31| El video

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"El video"
Narrador|Omnisciente

Débilmente camino fuera de aquel hospital, aferrándose de la pequeña cabina de teléfono con sus manos temblorosas por el frío. De su chaqueta sacó la pequeña tarjeta que, hace horas atrás, le habían entregado, marcando uno a uno los números en ella.

¿Amaya?—aquella voz adulta llegó a sus oídos, y suspiró, abrazándose a sí misma con su brazo libre.

—Jax, ¿podrías venir por mi?—preguntó tímidamente.

—Por supuesto que sí—respondió, al instante, y a través del parlante de aquel teléfono fijo, se escuchó el sonido de unas llaves—¿dónde estás?

—Frente al hospital, a unas cuadras de la casa en donde nos visitabas—susurró, mordisqueando una de sus uñas mientras veía por los vidrios de la cabina a las personas caminando.

¿Pasó algo?

—Me dijeron que...—hizo una pausa, pasando una de sus manos por su rostro, dándose unos segundos para respirar—que una de las causas de mis mareos y dolores fue mi ataque de pánico.

¿Una de las causas?—preguntó curioso—¿hay otra?

—Nada importante—evadió ella, despidiéndose para cortar aquella llamada antes de que las primeras lágrimas escaparan traviesamente de sus ojos.

Salió de la cabina, siendo azotada por el frío mientras se encaminaba hacia un callejón cercano, y, por supuesto, iluminado.

Se sentó en el suelo gélido, reposando su espalda en aquella pared de cemento para lograr desahogarse en silencio.

Justo ahora, su propia mente enviaba punzadas a su corazón, porque lo único en lo que podía pensar, es que estaba sola, y que si algo sucediera, marcar el número de Black no sería correcto.

Tal vez él no volvería a correr si ella está en peligro.

Tal vez ya no le importe.

Sacudió su cabeza, intentando pensar en algo más, y fue entonces cuando el sonido de unas pisadas acercándose a ella, seguido de la sombra de alguien parándose justo en frente, la obligó a alzar su mirada.

Se petrificó en ese mismo instante, y lo primero que atinó a hacer, fue levantarse, dándole un fuerte empujón a la pelinegra frente a ella para ganar ventaja y salir corriendo.

La alcanzó, tomando bruscamente de su cabello para arrastrarla a fuerzas hacia el interior del callejón, buscando un sitio carente de iluminación.

—¡Sueltame, Valeria!—gritó, siendo silenciada por un golpe en su mejilla, el cual, por supuesto, devolvió con una patada.

—¡Me quitaste todo!—exclamó su prima, en respuesta.

—¡¿Yo te quité todo a ti?!—vociferó, perdiendo la cordura. No le importó romper en llanto, y tampoco dejar ver su odio. Intentó abalanzarse contra ella, por un rápido movimiento la alertó, notando que sacaba un arma, apuntando con extraña confianza.

—Aguanté años de sufrimiento para lograr heredar algo de la mafia, y ustedes simplemente deciden asesinar al único aliado que teníamos, ¡gracias a ustedes nos fuimos a la mierda!

—Deberías estar agradecida que ya no debes estar en ese mundo de mafias—soltó Amaya, incrédula mientras retrocedía un paso lentamente.

—No te muevas, maldita sea—amenazó, aún apuntando aquella pistola—quería a Blaise, ¿y ahora? es tu familia, no la mía.

Faceless Revenge ©Where stories live. Discover now