06| Cambio de rol

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"Cambio de rol"
Narrador| Clara

⚠️Advertencia +18

La nostalgia se apoderaba de mi. Estábamos los cuatro sentados alrededor de la vieja mesa de madera, escribiendo todo lo que se nos viniera a la mente.

Realmente recordar los días en los que los conocimos me producía algo en el corazón, y no sé qué exactamente, pero supongo que lo más cercano a describirlo es nostalgia.

El ambiente era incómodo, llevábamos minutos escribiendo teorías cada uno, pero después de que White detuvo la discusión entre todos, no pudimos hacer como si nada pasara.

—¿Tienen algo?—preguntó White, y yo asentí, aún en silencio—no se me ocurre nada.

—El asesino que nos persiguió trabaja para la mafia Hood—soltó Amaya, directa.

—Entonces, ¿creen que ese asesino está contratado para hacer sus trabajos sucios?—inquirió White, y ambas asentimos.

—Sí, ellos mandan a matar a los políticos que les conviene, y ahora intentaron encargarse de nosotras también—comenté, señalando los bocetos que Amaya y yo habíamos dibujado para explicarnos mejor.

—Nuestro problema no es él, es la mafia—Black interrumpió.

—Pues si lo hubieses visto no dirías eso—dije, cruzándome de brazos—era literalmente como ustedes, lanzaba cuchillos, sabía pelear, e incluso parecía conocer nuestros movimientos porque los esquivaba todos—agregué, frustrada.

Los chicos nos habían enseñado básicamente todos los movimientos que ellos hacían, y si ese idiota nos esquivaba a nosotras, significaba que también podría esquivarlos a ellos.

—¿Qué?—soltó White, alzando una de sus cejas—los movimientos que ustedes aprendieron no los conoce nadie más que nosotros.

—Pues él si los conocía—respondió Amaya, y yo asentí dándole la razón.

Otra vez nos quedamos en silencio, intentando evitar contacto visual. Yo tomé el lápiz, haciendo como si escribiese algo, hasta que oí a Black suspirar.

—Es suficiente—sentenció, y alcé mi vista para mirarlo—lo sentimos, ¿de acuerdo? pero si ustedes hubiesen estado en nuestro lugar hubiesen hecho lo mismo.

—No nos hubiésemos ido sin ustedes—dije, frunciendo el ceño.

—¿Y la vez que fueron a la mansión de nuestro tío ustedes solas?—White habló, recargándose en el respaldo de la silla y mirándome serio—nos dejaron atrás y se arriesgaron ustedes dos.

Tiene un buen punto.

Pero es diferente.

—No los dejamos atrás para protegerlos, los dejamos atrás porque no sabíamos dónde estaban—argumenté, y Black negó.

—¿Es decir que si les dijeran que el blanco somos nosotros, de todas formas nos dejarían ir con ustedes?—cuestionó, y mordí mi labio, pensando en qué responder—sólo aceptemos las cosas, los cuatro somos igual de idiotas y tercos.

Faceless Revenge ©Where stories live. Discover now