CAPÍTULO 20

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Por la mañana decidí que necesitaba dejar de estar tan afectada por Natasha, después de todo, nosotras no nos habíamos ni siquiera comprometido para largo. Me sentía estúpida por estar tan afectada por algo tan trivial después de ver a Kate llorar por su padre. Eso era verdadero dolor, era algo que afectaba, no una relación que apenas había comenzado. No había nada que yo pudiese hacer sobre Natasha ahora, claro que me encantaría verla otra vez y tenerla besándome y abrazándome.

Estaría mintiendo si dijese que no quisiera que ella me dijera que estaba equivocada y que podíamos estar juntas. Antes de que todo esto sucediese yo estaba loca por ella, y podía verme enamorándome perdidamente. Si las cosas hubieran continuado como iban, podría decir que habría sido el amor de mi vida, pero ahora había terminado y necesitaba dejar de estar tan obsesionada con ello.

Sería difícil viéndola cada día, pero necesitaba intentarlo y distanciarme de ella un poco y comenzar a verla sólo como mi profesora.

Cuando Pietro ingresó su coche en la plaza de aparcamiento el lunes por la mañana, me sentía mucho más positiva de lo que lo había estado la pasada semana. La detención en el almuerzo había terminado, así que era solo su clase lo que debía superar, pero aun así decidí centrarme en el trabajo de cálculo en vez de derretirme por ella. El aniversario de la muerte del padre de Kate dio a la situación un nuevo punto de vista para mí e hizo que, de algún modo, mis problemas pareciesen menores.

Seguí a Pietro al vestíbulo y paramos delante de nuestros casilleros, cogiendo los libros de la mañana. De la nada alguien me agarró desde atrás. Mi corazón se tambaleó y chillé del susto saltando en el aire. Me giré y vi a Kate riendo.

—¡Qué graciosa! —murmuré, golpeándola en el estómago con mi cuaderno.


Ella sonrió y echó su brazo sobre mi hombro.

—Lo siento, no he podido resistirme.


Eché una ojeada a sus pies para ver si llevaba sus nuevas zapatillas que elegimos ayer.

—¿Te quedan bien? —pregunté señalándolas.

Ayer había sido divertido. Era fácil —natural— tener a Kate alrededor, y aunque desperté tendida junto a ella por la mañana, eso, de todos modos, no nos había hecho sentirnos nada incómodas. Deseé calladamente poder sentir algo más por ella, pero no lo hacía. No había ninguna chispa. Yo quería de verdad a Kate, pero no de ese modo, no como una novia debería. No estaba segura de haberlo hecho. Pensé que la amaba así en aquel entonces, pero después de estar con Natasha y saber qué se siente al estar en ese tipo de relación, hacía que lo que Kate y yo tuvimos pareciese algo inmaduro y sólo un poco de diversión.

Ella asintió. —Sí —confirmó—. Tengo un par de entrenamientos después de clase esta semana, pero puedo encajar las clases el miércoles y el jueves. —Ladeó su cabeza.

—Formidable —sonreí.

El timbre sonó y ella se apartó de mí. —Chicos los veo en la comida —dijo mientras se dirigía en la dirección opuesta a donde era la primera clase mía y de Pietro.

Cuando ella escapó levanté la mirada vi a Natasha mirándome. Un ceño arrugaba su frente. Cogí mi último libro y caminé con Pietro hacia el gimnasio. Cuando nos cruzamos con Natasha, sonreí intentando ser educada.

—Buenos días, Srita. Romanoff —saludé intentando sonar segura de mí misma aunque mi estómago tenía mariposas.

Ella se movió incómodamente sobre sus pies. —Buenos días, chicas. ¿Han tenido un buen fin de semana? —Ella sonrió, pero me parecía forzada, no como las fáciles sonrisas que normalmente adornaban su cara.

Cuando el verano termina  (Adaptación Wandanat)Where stories live. Discover now