𝑻𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂𝒄𝒊𝒏𝒒𝒖𝒆

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Su canción
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Editado.
Estuve toda la noche llorando, mi madre no sabía cómo tranquilizarme, y no le quedó otro remedio que llamar a Daniela, estaba destruida, me rompió, y con los pedacitos que quedaron me apuñalo, en su vida fui un juguete más, y me traicionó a sangre fría.

Ya no había que hablar entre nosotros dos, todo había terminado, estuve dos dias en mi casa encerrada, con las ventanas selladas y las persianas bajas, Mauro había venido mil quinientas veces, pero no lo escuchaba, le cerré la ventana en la cara y baje las persianas, no lo quería ver más, en si no quería ver a más nadie, pero mis amigos no pensaban igual que yo, hablé con mis abuelos y les pregunté si me podía ir con ellos a Uruguay.
Porque ya no quería estar acá, la estaba pasando mal, otro que fue el que vino a casa fue Enzo, recuerdo que se sentó en la punta de mi cama y me dejó llorar en paz, no emitió palabra, solo se quedó haciéndome compañía, hasta que no pudo más y me abrazo.

Yo lloraba descontrolada mente, mientras lo abrazaba, como si de una almohada se tratara, lloraba preguntándole ¿por que a mi?, porque Justo a mi.

—Lo que te está pasando a vos, también me paso a mi, tenes que seguir Gusti, no te podes rendir, porque aunque las cosas hayan sido un mierda, vos sos más que todos ellos.

Acariciaba mi cabello,, y yo humedecía aquella remera color gris.

—No pue...no puedo más.~

Dije, mientras lloraba como niña pequeña, recuerdo bien que ese día se quedó a dormir en mi casa, para que dejara de llorar, porque él me distraía y no me hacía pensar en más nada, me enseño a controlar el "sufrimiento" y expresarlo en la escritura, y me expresé tanto, que cree una canción, una canción para el.

—No sabes lo que te traje.

Acotó el castaño, entrando a mi cuarto, yo me encontraba sentada en mi escritorio, soltando algún que otro verso, en aquella libreta que Kevin y Daniela me habían comprado, alce mi vista y lo miré.

—¿Que trajiste?

Dije con un tono bajo, mientras observaba la caja que tenía en manos.

—¿Te acordas que te dije que tenías que escribir lo que te pasaba?

Asentí.

—Bueno, vos con eso creaste una canción, una que debe de ser expresada, que debe de ser cantada, por eso te traje esto.

Tiro todo lo que estaba en el escritorio al piso, menos la libreta que tenía, porque la agarre antes de que la tirara al suelo, puso la caja sobre el escritorio, y la abrió para dejar poder ver aquel piano.

Saco el instrumento de la caja, y lo puso sobre la mesa, estiro el cable, y lo enchufo para poder encenderlo.

—Pero, yo no sé tocarlo.

—Mejor, porque te voy a enseñar a hacerlo.

Estuvo literal tres horas enseñándome, cómo se tocaba, los tonos, las notas, y todo lo que conllevaba. Después de eso me dejó sola por unas horas, porque tenía que comprarle, no se que, a Tiago, me pregunto si quería acompañarlo, pero yo le dije que así estaba bien, entendió y me dijo que después venía.

𝐑𝐨𝐥𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 L.Where stories live. Discover now