58. Esperanza.

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And when I felt like I was an old cardigan
Under someone's bed
You put me on and said I was your favorite

To kiss in cars and downtown bars
Was all we needed
You drew stars around my scars.

Cardigan, 
Taylor Swift.


Dante.

Mi agente me había puesto al corriente de la gira de promoción de mi nuevo libro. Consistía en viajar a varias ciudades del país, firmando los libros y ver y conversar con mis lectores. Podría decir que como escritor, le debía todo a ellos, y conocerlos siempre era un placer que me transmitía plenitud.

El cronograma tenía como primer lugar a Madrid, luego iría el resto de la semana de visita al resto de múltiples ciudades de España. En Italia sucedía de la misma manera, cuando me tocaba estar allí. Llevaba cierto tiempo sin hacer una gira por problemas de agenda, y estaba nervioso de volver a hacerlo. Cada vez que alguien se acercaba a la mesa y se enredaba con las palabras, disculpándose conmigo por estar nerviosos, no me reprimía de hacerles saber que estaba bien, y que honestamente me encontraba en el mismo estado que ellos.

—¡Dante! —gritó Jazmín, su voz sonando lejana.

—¡Estoy arriba! —respondí de vuelta.

Jazmín llevaba toda la mañana fuera de la casa y apenas nos habíamos visto antes de que saliera, debido a que cuando desperté ella no estaba. No tenía sentido que eso me hiciera echarla de menos, pero, ¿no todo respecto al estar enamorado carecía de razón? Puede que mientras no estuviéramos en ese estado pensáramos que jamás haríamos ciertas cosas, y entonces llegaba esa persona, y te hacía replantearte tanto que te veías traspasando ese límites que habías puesto.

Apareció en la puerta del baño, recostando un brazo levantando en el umbral y moviendo su cadera izquierda. Volteé a verla y la única reacción que ejecutó mi cuerpo fue una sonrisa.

—Estás muy bonita hoy —admití, fijándome en la falda que llevaba puesta junto con el suéter hecho a su medida.

Jazmín curvó los labios y sus ojos marrones parecieron cobrar vida.

—Gracias —habló y se acercó a pasos peligrosos hacia mi—. ¿Qué andas haciendo?

—Ayer se me olvidó afeitarme —Miré en el espejo la poca barba en mi mandíbula.

No me gustaba dejarla crecer, a mi parecer daba la impresión de darme unos años de más.

—Te ayudo —se ofreció, acortando la distancia y quedando pegada a mi cuerpo.

Bajé la cabeza, admirándola y ella se puso de puntitas, besándome y sin anticipación su lengua se deslizó por la mía. Emitió un sonido por lo bajo, parecido a un jadeo y eso me llevó a cubrir su cintura con mis manos y sostenerme de ese agarre.

Jazmín se separó, dejando su mano en mi pecho. Nuestras respiraciones aceleradas se mezclaban, haciendo eco entre las paredes del baño. Ella se subió a la superficie de mármol que conformaba parte del lavamanos, y abrió sus piernas para que me metiera entre la separación de éstas.

—Si me quedo de pie no va a ser cómodo, al menos así somos casi del mismo tamaño —murmuró, agarrando la crema de afeitar.

Las cartas de Dante © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora