CAPÍTULO 3

280 18 2
                                    

Cuando me desperté inmediatamente recordé lo de anoche. Las imágenes del encuentro con Tasha y de nosotras coqueteando me inundaban dejando una sensación caliente en la boca del estómago. Sonreí cuando pensé en verla otra vez hoy. Estaba realmente bastante entusiasmada por verla de nuevo, aunque sería con toda su familia allí.

Di una vuelta para mirar la hora y ahogué un grito. Carajo, ya pasan de las doce, ¡ella estará aquí en menos de una hora y media! Salté de la cama y me lancé escaleras abajo buscando a mamá. No tenía ni idea de qué usar para una boda; asumía que unos jeans y una camiseta serían algo impropio.

—Mamá, voy a una boda esta tarde, ¿qué debería ponerme? —grité cuando irrumpí en la cocina a toda velocidad.

Mis padres sonrieron y me miraron confundidos. —Buenos días a ti también, brujita —se rió mi papá.

—Cierto, lo siento, buenos días. Mamá, ¿que debería ponerme? —repetí, mirándola en un tono suplicante.

—¿Vas a una boda? ¿De quién es? Yo no sé de nadie que vaya a casarse. —Ella frunció el ceño y me miró como si yo hubiera perdido el juicio.

—El hermano de una amiga se casa. Su cita se retractó en el último momento, así que me pidió que fuera con ella —mentí, encogiéndome de hombros. No podría decirles exactamente que era la barman que conocí en el club y con la que salí a escondidas la noche pasada mientras ellos pensaban que yo estaba en un maratón de películas en casa de Pietro.

—Ah, de acuerdo. Bien, qué te parece si tomas prestado mi vestido sin tirantes, el que tiene las rosas rosadas que usé para el Bautizo de Kara —ofreció ella.

Jadeé y la miré con los ojos bien abiertos.

Wow, ese vestido es hermoso. —¿En serio? Me encantaría —salí entusiasmada, tratando de no dar brincos sobre el piso. Estaba bastante segura de que tenía los mejores padres del mundo. El gusto para vestir de mamá era imponente. Agradecí a las estrellas lo afortunada que era de que tuviéramos la misma talla, porque a menudo, yo usaba más su ropa que la mía.

—Ve a prepararte. Lo arreglaré para ti... ¿A qué hora te vas? —preguntó ella, levantándose de la mesa. Mi papá se levantó también y sirvió un vaso de zumo, ofreciéndomelo cuando pasó caminando, besando mi frente.

—Gracias, papá. —Me giré hacia mi mamá.

—Tasha llegará aquí para recogerme a la una y media. —Me bebí a tragos el vaso del zumo tan rápido como pude, impaciente por ir a ducharme y tener tiempo de arreglarme el cabello.

Me apresuré en la ducha y sequé rápidamente mi pelo, levantándolo en un moño elegante y alacié los mechones sueltos alrededor de mi cara y mi flequillo. Una vez que me maquillé, me puse el vestido y me miré en el espejo. Sonreí, contenta con el resultado.

Mi pelo castaño se veía mejor de lo que yo creí que podría y mis ojos verdes centelleaban con entusiasmo. El poco maquillaje que me había puesto complementaba mi aspecto perfectamente. El vestido era hermoso, y se adhería a mí en todos los sitios correctos, mostrando la cantidad justa de escote.

Suspiré felizmente y agarré mis zapatos y monedero, dirigiéndome abajo mientras me los ponía. Mis padres se habían marchado ya; ellos iban a visitar a algunos viejos amigos y no estarían de vuelta hasta tarde.

Anduve por la cocina nerviosamente hasta que el timbre sonó. Prácticamente salté a la puerta, alisé mi vestido y respiré hondo antes de abrir. Mi aliento se atoró en mi garganta cuando la vi. Ella se veía increíble en un traje negro que se ajustaba a su cuerpo, camisa blanca con una corbata azul pálido.

Cuando el verano termina  (Adaptación Wandanat)Where stories live. Discover now