37| Alerta roja

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"Alerta roja"
Narrador| Amaya

—¿No van a decir nada?—inquirió White, y yo me volteé para verlo cruzado de brazos en los asientos traseros del auto.

—¿A qué te refieres?—soltó Black, conduciendo.

—Ustedes dos—dijo White, y yo reí nerviosa.

—Hablamos las cosas—contesté, alzándome de hombros y viendo la sonrisa en su rostro. Yo la devolví, agradeciendo internamente el hecho de que él también me ayudó a aclarar mis pensamientos antes de conversar todo con Black.

Se formó un silencio, pero no uno incómodo. El auto disminuyó la velocidad cuando al fin llegamos al barrio que marcaba el gps.

Pasaríamos a ver a Nerón y Alena para ver cómo estaba Carter, y luego, a la casa de Jax, para ver a Lorena.

Hace años, cuando molestaba amistosamente a Nerón y Alena, nunca me atreví a imaginarlos viviendo juntos. Sin embargo, era una sorpresa que me hacía feliz.

Mi celular vibró en mi bolsillo, y al pensar que podría tratarse de algo importante, me apresuré en responder, viendo que el contacto que me había llamado era de Jax.

—¡Hola Jax!

¿Mami?—la dulce voz de mi pequeña me alertó, notando su respiración desesperada.

—¿Lori, qué haces con el celular de Jax?¿Pasa algo?

Alerta roja—susurró, y la llamada se cortó.

—¡¿Lore?!—exclamé, aterrada. Me removí nerviosa en el asiento.

Alerta roja significaba que alguien estaba intentando hacerle daño.

—¿Qué pasa?—preguntó Black, y sentí el ardor en mi garganta antes de que mis ojos se humedecieran.

—Lorena—solté, entrecortadamente—pasó algo—y, en segundos, el auto aceleró. White bajó tan rápido como pudo para asegurarse de que Carter estuviese bien. Black siguió conduciendo, y mi corazón latía demasiado rápido por la extrema mezcla del terror que me daba que algo malo le pasara a Lorena, y lo rápido que estaba manejando Black.

Sentí su mano sobre la mía, y mis temblores disminuyeron cuando entrelazó sus dedos con los míos, llevando mi mano hasta la palanca de cambios para lograr conducir sin soltarme.

Las primeras lágrimas de preocupación cayeron, y apenas el auto se detuvo frente a la casa de Jax, me bajé sin siquiera pensar en lo que podía encontrarme al interior.

Corrí, empujando la puerta que ya estaba entreabierta. Había un silencio perturbador adentro, y lo único que alcanzaba a oír, eran mis propias respiraciones y pasos.

—¿Y Lorena?—susurró Black, y cuando me giré a verlo, vi la navaja en su mano. Negué con mi cabeza en desesperación, indicándole que no tenía idea de lo que pasaba—revisaré arriba, tú abajo—agregó bajo, y asentí.

Me encaminé a pasos rápidos hacia la cocina, sacando un cuchillo antes de buscar alguna señal de mi pequeña o de Jax.

Tragué, avanzando hacia la sala, y entonces, mis ojos se encontraron con un cuerpo herido sobre el suelo.

—¡Jax!—chillé, arrodillándome a su lado para intentar despertarlo. Su rostro tenía las notorias marcas de golpes mientras que en su blanca camisa habían ciertos rastros de gotas de sangre. Tomé cuidadosamente de sus mejillas—Jax...por favor.

Sus ojos se entreabrieron, y enseguida acaricié su cabello, intentando traer de vuelta su consciencia.

—Lorena...—susurró—ve por ella—agregó, haciendo un esfuerzo por levantarse. Limpié mis lágrimas, tomando con fuerza el cuchillo en mi mano derecha antes de besar su frente.

Faceless Revenge ©Where stories live. Discover now