resignándose a hacer lo que su madre diría, entonces, era su mejor movimiento dar las conversaciones por terminadas ella misma, alejándose de donde estaba su madre.

Su madre... Es otro punto en todo esto. Pepa no mentiría jamás y diría que las cosas con su madre volvieron a ser igual, Tardó al menos un mes de poder dirigirle más de tres palabras, su enojo si bien bajo un poco de nivel, eso no significaba que se evaporaría y lo dejaría pasar, era una llama que no se extinguiría nunca, porque una enorme decepción vino después del enojo que sintió por su madre. Alma la decepcionó con las acciones que hizo "por el bien del Encanto" y que dejaron marcada a una niña de solo cinco años. Pepa no perdonaría nunca eso, podía llegar a un acuerdo, pero nunca perdonar. Lo mismo sucedía con Julieta, con quien quizás tiene un enojo mucho más elevado que contra su madre, es decir, Julieta era la madre de la niña y no peleó lo suficiente por ella, eso definitivamente para Pepa no tenía perdón. Aún en la actualidad, Pepa apenas intercambia palabras con su hermana, Agustín y las niñas, quienes desaparecen en el pueblo durante casi todo el día, solo las vería en el desayuno y cena, y en el pueblo solo las vería de lejos, cumpliendo su rol en la comunidad. No malinterpretes a Pepa, ella ama a Luisa e Isabela, pero las niñas se han apegado tanto a las órdenes de abuela que ya no le dirigen la palabra ni siquiera a Dolores o Camilo, aunque bueno, sus dos hijos heredaron su carácter, así que ven a ambas niñas como el enemigo al no tener el valor de haberse puesto del lado de su hermanita, Pepa desearía poder cerrar esa brecha entre ellos, pero sabe que es imposible cuando su madre no ha retirado la indicación de que no deben dirigirle la palabra a Mirabel, así que los niños cargarán con esa división quizás por el resto de su vida.

Arde, mi bella estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora