01| Secreto

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"Secreto"
Narrador| Black

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El cuchillo incrustó el objetivo marcado en uno de los árboles y yo sonreí orgulloso.

—¡Le di!—gritó entusiasmada, y yo asentí.

—Nada mal para ser una escuincla.

—¡Hey, felicítame, me esforcé mucho!—se quejó y yo sonreí levemente, acercándome a ella para tomar de su cintura.

—Nada mal para ser una escuincla—repetí.

—Lo tomaré como un "ese fue un excelente lanzamiento cariño"—entrecerró sus ojos y yo reí, jamás lo admitiría en voz alta pero es exactamente lo que pensaba.

—Bien, deberías descansar un poco—propuse, y ella negó rápidamente. Últimamente se ha presionado mucho para entrenar, y me duele verla de esa forma, creyendo que en algún momento necesitará saber cómo defenderse de algo—bee, llevas horas acá afuera.

—Últimos lanzamientos y entro.

—No escuincla, vamos o entraré yo para que te coman los osos.

—¡Dijiste que no habían osos!

—Te mentí preciosa, ahora entra—señalé la entrada de la mansión y ella me miró con el ceño fruncido.

—Lo haré pero porque quiero, no porque me lo pides, además más cuidadito, ahora también sé lanzar cuchillos—sacó la lengua infantilmente y pasó por mi lado para caminar hacia la puerta.

—Eso me prende—solté, y le di una nalgada mientras mordía mi labio inferior, viendo como se volteaba, señalándome amenazante.

—Calenturiento—bromeó, siguiendo su camino hasta el interior de la mansión.

Vi a White y Clara sentados en el sofa, durmiendo mientras la película que estaban mirando se seguía reproduciendo.

—Este par—susurró Amaya, apagando la televisión y dejándolos dormir para que descansaran un poco.

Yo la seguí escaleras arriba, entrando en nuestra habitación y lanzándome en la cama para poder acostarme a su lado.

—¿Crees que me sirva de algo aprender todo esto para defenderme?—preguntó, girándose para recostarse de lado y poder mirarme.

—Creo que tú y Clara no han descansado bien por estar preocupadas por eso.

—Es que...

—¿Si, bee?

—Es que no quiero perderlos—susurró, y supe a lo que se refería. Tragué, posando mi mano sobre su mejilla—el día en el que tuvimos que pelear contra todos esos guardias, no aporté en nada.

—Logramos derribarlos—mencioné.

—White y tú lo hicieron—corrigió, y yo suspiré, de cierta forma me sentía algo tranquilo al saber que ella podría defenderse sola, pero me sentiría muchísimo mejor si ella no tuviese que aprender estas cosas para vivir a salvo.

A veces me pongo a pensar lo tranquila que sería su vida si no me hubiese conocido a mi.

No estaría en riesgo, y no habría pasado por horribles situaciones que vivió solo por ser parte de mi vida.

Jamás me perdonaría perder a alguien más.

—Estaremos bien, escuincla—murmuré, y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios en cuanto hablé.

Faceless Revenge ©Where stories live. Discover now