CAPÍTULO 26

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Cuando la película terminó me sentía enferma. Un viaje en auto con ella significaba besarme; desde fuera la cita probablemente parecía que iba bien. Probablemente ella esperaba besarme en la puerta como mínimo. Pietro asintió para darme valor mientras nos despedíamos en el estacionamiento.

Me mordía las uñas mientras caminábamos hacia su auto. Ella aún sostenía mi otra mano; su pulgar dibujaba pequeños patrones contra mi palma mientras el silencio parecía sobrepasarnos a las dos. Sonreí agradecida cuando abrió la puerta para mí. Era un gesto dulce.

Hablamos sobre la película en el camino a casa, diciendo nuestras partes favoritas. Eso parecía llenar el incómodo silencio que se mantenía en el aire. Cuando nos detuvimos frente a mi casa miré hacia ella nerviosamente, sólo para ver que ya se había bajado del auto. Llegó a mi lado y abrió la puerta para mí, mientras yo sólo me sentaba ahí pensando qué diablos debía decir.

¿Pensará ella que la voy a invitar dentro o algo? ¿Será por eso que se bajó del auto? ¡Oh! Es que no tuvo suficiente de mi papá antes, ¿qué quiere entrar y verlo de nuevo?

—Agatha, no puedo invitarte dentro —murmuré, mirando entre elal y la puerta nerviosa.

Ella rió y sacudió su cabeza.

—Sólo iba a acompañarte hasta la puerta. —Tomó mi mano y prácticamente me arrastró por el camino hasta la puerta. Me sentí enferma. Mi corazón golpeaba tan rápido en mi pecho, a esta velocidad probablemente tendría un ataque cardíaco antes que me besara.

—Lo pasé bien, gracias —murmuré, aún un poco escasa de palabras. Ella sonrió y asintió.

—¿Piensas que podría invitarte a pasear mañana? —preguntó, mirándome esperanzada.

Por una vez estaba agradecida de tener una excusa y no tener que pensar en una.

—No puedo mañana, tengo planes todo el día, lo siento.

Ella pareció un poco desilusionada y yo instantáneamente me sentí culpable. Odiaba hacer sentir mal a la gente, que era usualmente por lo cual terminaba haciendo cosas que no quería hacer todo el tiempo, porque tenía problemas para decir no.

—Oh, está bien... supongo, Quizás el lunes en la escuela. ¿Podemos almorzar juntas o algo? —Ofreció nerviosa.

Oh demonios, otra cita. Bueno, más o menos otra cita. Yo quería decir no, quería empujarla hacia su coche y decirle que estaba totalmente loca por la profesora, pero todo lo que pude ver fue la cara de Pietro diciéndome que necesitaba seguir adelante, y la cara de la Srta. Danvers mientras flirteaba con Natasha y sus pequeños viajes de casa a la escuela juntas cada día esta semana.

Di un gran suspiro y me tragué la inmensa duda que tenía sobre si estaba lista para esto o no.

—Claro, almuerzo suena bien —acepté, tratando de sonar más confiada de lo que me sentía por dentro. Ella sonrió ampliamente.

—¡Genial! —dijo animada—. Bueno, buenas noches entonces y gracias por una gran noche. Se paró un poco más cerca de mí. Resistí el instinto de abofetearla mientras comenzaba a inclinarse hacia mí.

O mierda, solo házlo, Wanda, sigue adelante y deja de compararla con Natasha. ¡Natasha siguió adelante, entonces tú también deberías!

Los labios de Agatha presionaron los míos sólo por unos segundos y en ese momento no sentí nada. Nada de calor, nada de chispas, sin pasión que corriera por cada una de mis venas. Nada. Fue un buen beso, suave y dulce, pero no me hizo sentir nada. Obviamente sí le hizo sentir algo a ella porque se retiró y sonrió ampliamente como si hubiese ganado la lotería o algo. Forcé una sonrisa en respuesta.

Cuando el verano termina  (Adaptación Wandanat)Where stories live. Discover now