CAPÍTULO 7

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Oh, no, de verdad ya he tenido suficiente. Mi cuerpo entero estaba temblando de frío, mis ropas estaban mojadas, mi perfecto pelo lacio estaba ahora goteando y colgando como colas de rata alrededor de mi cara ¡Debo parecer extremadamente atractiva!

—Tasha, ya tuve suficiente —grité. Yo a propósito me había quedado escondida en un lugar seguro y agazapada detrás de una de las vallas del lado de la pendiente.

—Bien, de acuerdo, vamos —gritó en respuesta. Su voz era divertida pero a la vez desafiante.

No parece querer decir eso, solo quiere que yo salga de mi lugar seguro. Maldita chica competitiva.

—En serio, ya tuve suficiente, tengo frío. —Me volví y eché un vistazo en dirección en dónde Natasha estaba escondida. Una bola de nieve zumbaba en mi dirección. Me las arreglé justo a tiempo para mantener mi cabeza por detrás de la valla. Dios, es una buena lanzadora.

—Tasha, por favor, ¿podemos irnos? Te prometo que tuve suficiente —rogué.

—¿Es un truco?

—No, lo prometo —me comprometí—. Estoy saliendo. —Me impulsé fuera, saliendo con las manos arriba en señal de rendición. Casi inmediatamente diez bolas de nieves volaron hacia mí. Grité y salté otra vez tras la valla. Gemí. ¡No quiero quedarme toda la noche aquí!— Natasha, ¡tengo que hacer pis! gimoteé.

Podía escuchar a Natasha riéndose y hablando con los miembros de su equipo.

—Bien, ven entonces, sal, y nos iremos —gritó, sonando más genuina esta vez. Salté de nuevo la valla. Nada voló en dirección hacia mí así que salí lentamente. Exhalé un suspiro de alivio cuando no pasó nada mientras caminaba hacia la pelirroja. Ella estaba de pie en un lado esperando por mí junto a la puerta del personal.

Yo estaba a mitad de camino cuando el equipo de los chicos dio con todo. No había ningún lugar donde cubrirse. Todo lo que pude hacer fue volver mi espalda y cubrirme la cabeza mientras era cubierta por todas partes con nieve. De repente, unos brazos me envolvieron, empujándome a un lado. Giré mi cabeza para ver que Natasha me había envuelto alrededor de forma que los misiles le estaban dando a ella en vez de a mí. Estaba riéndose lo cual hacía que su pecho vibrara contra mi espalda mientras presionaba su mejilla en lo alto de mi cabeza, cubriéndome completamente.

—Parará en un minuto, luego huirán corriendo y entonces nosotras correremos para irnos —aseguró todavía riéndose.

—¿Este era tu plan? ¿Traerme a campo abierto?

La acusé falsamente, jugando, presionándola más cerca, adorando la sensación de su calidez contra mi cuerpo frío.

—No, les dije que íbamos a parar, estuvimos de acuerdo, luego todos empezaron a dispararte cuando tú estabas a mitad de camino —replicó sacudiendo la cabeza—. Están parando; prepárate para correr por la puerta del personal.

Luego de algunos segundos, se separó de mí y agarró mi mano arrastrándome a toda velocidad hacia la salida.

—A la misma hora la semana que viene, chicos —les gritó cuando llegamos a la puerta. Me empujó primero y cerró la puerta de un golpe cuando unas pocas bolas de nieve chocaron contra la puerta causando un gran estruendo.

Estallé de risa. —Eso en serio fue divertido —admití, agitando mis manos, tratando de calentármelas. Caminó hacia mí y tomó mi cara entre sus manos. —Parece que estás congelada.


—Me siento congelada. Mis dedos están adormecidos —dije haciendo un mohín.

Ella sonrió y tomó una de mis manos que estaban rojas, levantándola hacia sus labios, colocó dos de mis dedos en su boca. Estaba tan caliente que jadeé excitada. Sus ojos nunca abandonaron los míos mientras sacaba y se colocaba otros dos. No tenía la menor idea acerca de lo caliente que estaba que coloqué mi otra mano en su camisa, luego por su estómago, tratando de no mostrarme desesperada a la reacción que me hacía su cuerpo, y sentirla. Tasha gruñó y su cuerpo se puso rígido, sus ojos se ensancharon mientras mi mano calentaba su cuerpo y ella me chupaba los dedos. Podía sentir mi cuerpo caliente, temblando.

Cuando el verano termina  (Adaptación Wandanat)Where stories live. Discover now